El mundo del básquetbol quedó shockeado por la muerte de Moses Malone. El 13 de septiembre del 2015, a los 60 años, se encontraba en un hotel de Norfolk, Virginia, listo para ser parte de un torneo de celebridades de golf. Tras no presentarse al evento, comenzó la investigación sobre lo que había sucedido con el histórico jugador. La investigación, llevada adelante por el detective Jeffery Scott de la policía de Norfolk, lo halló en el piso de su habitación.
La autopsia determinó una muerte natural por su condición de hipertenso y una enfermedad cardiovascular aterosclerótica. Podía suceder en cualquier momento y lo sorprendió en la previa de este evento. A pesar de esto, despertó una gran sorpresa y posterior sorpresa en todo aquel ligado a la vida de la NBA.
Moses Malone fue un jugador extraordinario, mayormente conectado con los Houston Rockets y los Philadelphia 76ers. Una trayectoria de 19 años que tuvo su punto más alto en 1983, cuando fue campeón de la liga con la franquicia del estado de Pensilvania. En esa temporada también fue el MVP de la fase regular; el MVP de las finales; integrante del primer quinteto ideal y del primer quinteto ideal defensivo del certamen; y líder en rebotes como en los anteriores y los posteriores dos años.
John Lucas, uno de los grandes amigos que le dio la NBA, le señaló a ESPN que había hablado con Moses Malone Jr, su hijo, sobre el incidente. Este no aceptó rápidamente la sorpresa. «Perdimos a una extraordinaria persona. A un verdadero profesional», mencionó su compañero en Houston Rockets y Washington Bullets (hoy Wizards).
Moses Malone,I will miss you no we all will miss you. Just left practice on your court. Well Done as always MVP pic.twitter.com/5tY3ZarNpE
— JOHN LUCAS ENT (@JLEnterprises) September 13, 2015
LA CARRERA DE MOSES MALONE
Moses Malone fue uno de los mejores pivotes que tuvo la NBA en su historia. Un interior dominante en ataque como en defensa, de 2,08 metros y capaz de hacer lo que sea en el poste bajo. Medias de 20,6 puntos, 12,2 rebotes y 1,3 bloqueos en sus 20 años de trayectoria que empiezan a figurar su inexplicable aporte dentro del parqué.
Malone llegó al profesionalismo como uno de los mejores prospectos que había visto el básquetbol secundario estadounidense. Integrante del quinteto Parade All-American en 1974 tras ser bicampeón estatal en Virginia con la Petersbrough High School. Una racha de 50 triunfos al hilo fundada en un pivote que era imposible de parar para los rivales. Esto le permitió llegar a la ABA a través de la tercera ronda del Draft y sumarse al Utah Stars. El primero en saltearse la universidad para jugar con los mayores.
Si bien había dudas sobre si podría dominar frente a los más grandes, todo se disipó con el correr de los partidos. Una media de 18,8 puntos, 14,6 rebotes y 1,5 tapas para dejar en claro su prometedor futuro. Un rendimiento que le permitió integrar el Juego de las Estrellas en el primer año de su carrera. Tan sólo el rendimiento de Marvin Barnes (Spirits of Saint Louis) lo privó de ser el novato del año, aunque integró el quinteto ideal de los debutantes.
La desaparición de los Stars lo obligó a cambiar de aire y se mudó a Saint Louis para el segundo año de su carrera. Como la desaparición llegó a mediados de temporada, la situación lo llevó a bajar levemente el nivel. 14,3 puntos y 9,6 rebotes entre 47 encuentros. El equipo no clasificó a Playoffs, pero tras la desaparición de ABA fue seleccionado en 1997 como uno de los treinta jugadores más importantes de su historia.
SU PASO POR LA NBA
Su arribo en la NBA tampoco tuvo una base sólida. Se sumó a los Buffalo Braves para el inicio de la 1974-75, pero el equipo desapareció tras dos encuentros disputados. Así, formó parte de un Dispersal Draft que lo llevó a Houston Rockets, el equipo donde pasaría las primeras seis campañas de su vida en la mayor liga del planeta.
La franquicia de Texas lo tuvo como un rey, su mejor interior hasta que Hakeem Olajuwon aterrizó para lograr los títulos en 1994 y 1995. Su dominio en el juego interior obnubilaba a cualquiera, era imparable. Tal es así que en 1979 fue seleccionado como el mejor jugador de la liga. 24,8 puntos, 17,5 rebotes, 1,8 asistencias y 1,5 tapas para justificar la decisión.
Aún así su punto más alto con la franquicia texana llegó en 1982. Elevó su registro anotador a 31,1 puntos por encuentro, complementándolo con 14,7 rebotes y 1,5 tapas en 42 minutos. Una clara demostración de ser el mejor interno de aquel entonces, aún con la presencia del ya campeón y líder de los Lakers, Kareem Abdul-Jabbar.
No obstante, como los Rockets no tenían chances claras de ser campeón, dejaron marchar a Malone para que pueda conseguir el esquivo anillo. Se sumó a los Philadelphia 76ers, elenco subcampeón en 1982. Un año más tarde, con el oriundo de Petersburg como eje central, la franquicia lograría su cometido de tener revancha ante los Lakers. El inicio de un ciclo que duraría cuatro años para dejar una huella en la franquicia. Volvería luego en 1994 para disputar el anteúltimo año de su carrera. Un paso tan recordado que lo tiene inmortalizado en el techo del estadio desde 2019.
Chairman of the Boards.
Moses Malone’s No. 2 is raised into the @sixers rafters. #ThisIsWhyWePlay pic.twitter.com/FFH6ttsvHg
— NBA History (@NBAHistory) February 9, 2019
También jugó para Washington Bullets (1986-88); Atlanta Hawks (1987-90); Milwaukee Bucks (1991-93) y San Antonio Spurs (1994-95). El correr de los años combinado con la aparición de nuevo talento iría frenando su dominio. Sin embargo, su lucidez y capacidad de potenciar a otros fue inconmensurable. Charles Barkley lo recuerda como su mentor, una de las razones por la cual pudo ser una de las caras visibles de la NBA en los 90s.
El mundo quedó estremecido ante la muerte de Moses Malone. Una herida que quedó abierta desde 2015 por haber perdido a uno de los mejores jugadores de la historia y a alguien que sirvió como modelo para las generaciones siguientes.