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Chicago Bulls: “El 72-10 no significa nada sin el anillo”

Los de Illinois presentaron una sudadera con esa mítica frase, para los Playoffs de 1996. El equipo quiso salir campeón para coronar la fase regular.

Chicago Bulls Temporada 1995-96
Scottie Pippen entrando en calor con la mítica sudadera (FOTOGRAFÍA: gentileza @chicagobulls).

Chicago Bulls se vio preparado para volver a dominar la NBA en la temporada 1995-96. Esa campaña marcó la primera completa de Michael Jordan tras su vuelta del primer retiro. Asimismo, la franquicia hizo un movimiento muy fuerte en la agencia libre, juntando a Dennis Rodman con Scottie Pippen y Su Majestad. A partir de ahí, nació un nuevo Big Three en la historia de la competición.

Los resultados superaron las expectativas, ya que el elenco de Phil Jackson estableció el mejor récord de fase regular de todos los tiempos. El conjunto de la Ciudad del Viento ganó 72 de sus 82 compromisos, lo que les permitió más adelante ubicarse entre los diez mejores equipos de todos los tiempos. Su registro llegó a ser superado 20 años después, por Golden State Warriors (73 victorias y nueve derrotas).

Sin embargo, la franquicia de Illinois logró un hito que no pudieron emular lo de las Bahía: salir campeón en esa misma temporada. Es por eso que ese equipo liderado por el Big Three, compuesto por Michael Jordan, Scottie Pippen y Dennis Rodman, quedó en el Olimpo de la mejor liga del mundo.

En la previa a cada compromiso de Playoffs, todos los jugadores de Chicago Bulls entraron en calor con una sudadera. La misma contenía una frase: “El 72-10 no significa nada sin el anillo”. El motivo de ese lema era mantener la concentración en la principal meta, que era salir campeón. Entonces, el plantel se propuso conquistar ese título para retornar a la cima, tras dos años sin festejos.

UNA POSTEMPORADA ÉPICA

La canción “Sirius” de The Alan Parsons Project, sonó en cada introducción a un partido en el United Center. En esos momentos, los gritos de los fans fueron tan ensordecedores que pusieron la piel de gallina a todos los seguidores de la NBA. Y a los oponentes, les hicieron sentir que no iban a tener chances de arruinar la fiesta.

El elenco de Phil Jackson se impuso en la primera ronda sobre Miami Heat por 3 a 0. Luego, superó en las Semifinales del Este a New York Knicks por 4 a 1. Y en las Finales de Conferencia, se tomó revancha de Orlando Magic, el rival que lo había eliminado de la postemporada de 1995. Con un categórico 4 a 0, los de la Ciudad del Viento regresaron a las Finales de la NBA.

Enfrente estaba Seattle Supersonics, cuya dupla (Gary Payton y Shawn Kemp) se encargó de volver a clasificar a la franquicia a la máxima instancia después de 27 años. Sin embargo, el elenco de George Karl llegó a forzar dos triunfos a lo largo de la serie.

La superioridad de Chicago Bulls se extendió desde la fase regular hasta las Finales. Necesitó de apenas seis encuentros para ganar la serie y levantar el trofeo Larry O’Brien. Fue la cuarta vez en su historia que la franquicia se adjudicó la gran estrella en su vitrina. Y encima, sucedió otro hecho que enalteció esa proeza: fue el Día del Padre en Estados Unidos. Michael Jordan pudo dedicarle ese título a su padre, que había sido asesinado dos años atrás.

Ahí estuvo la gran diferencia entre los Chicago Bulls de la temporada 1995-96, y los Golden State Warriors de la 2015-16. El conjunto de Illinois salió campeón, mientras que los de la Bahía no pudieron en las Finales contra Cleveland Cavaliers. Como bien decía aquella sudadera: “El 72-10 no significa nada sin el anillo”.

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