Stephen Curry se consolidó como uno de los mejores jugadores de la NBA que tuvo la era moderna. El base revolucionó la mejor liga del mundo, a través de su mecánica original en los tiros externos. De esta manera, fue capaz de prolongar su nivel legendario en un equipo que se transformó en una dinastía con el correr de los años.
El puntapié inicial a una era exitosa fue la temporada 2014-15. La franquicia de la Bahía decidió despedir a Mark Jackson para que el entrenador Steve Kerr sea su sucesor. A partir de ahí, el coach implementó un estilo de juego más dinámico, haciendo hincapié en ocupar los espacios de manera inmediata e incrementar la cantidad de lanzamientos detrás del arco.
Esto le dio réditos porque Golden State Warriors concluyó la fase regular en el primer puesto del Oeste con un récord de 67 partidos ganados y 15 perdidos. Así, el conjunto de Oakland estableció el mejor registro en la historia de la franquicia. El mismo plantel se encargó de superar esa marca en la campaña 2015-16, cosechando 73 triunfos y apenas nueve derrotas (derribando la barrera de los Chicago Bulls de la 1995-96, como la mejor de todos los tiempos).
Por otro lado, Stephen Curry recibió el primer premio de su carrera al Jugador Más Valioso del Año. El oriundo de Aakron, Ohio, obtuvo el reconocimiento que merecía a su particular estilo de juego. Su promedio fue de 23,8 puntos (44.3% de efectividad en triples), 4,3 rebotes, 7,7 asistencias y dos recuperos por encuentro. Asimismo, tuvo el mejor porcentaje de tiros libres de la competencia con un 91.4%.
LA JUGADA QUE LO EMPEZÓ A UBICAR COMO UN EMBLEMA
Llegó el momento de la postemporada. Golden State tenía la gran oportunidad de afianzarse como un serio candidato al título, luego de haber sido eliminado en los Playoffs de 2013 (segunda ronda ante San Antonio Spurs) y 2014 (primera ronda ante Los Ángeles Clippers). Y en esta ocasión, se presentó al momento más importante de la mejor liga del mundo como el líder de su Conferencia.
El rival en la primera ronda fue New Orleans Pelicans, que recién atravesaba su segunda temporada con el nuevo apodo y contaba en sus filas con un joven Anthony Davis. En los primeros dos partidos, de local, los Warriors ratificaron su superioridad. El primer encuentro lo ganó por 106 a 99 y el segundo, por 97 a 87.
El tercer enfrentamiento se realizó el 23 de abril de 2015, en el Smoothie King Center. El elenco de Steve Kerr tenía la posibilidad de hacerse fuerte en condición de visitante, y encaminar así la serie. El estadio se tiñó de camisetas rojas, ya que los fanáticos de los Pelicans estaba con todo el entusiasmo de ver a su equipo disputar el primer partido de Playoffs en casa, bajo la nueva denominación.
El dueño de casa lo desafió hasta el final al puntero de la región. Es que finalizó el tercer cuarto con una ventaja contundente de 89 a 69. Entonces, el conjunto de Oakland tenía 12 minutos para remontar esa distancia adversa y demostrar que estaba preparado para vivir un año muy especial.
11 SEGUNDOS ÉPICOS
En el cuarto período, Stephen Curry tomó la batuta de Golden State y encabezó la reacción de su equipo. No solo que lo guió a la racha categórica de 39 a 19, sino que también se encargó de encestar los dos bombazos que empataron el marcador. El primero ocurrió cuando restaban 11 segundos, agarró el balón a 45 grados, amagó a Jrue Holiday y encestó el triple que achicó el margen (105-107). A continuación, los visitantes le cometieron una falta rápida a Anthony Davis , quien falló uno de los dos tiros libres. El local quedó al frente por 108 a 105.
A falta de tres segundos, los de la Bahía ejecutaron la posesión desde un costado y liberaron a su principal estrella en un costado para que pudiera tomar el tiro externo. No pudo anotar en el primer intento, pero Marreese Speights bajó el rebote ofensivo y le dio una nueva posibilidad al número 30. Y ahí, Chef cocinó una jugada que quedará en el recuerdo por la manera en que acertó con el lanzamiento, ante la marca de dos rivales.
Con esa conversión, Golden State igualó el tanteador en 108 y envió el partido a la prórroga. Y en los cinco minutos adicionales, se impuso con un parcial de 15 a 11 para adjudicarse la victoria por 123 a 119. Stephen Curry lo hizo posible con sus 40 unidades (siete triples), cinco tableros y nueve pases gol. Además, encabezó la tercera remontada más largo en un último cuarto de la historia de los Playoffs, teniendo en cuenta que había empezado dicho período abajo por 20. Ese 3-0 fue letal para concretar la barrida dos días después, con un triunfo por 109 a 98. De esta forma, los Warriors estamparon el 4-0 en la primera ronda.
Después, el equipo fue capaz de avanzar a paso firme hacia las Finales de la NBA. En la segunda ronda se impuso sobre Memphis Grizzlies por 4 a 2 y en las Finales de la región, derrotó a Houston Rockets por 4 a 1. Estos resultados le permitieron quedarse con el título de Conferencia.
Pero el sueño era levantar el trofeo Larry O’Brien. Y eso es lo que el elenco de Steve Kerr logró tras superar por 4 a 2 a los Cleveland Cavaliers de LeBron James. Así, Golden State Warriors salió campeón por primera vez desde 1975, poniéndole fin a una sequía de 40 años sin poder festejar. Stephen Curry fue la figura y el principal referente en la primera conquista de la dinastía que se empezó a componer en la década de 2010. Y todo comenzó con ese tiro espectacular en el tercer partido de la primera ronda, ante New Orleans Pelicans.