Philadelphia 76ers venía de un golpe duro en las Finales de 1982. A pesar de haber logrado el título del Este, cayó en la instancia decisiva ante Los Angeles Lakers por 4 a 2. Esto lo llevó a la dirigencia a realizar un cambio trascendental de cara a la campaña 1982-83. Para eso, fue fundamental que Harold Katz acordara la compra de la franquicia en 1981 y terminara de adquirirla en el verano estadounidense de 1982.
En la agencia libre, la franquicia de Pensilvania arregló el sign-and-trade con Houston Rockets, para la llegada de Moses Malone. El centro de 2m08 se unió al elenco de Billy Cunningham, con el fin de potenciar el núcleo que estaba compuesto por Julius Erving, Maurice Cheeks, Andrew Toney y Bobby Jones.
Moses Malone fue seleccionado como el Jugador Más Valioso del torneo porque promedió 24,5 puntos, 15,3 rebotes, 1,3 asistencias, 1,1 robos y dos tapas por encuentro. Además, Julius Erving recibió el premio al MVP del Juego de las Estrellas de Los Angeles 1983. Su media en el certamen fue de 21,4 unidades, 6,8 tableros, 3,7 pases gol, 1,6 recuperos y 1,8 bloqueos por aparición.
De esta forma, los Sixers concluyeron la fase regular en el primer puesto de su Conferencia con un récord de 65 partidos ganados y 17 perdidos. Además de haber tenido la mejor marca de la competencia, este registro fue el mejor del equipo en toda su historia.
CUMPLIENDO LA PREDICCIÓN
Cuando un periodista le preguntó a Moses Malone sobre cómo le iba a ir a Philaldelphia 76ers, este respondió: “Four, four, four”. El centro hizo referencia a que el equipo iba a ganar cada serie de Playoffs en cuatro partidos cada uno. Estuvo cerca de que su promesa se hiciera realidad de forma literal.
El conjunto de Pensilvania arrancó cumpliendo con lo pronosticado, debido a que barrió en las Semifinales de la región a New York Knicks por 4 a 0. Su plantel ratificó la superioridad ante el elenco de la Gran Manzana, que estaba conformado por Bernard King y Bill Cartwright.
Luego, ocurriría el único detalle en el que Moses Malone no pudo acertar. En las Finales de Conferencia, los dirigidos por Billy Cunningham vencieron a Milwaukee Bucks por 4 a 1. Necesitaron de cinco encuentros para superar al equipo que contaba con Sidney Moncrief y Marques Johnson.
De esta manera, los Sixers cosecharon su segundo campeonato del Este y volvieron a clasificarse en las Finales de la NBA. El rival fue Los Angeles Lakers, el mismo que le arrebató la gloria en 1980 y 1982. Llegó el momento de comprobar la teoría de que “la tercera es la vencida” y tomarse revancha ante los de Hollywood.
EL FIN A LA MALA RACHA
El 22 de mayo, Philadelphia 76ers arrancó las Finales de la NBA con un triunfo sólido sobre Los Angeles Lakers por 113 a 101, de local. Moses Malone (27 puntos, 18 rebotes, dos robos y tres tapas), Andrew Tooney (25) y Julius Erving (20, diez, uno, cinco y nueve asistencias) lideraron las ofensivas del dueño de casa.
El día 26 del mismo mes, el elenco de Billy Cunningham mantuvo la ventaja de localía derrotando a los californianos por 103 a 93. Moses Malone (24 unidades y 12 tableros), Maurice Cheeks (19, dos, ocho pases gol y tres recuperos) y Andrew Toney (19, cuatro, cinco y dos) encabezaron los avances del equipo anfitrión.
Los de Pensilvania viajaron al mítico Forum de Los Angeles. Pero tuvieron la capacidad para conservar el alto nivel de juego, en condición de visitante. El 29 de mayo, se impusieron por 111 a 94 y se pusieron arriba por 3 a 0. Moses Malone (28 tantos, 19 rebotes, seis asistencias y tres robos), Julius Erving (21, 12, tres, dos y un bloqueo) y Andrew Toney (21, dos, cinco y dos) volvieron a destacarse en el equipo de la Ciudad de la Hermandad.
El 31 de mayo, los Sixers sentenciaron la historia con un triunfo por 115 a 108, fuera de casa. Así, concretaron una nueva barrida por 4 a 0 y se terminó de tomar revancha ante el rival que les arruinó la fiesta en 1980 y 1982. Moses Malone (24 unidades, 23 tableros, un pase gol, un recupero y tres tapas), Andrew Toney (23, dos, nueve, uno y una), Julius Erving (21, cinco, seis, uno y dos) y Maurice Cheeks (20, uno, siete y dos) se encargaron de asegurar el campeonato, cortando así una sequía de 16 años sin festejos.
En ese momento, Philadelphia 76ers llegó a convertirse en el equipo con el mejor registro en postemporada de todos los tiempos (12-1). Luego, fue superado por Los Angeles Lakers de la 2000-01 (15-1) y los Golden State Warriors de la 2016-17 (16-1).
El entrenador Billy Cunningham fue contundente cuando le respondieron cuál era la diferencia entre el equipo de la 1981-82 y el de la 1982-83. “La diferencia con respecto al año pasado fue Moses”, afirmó el coach. Malone recibió el premio al MVP de las Finales tras promediar 25,8 puntos, 18 rebotes y dos asistencias por compromiso.