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25/09/2000

La noche en que Paul Pierce fue apuñalado 11 veces en un club nocturno en Boston

El 25 de septiembre de 2000, en una fiesta en el Buzz Club, The Truth luchó contra la muerte tras ser apuñalado once veces.

Paul Pierce Boston
En 2008, Paul Pierce salió campeón de la NBA con Boston Celtics (FOTOGRAFÍA: gentileza Mass Live).

Paul Pierce salió campeón con Boston Celtics en 2008. Y como frutilla del postre, recibió el premio al MVP de las Finales tras haber liderado al conjunto de Massachusetts al triunfo en la serie sobre Los Ángeles Lakers. De esta manera, el alero se metió en la historia grande de una de las franquicias más laureadas de la NBA.

Sin embargo, ocho años antes tuvo que superar otra batalla trascendental de su vida. Todo sucedió en la noche del 25 de septiembre de 2000, en una fiesta en el Buzz Club, ubicado en la ciudad de Boston. The Truth concurrió al evento junto con su compañero de equipo, Tony Battie, quien a su vez llevó a su hermano Derrick.

En un momento de la fiesta, Pierce comenzó a hablar con dos chicas jóvenes. Fue ahí cuando apareció uno de sus agresores, William Rangland. De apodo “Broscoe”, mostró su envidia empujando un par de veces a la figura de los Celtics, hasta que cayera al suelo.

A partir de ese momento, Tony McCrary y Trevor Watson se unieron a Rangland para golpear sin piedad y de manera salvaje al referente de Boston. Los tres pertenencían a la banda de rap denominada Made Men, aunque eran más conocidos por sus hechos delictivos.

Paul Pierce recibió un impacto con una botella de champagne en su rostro y once puñaladas divididas entre el pecho, su cuello, su cara y su espalda. “¡Ayuda! ¡Ayuda!”, gritó The Truth lo más fuerte que podía. Hasta que Tony Battie y su hermano lo escucharon, lo cargaron en el auto y lo llevaron inmediatamente al New England Hospital. Contaron con la ayuda de dos guardias de seguridad para poder salir por la puerta trasera del Buzz Club.

UNA OPERACIÓN EXITOSA

“No pude ver lo que sucedió. En su momento, me llenó de culpa. ¡Era mi compañero de equipo!”, expresó más adelante el pivote y compañero del número 34 de los Celtics. Por su parte, la figura del elenco dirigido en aquel entonces por Jim O’Brien: “Me estuve diciendo a mí mismo en el auto: “Espero que no muera. Solo quiero superar esto”. Me pregunté constantemente: ¿Voy a vivir? ¿Voy a vivir?”.

Una pregunta que Derrick, el hermano de Tony Battie, no pudo olvidarse de aquella oscura noche fue la que le hizo Paul Pierce. “Recuerdo lo último que me dijo antes de que ingresara al ascensor para entrar en la sala de operaciones: “No me dieron en el brazo, ¿o sí?”, contó.

Tony Battie Boston Celtics
Tony Battie, compañero de Paul Pierce en Boston Celtics y un referente en el momento más crítico de The Truth (FOTOGRAFÍA: gentileza Associated Press).

Afortunadamente, no hubo ninguna herida en los brazos. Y los doctores pudieron salvarlo a tiempo de la sangre perdida por las apuñaladas y el impacto de la botella de champagne en su rostro. Además, aclararon que el alero tuvo la suerte de usar una gruesa campera de cuero aquella noche. Esa prenda evitó que el arma blanca llegara hasta el corazón. “De alguna manera, Dios estaba mirando encima de sus hombros”, confesó el Doctor Graham.

Tres años después, Paul Pierce premió con 2,5 millones de dólares a New England Medical Center, como agradecimiento por haber salvado su vida. “Esta es una oportunidad para mí de devolverles el favor al hospital que estuvo por mí cuando más lo necesitaba”, manifestó.

HACIENDO TERAPIA CON EL BÁSQUET

Paul Pierce no demoró ni un segundo después del incidente que casi le quita la vida. El emblema de Boston Celtics comenzó a entrenarse desde la fecha que inició la pretemporada con vistas a la fase regular 2000-01. “Recuerdo a los doctores diciendo, tras su recuperación, que Paul no podía ni siquiera poner sus manos encima de la cabeza. El mismo día que le dijeron eso, ya estaba ejecutando lanzamientos al aro”, señaló su entrenador de aquel momento, Jim O’Brien.

En tanto, The Truth explicó el motivo de su pronto regreso al trabajo. “Fui apuñalado once veces. Sentí que estaba atrapado en una caja. No podía ir a ningún lado. Luché contra la depresión por un año. Lo único que me salvó fue el básquetbol”, comentó.

Inclusive, recibió una llamada amenazante unos meses después, mientras cenaba en un restaurante de la ciudad de Boston. “Ahí sí entré en paranoia. No quería ir a ningún lado. La policía se quedó en frente de mi casa por meses. Era un desastre”, dijo el número 34.

“Creo que esa fue la razón por la que volví rápido a las canchas. No me ayudó quedarme sentado en casa pensando sobre las apuñaladas. Fui a cada práctica, me senté en un costado por horas, porque ahí era donde me sentía a salvo. No quería que esos entrenamientos terminaran porque después tenía que regresar al mundo que realmente me asustaba”, agregó.

Finalmente, Paul encontró a una salida a todo lo que le pasaba. El acompañamiento de sus familiares y amigos fue fundamental para volver a disfrutar de los pequeños momentos de la vida. “Debería haberme abierto más temprano. Me estaba comiendo vivo. Una vez que empecé a hablar con un miembro de la familia, me ayudó. Me di cuenta que debía haber hecho eso antes. Le diría a todos que consigan la ayuda que necesitan. Mi depresión era mala, muy mala. No quiero volver a sentirme así otra vez”, cerró.

Pierce superó esa batalla, lo cual le dio fuerzas para afrontar la deportiva. Quería devolver a toda costa a los Celtics hacia la gloria. Y lo hizo de a poco, primero guiándolos hacia sus primeros Playoffs tras siete años en 2002. El fin de la era de Larry Bird había dejado en ruinas a la franquicia de Massachusetts.

Y él les trajo nuevamente la alegría. En 2008, el equipo dirigido por Doc Rivers venció en las Finales al rival de toda la historia, los Lakers. The Truth guió al elenco hacia el campeonato, lo que le permitió adjudicarse el premio al MVP de las Finales. Por eso, se ganó un lugar en el techo del TD Garden en 2018.

Así, su carrera llegó a su fin de manera memorable. Cumplió sus sueños luego de superar el obstáculo más difícil que toda persona debe afrontar diariamente, la de evitar la muerte.

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