El 31 de julio del 2022 quedó marcado a fuego por una triste noticia: la muerte de Bill Russell. La familia informó el deceso del ícono de los Boston Celtics en el mediodía del domingo mediante la red social de Instagram. La causa del fallecimiento es desconocida, aunque el grupo allegado al ex jugador marcó que lo hizo de manera «pacífica».
An announcement… pic.twitter.com/KMJ7pG4R5Z
— TheBillRussell (@RealBillRussell) July 31, 2022
La noticia conmocionó a todo el mundo de la NBA ya que se trató de la partida de una de las máximas leyendas, además de su primera gran figura. El comisionado de la liga, Adam Silver, remarcó que era «el máximo campeón de las competencias estadounidenses» y que su impacto trascendió al básquetbol. «Nos transmitió los valores de la equidad, respeto e inclusión que se transmiten en nuestra liga. (…) Bill luchó vigorosamente por los derechos civiles y la justicia social. Un legado que se transmitió a las siguientes generaciones. Peleó con las amenazas y adversidades para erigirse y mantenerse firme a sus convicciones de que todos deben ser tratados con dignidad», soslayó el mandamás de la liga.
NBA Commissioner Adam Silver’s statement regarding the passing of Bill Russell. pic.twitter.com/3BcZDnKjxK
— NBA (@NBA) July 31, 2022
SU TRAYECTORIA
La muerte de Bill Russell marca el adiós al gran ícono que tuvo la NBA entre la década del 50′ y del 60′. William Felton Russell, a quien luego conoceríamos como Bill, llegó a la máxima competencia tras demostrar todo su potencial en el ámbito universitario. Tardó en sobresalir en el básquetbol secundario por lo que recibió sólo una oferta para sus próximos estudios: la Universidad de San Francisco. Tuvo que lidiar con todo tipo de racismo tanto en su Mercer Island como compitiendo con el elenco californiano.
Hipócritamente, mientras nadie quería estar al lado de un negro fuera de la cancha, dentro de ella todos querían tenerlo a él. Campeón de la NCAA tanto en su tercer como cuarto año, siendo elegido como el mejor jugador de la competencia en ambas ocasiones. Un gigante de 2,08 metros que dominó el juego ofensivo como defensivo. Luego, en 1956, tras su último año en el instituto, se lo probó al mundo al liderar a Estados Unidos a la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne.
Llegó a la NBA tras la décima edición de la liga y se transformó en el primer gran referente que hubo. Fue seleccionado por Saint Louis Hawks con el segundo puesto del Draft 1956, pero rápidamente enviado a Boston Celtics por Ed Macauley, que en ese momento llevaba seis convocatorias a los Juegos de las Estrellas. En aquella selección, Red Auerbach, gerente general y entrenador del combinado de Massachussets, fichó a Tom Heinsohn y a Russell. A partir de ambos forjó la gran dinastía de los Celtics.
El histórico pivote jugó trece temporadas en los Celtics y ganó once títulos (1957; 1959-66; 1968-69), la mayor cantidad por un jugador de la NBA. Cinco premios de MVP (1958; 1961–1963; 1965), doce selecciones a los Juegos de las Estrellas (sólo se ausentó en su año de novato) y once selecciones a los quintetos ideales de la liga (no estuvo en los primeros dos años). Fue el único jugador en ser seleccionado de manera unánime en los aniversarios de la 25°, 35°, 50° y 75° temporada de la NBA.
EL MEJOR JUGADOR-ENTRENADOR
La carrera de Bill Russell tuvo de todo, pero sobre todo mucha lucha para romper prejuicios. Para mediados de los años 60′ nadie creía que una persona con piel negra pueda ser entrenador de cualquier deporte. Cuando Auerbach decidió abandonar el cargo de entrenador en 1966, se acercó a Russell para ofrecerle el cargo. Su ofrecimiento venía de la mano de tomar un mayor rol en la gerencia como colocar a una persona calificado para suplantarlo. El pivote era esa persona por su conocimiento del juego como capacidad para administrar grupos.
Russell se volvió el primer entrenador negro en la historia de la NBA, como también se dio el gusto de ejercer el cargo de jugador y entrenador en simultáneo. La decisión no pasaba por su color de piel, sino por su capacidad. Por eso cuando fue la conferencia de prensa, remarcó: «No me ofrecieron el puesto porque soy negro. Red me lo ofreció porque cree que puede hacerlo»
La temporada 1966-67 no terminó como él quería. Cerró la fase regular como el segundo de la conferencia con una marca más que destacada (60-22). Sorteó a New York Knicks (4-1) en la primera ronda de los Playoffs. Pero, cayó en finales de conferencia ante los Philadelphia 76ers de Wilt Chamberlain (4-1). Su verdugo luego fue campeón al superar a Los Ángeles Lakers en las finales. Aquella caída marcó el final de una racha de ocho títulos consecutivos para los Celtics.
Pero el coach no desistió y, como en casi todo en su vida, tuvo su merecido premio. En 1968 se volvió el segundo entrenador-jugador en ser campeón. Al año siguiente repitió la conquista para ser el único en la historia en lograrlo en dos ocasiones consecutivas. Desde aquella temporada 1968-69, la cual marcó el final de su carrera como jugador, tan sólo uno de los cinco que siguieron a Russell pudieron clasificar a Playoffs. Ninguno estuvo cerca de alzarse con el anillo.
A la par, recibió tres selecciones a los Juegos de las Estrellas, dos a los quintetos ideales y uno al elenco ideal defensivo. Indiscutiblemente el mejor en desempeñar la doble función.
UN MODELO A SEGUIR
— Jaylen Brown (@FCHWPO) July 31, 2022
Lo de Russell trascendió al parqué como al básquetbol. Se volvió uno de los activistas en contra del racismo más icónicos de los Estados Unidos junto al boxeador Mohammed Ali, entre otros. Marcó el camino de la necesidad de tener atletas dedicados al deporte como también dispuestos a dejar su huella en la lucha comunitaria. Famosos capaces de aprovechar sus posiciones privilegiadas para enviar los mensajes que transmitían los menos escuchados.
Constantemente se esforzó para pelear por los suyos y transmitirlo a las siguientes generaciones. El modelo que luego mantuvieron Julius Erving, Magic Johnson, Michael Jordan y LeBron James, entre otros, durante sus eras. Implícitamente, cada talento generacional debió abrazar el rol como legado que dejó Russell para ampliar las posibilidades hacia los más vulnerables.
Dentro del básquetbol, Russell trabajó como un consejero para las siguientes generaciones. Constantemente se reunió con los mejores para darles su mirada sobre cómo encontrar un camino para realizar sus sueños. A su vez, les amplió la mirada sobre el básquetbol. Y dejó una de las mejores frases que debe ser re visitada a la hora de comparar eras: «Este juego es cada vez mejor». La antorcha pasó de generación en generación y la especialización a partir de las posibilidades económicas da lugar a estas camadas que innegablemente tienen una mayor cantidad de recursos que sus anteriores.
Bill Russell marcó una era, la primera de la NBA. Por eso el mundo del básquetbol lo llora tras su muerte a los 88 años.