El 29 de junio de 1978, ocurrió un hecho sin precedentes para el básquetbol profesional: el dueño de los Buffalo Braves, John Y. Brown, y el dueño de los Boston Celtics, Irving H. Levin, firmaron un acuerdo, con el aval del comisionado NBA Lawrence O’Brien, , para intercambiar franquicias.
Sí, así como lo leen: Brown, quien amasó una fortuna inmensa como dueño de la cadena de comidas rápidas Kentucky Fried Chicken, se hizo cargo de los legendarios Celtics y Levin se apropió de la franquicia que luego se transformaría en los San Diego Clippers, antes de desembarcar como último destino en Los Angeles. Para concretar el acuerdo, Levin, quien en ese momento era presidente del NBA board of governors, y Brown, necesitaron al menos 17 votos afirmativos de 22, algo que finalmente ocurrió.
Luce insólito en el mundo de hoy un acuerdo de esta naturaleza, pero fue el segundo de la historia en el deporte estadounidense. Previo al cambio Celtics-Braves, ocurrió, el 13 de julio de 1972, un trade de equipos en el fútbol americano, entre Robert Irsay, dueño de Los Angeles Rams, y Carroll Rosenbloom, de Baltimore Colts.
A mediados de la década de los 70s, Brown, quien era propietario de los Kentucky Colonels en la ABA, aceptó un pago multimillonario para deshacerse del equipo. Nunca se supo la cantidad exacta, pero según le dijo Rudy Martzke, ex director de relaciones públicas de los Buffalo Braves, a ESPN, se trató de una suma cercana a los tres millones de dólares. Con ese dinero, Brown compró una participación de la franquicia de Buffalo, hasta entonces propiedad de Paul Snyder.
Levin, por su parte, era dueño de los Celtics pero nacido y criado en Los Ángeles. A ciencia cierta, no le interesaba demasiado ser dueño del equipo de Boston, que para ese momento ya había ganado ya 13 campeonatos: quería regresar a la Costa Oeste y tener un equipo allí. Fue por eso que el terreno fue fértil desde sus orígenes para el intercambio fraternal entre ambos dueños. Cuando finalmente se produjo, Brown ya era dueño absoluto de los Braves.
John Y. Brown era la clase de persona capaz de oler un buen negocio a kilómetros de distancia. Los Celtics eran a todas luces una apuesta mucho más sólida, por su rica tradición ganadora y base de fanáticos fieles, que los sorprendentes Braves. Y esta lectura de la situación cobró un valor superador cuando dos años más tarde el equipo del trébol firmó nada más ni nada menos que al granjero de French Lick, Larry Bird, en el Draft de 1980.
Levin cumplió de todos modos con su propósito personal: se fue a la Costa Oeste, San Diego más precisamente, y renombró a los Braves con el nombre de Clippers.
En un artículo publicado por Frank Hughes, en ESPN.com, Paul Westphal, leyenda de Celtics, recuerda que el intercambio entre franquicias no fue debidamente informado puertas adentro. El movimiento fue ocultado con un intercambio de jugadores en el que enviaron a Nate Archibald, Marvin Barnes, Billy Knight y dos futuras selecciones de draft de San Diego a Boston a cambio de Kevin Kunnert, Kermit Washington, Sidney Wicks y los derechos de draft del pick número 8 de 1978, Freeman Williams.
“Los jugadores de ambas plantillas han hablado de una forma u otra entre ellos. El cambio entre estos jugadores y otros tiene el propósito de fortalecer ambas franquicias”, dijo Levin.
Red Auerbach, quien fue coach por 28 años con los Celtics, manager general y presidente, dijo desde su casa en Washington, al New York Times, que no había sido consultado sobre estos intercambios de jugadores ni de franquicias.
Luego de Irv Levin, la franquicia fue vendida, en 1984, a Donald Sterling, todo un personaje cargado de polémica en el mundo del básquetbol. Hay un hecho risueño que destaca Westphal: cuando firmó su contrato con Boston, le cedieron dinero por los primeros diez años luego de su retiro. Ese dinero, con el intercambio de franquicias, pasó a ser responsabilidad de los Clippers, y como era deuda contraída por Levin, la tenía que terminar pagando Sterling, nuevo dueño del equipo.
Sterling, sin embargo, nunca pagó lo acordado. De hecho cuando Westphal se retiró en 1985, reclamaron el dinero, algo así como $50.000 dólares más intereses. El flamante dueño de los Clippers aceptó la deuda, pero jamás pagó.
Un hecho sin precedentes, de idas y vueltas, que muestra que las historias de NBA son, en gran cantidad de veces, mucho más que jugadores, un balón y dos aros.