“Usualmente, después de una temporada, hay un tiempo en el que Michael Jordan se toma un descanso. La noche en la que perdieron con Orlando, le dije: “Michael, me voy de acá. Decime cuando nos vemos”. Y el me respondió: “Nos vemos mañana””. Así narró Tim Grover, el personal trainer del referente de Chicago Bulls, la conversación que tuvieron tras la derrota ante el Magic en los Playoffs de 1995.
MJ ya había regresado a la NBA, luego de su primer retiro. El escolta llegó a disputar la segunda mitad de la campaña 1994-95. Con la número 45 de su espalda, como tributo a su paso por el béisbol, volvió a transitar su camino en la mejor liga del mundo. Sin embargo, la caída en la postemporada ante los de Florida le hizo comprender que todavía necesitaba reencontrarse con su mejor versión.
“Michael tenía una obligación a sí mismo, sus fans, compañeros, la organización, su familia y todos. El decía: “Si te vas a sentar y tomarte tres horas por día para verme por televisión, tengo una obligación de darte lo mejor de mí todo el tiempo”, agregó Tim Grover.
Para la temporada 1995-96, el elenco de Phil Jackson tuvo caras nuevas con respecto al plantel que había logrado el tricampeonato entre 1991 y 1993. Entre las incorporaciones, estaban Steve Kerr, Ron Harper, Luc Longley, Toni Kukoc, Randy Brown, Bill Wennington, Dickey Simpkins. Y además, había un nuevo jugador que formó un nuevo Big Three junto con Jordan y Pippen.
Dennis Rodman arribó vía intercambio con San Antonio Spurs para dejar atrás los conflictos que tuvieron durante los enfrentamientos entre Detroit Pistons y Chicago Bulls. El ex-integrante de los Bad Boys se disculpó con Scottie Pippen cuando le hizo una falta dura en el último duelo frente a frente, durante las Finales del Este de 1991. Y a partir de ahí, unieron fuerzas para ayudar a la franquicia de Illinois a retornar a lo más alto.
En la fase regular, el conjunto de la Ciudad del Viento hizo historia al terminar con un récord de 72 triunfos y diez derrotas. Esa fue la mejor marca de todos los tiempos, hasta que Golden State Warriors la quebró en 2016. Para eso, los Bulls terminaron con el mejor rating defensivo, permitiendo apenas 92,9 puntos por partido. Asimismo, lograron el mejor rating ofensivo, convirtiendo 105,2 tantos por encuentro.
EL TRAYECTO EN LA POSTEMPORADA
Chicago arrancó en los Playoffs barriendo en la primera ronda a Miami Heat por 3 a 0. Jordan, Pippen y Rodman superaron ampliamente al trío compuesto por Alonzo Mourning, Tim Hardaway y Rex Chapman. Luego, el elenco de Phil Jackson deslumbró en los partidos en el United Center y Madison Square Garden para imponerse en las Semifinales de la región sobre New York Knicks por 4 a 1.
El rival en las Finales del Este fue Orlando, el mismo que lo había eliminado en la segunda ronda de la postemporada de 1995. “Si conocés a MJ, tanto como lo conozco yo, sabías lo único que iba a pensar en el verano (de 1995) era en Orlando Magic. Eso era todo. No teníamos chance”, dijo Horace Grant, integrante de aquel plantel del Magic y ex-compañero de Su Alteza en el primer tricampeonato de los Bulls.
Chicago se tomó revancha de la serie perdida el año anterior y se desquitó con un contundente 4 a 0. Jordan lideró a su equipo con un promedio de 29,5 unidades, 5,5 tableros y 4,8 pases gol por compromiso. De esta manera, logró el primer título de Conferencia desde 1993, tras cosechar una marca de 11 juegos ganados y uno solo perdido. Así, los dirigidos por Phil Jackson se clasificaron a las Finales de la NBA por cuarta vez en su historia. Entonces, emprendieron la misión de continuar invictos en la instancia decisiva del certamen.
Enfrente estaba Seattle Supersonics. Los de George Karl obtuvieron el campeonato del Oeste después de dejar en el camino a Sacramento Kings (3-1), Houston Rockets (4-0) y Utah Jazz (4-3). Gary Payton, Shawn Kemp y Detlef Schrempf eran las figuras de aquel equipo memorable que tuvo la franquicia en la década de 1990.
LA VUELTA A LA GLORIA
Las Finales de la NBA arrancaron el 5 de junio, en el United Center. La canción “Sirius” de The Alan Parsons Project sonó durante la presentación del quinteto inicial de Chicago Bulls, mientras las luces estaban apagadas. A medida que los jugadores eran mencionados, el público gritó cada vez más fuerte con el objetivo de completar una introducción épica. La piel de gallina se hacía notar tanto en los espectadores como en los protagonistas del partido. Y así, el local empezó con el pie derecho, ganando por 107 a 90. Michael Jordan (28) y Scottie Pippen (21) combinaron 49 puntos.
El mismo escenario se preparó para el segundo partido, el día 7 del mismo mes. El dueño de casa aprovechó la ventaja de la localía en la serie y se impuso por 92 a 88. Dennis Rodman tuvo una actuación fundamental con diez unidades y 20 tableros.
La serie se mudó a Seattle. El tercer encuentro se llevó a cabo el 9 de junio. El triunfo por 108 a 86 fue trascendental para los visitantes, ya que quedaron a un solo partido del gran festejo. Michael Jordan (36 tantos) y Luc Longley (19) fueron los más destacados del elenco de Phil Jackson.
Sin embargo, los Supersonics reaccionaron en los dos enfrentamientos siguientes. En el cuarto duelo, el 12 de junio, el anfitrión se impuso por 107 a 86. Shawn Kemp (25 puntos y 11 rebotes) y Gary Payton (21 y 11 asistencias) comandaron las ofensivas de los de George Karl. El conjunto de Washington también se quedó con la victoria en el quinto juego por 89 a 78, el 14 de dicho mes. Payton (23 unidades y nueve tableros), Kemp (22 y diez) y Hawkins (21 y cinco) se lucieron en el equipo del Oeste.
La película regresó al United Center, el domingo 16 de junio. Justamente coincidía con el Día del Padre, tres años después del asesinato al padre de Michael Jordan, James. Esto significó la oportunidad de consumar la campaña con un triunfo especial en un día especial. Y eso se encargó de hacer Su Alteza, encestando 22 tantos para la victoria por 87 a 75. También, Scottie Pippen anotó 17 y Dennis Rodman capturó 19 rebotes, con el fin de sentenciar el 4-2.
Las lágrimas en el vestuario fueron tapadas por MJ, acostado boca abajo en el suelo y con una pelota al lado. El escolta, de vuelta con la número 23 en su camiseta, cumplió con el sueño de levantar su cuarto trofeo Larry O’Brien en cuatro apariciones en las Finales de la NBA. Asimismo, le dio a Chicago Bulls la posibilidad establecer la mejor marca de un equipo combinando fase regular y Playoffs (87 partidos ganados y 13 perdidos). Por eso, recibió su cuarto premio al MVP de las Finales, además de por haber promediado 27,3 puntos, 5,3 rebotes y 4,2 asistencias por compromiso.