El 1° de mayo de 1980, a las 10.22 AM, la franquicia de los Dallas Mavericks vio luz por primera vez en el mundo NBA.
Aún no estaban Mark Cuban, Dirk Nowitzki ni Luka Doncic y el sueño de pertenecer al máximo nivel del básquetbol mundial era todo un sueño hecho realidad.
Lo mejor, entonces, estaba por llegar.
Reunidos todos en la sala Pullman de la Union Station de Dallas, Lawrence O’Brien, entonces comisionado de la NBA, tomó un bolígrafo y le sonrió al flamante dueño Donald Carter.
“¿Firmo primero, Don?”, recuerda el Dallas Morning News.
“He estado dispuesto a firmar durante mucho tiempo”, bromeó Carter, un empresario en aquel entonces de 46 años, a modo de repuesta. “Ustedes son los que podrían no hacerlo”, completó.
Carter vivió 25 mágicas temporadas como mandatario de los Mavericks antes de vender su participación primaria en 1996, quedándose con una parte menor del paquete accionario.
En ese cuarto de siglo, Dallas tuvo dos estadios en los que hizo de local, tres propietarios distintos, un título de División, dos Finales de Conferencia y un campeonato obtenido en 2011, entre otros éxitos de relevancia.
Los Mavericks invirtieron $12 millones para llegar a la NBA. Su primer estadio, el Reunion Arena, costó $ 27 millones. Y los asientos más caros tuvieron un valor de $15 por partido en 1980-81 con abono de $630 por toda la temporada.
Cuando Mark Cuban, actual propietario del equipo, compró una participación mayoritaria en el equipo de Ross Perot Jr. y una participación del 50 por ciento en el American Airlines Center en enero de 2000, el precio ya era de 280 millones de dólares.
“Es increíble cómo pasa el tiempo”, dijo Norm Sonju, cofundador de la franquicia al Dallas Morning News en 2005. Sonju fue durante 10 meses en 1979 y principios de 1980 quien cargó con toda la responsabilidad buscando inversores, luego de que Carter abandonase temporalmente la escena. “Mi sueño fue exactamente lo que ha sucedido ahora con la franquicia”.
“En este momento, a la gente le encanta el básquetbol en Dallas, pero no era así a finales de los 70 y principios de los 80. Había pura apatía en Texas hacia este deporte”, agrega Sonju.
Para cuando llegaron los Mavericks a la NBA, ya había casos anteriores en Texas: en 1971, los Houston Rockets tomaron la posta de la franquicia proveniente de San Diego. Y en 1973, San Antonio adquirió a los Spurs luego de que los Chaparrals de Dallas en la ABA no pudieran afrontar los costos financieros y le dejaran la franquicia a un grupo de inversores del sur de Texas a cambio de 1 dolar.
EL ARRIBO DE LOS MAVERICKS A UNA LIGA EN FRANCA DECADENCIA
Olvídense del marketing global que es hoy la liga estadounidense: en aquellos años, la NBA era llevar, mes a mes, una carretilla cargada de dinero a la punta de un barranco y tirarla para empezar de nuevo a la mañana siguiente.
El negocio estaba en caída libre y nadie confiaba en la NBA como liga en alza. En la temporada 1978-79, 18 de 22 equipos perdieron dinero y la televisación cedió un 26% de mercado de un año a otro. Dramático. Sin embargo, desde 1966-67, se había duplicado el número de participantes de 10 a 20 equipos en competencia.
Esto parecía bueno, pero no tanto: los equipos de los mercados grandes no querían una expansión sino todo lo contrario, imploraban por una reducción, dado que consideraban que a mayor cantidad de equipos el talento disponible en competencia era menor.
Sorju perdió casi 300.000 dólares de sus arcas personales para que los Mavericks fuesen un equipo NBA. Lo rechazaron más de 143 inversores, se encomendó a Dios junto a su familia en una plegaria para conseguir la plaza tras la baja repentina de Minneapolis como contendiente por ese puesto tras el anuncio de O’Brien de expandir la NBA antes del Juego de las Estrellas de 1979, y delineó junto a Carter las condiciones de llegada de Dallas, algo que ocurriría dos semanas después, en una servilleta del restaurante Coco’s.
Doug Adkins, vicepresidente y abogado de los Mavericks de 1980 a 1996, fue quien se encargó de finalizar los últimos detalles con el abogado general de la NBA, un inteligente joven llamado David Stern.
Los Mavericks, entonces, llegaban a la NBA. El sueño ya era un hecho.
Lo maravilloso empezaría años después.