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La temporada inolvidable de Dominique Wilkins en el Panathinaikos

Dominique Wilkins jugó un año en el conjunto griego (FOTOGRAFÍA gentileza Panathinaikos).
El alero jugó un año en el conjunto griego (FOTOGRAFÍA gentileza Panathinaikos).

La noticia no dejaba de sorprender. ESPN lo reportó ante miradas perdidas que no terminaban de comprenderlo. «Dominique Wilkins acordó un contrato con el… Panathinaikos de Grecia», profesaba la TV ante millones de espectadores incrédulos. Aquel gran rival de Michael Jordan había tomado la decisión de dejar la NBA para jugar en Europa. Un contrato de dos años y 7,5 millones de dólares hizo posible lo inesperado.

LA PREVIA A SU LLEGADA

El jugador se había cansado de la NBA. Tras 11 años y medio en Atlanta, no estaba contento en la liga. La misma organización del estado de Georgia lo envió a Los Ángeles Clippers a cambio de Danny Manning. Medias de 29,1 puntos y 7,1 rebotes en 25 partidos en su corta estadía en la franquicia de California durante el ocaso de la 1993-94.

Mientras tanto el equipo de Lenny Wilkens apuntaba a ser campeón. Firmó un 57-25 para la mejor marca del este, pero en el camino dejó ir a uno de sus máximos emblemas. Un golpe al orgullo del alero que miró desde el costado como un duro revés ante Indiana Pacers (4-2). El impacto hacía añicos la expectativa de su ex equipo en primera ronda.

Apareció la oferta de Boston Celtics para la 1994-95 y no dudó. Pero el elenco de Chris Ford tampoco lo contentó. Época de convulsión y vacas flacas en la organización de Massachussets. Una marca de 35-47 que apenas alcanzó para meterse en la postemporada. El 3-1 ante los Orlando Magic de Shaquille O’Neal y Penny Hardaway, lo privó de la posibilidad de enfrentar a Michael Jordan tras su regreso a los Bulls.

Era hora de volver a Europa. El oriundo de París, Francia, entendió que era el momento indicado. Incluso a dos años de haber sido campeón con Estados Unidos en el Mundial de Toronto 1994.

VIVIÓ COMO UN REY Y COMO «UN PERRO»

Cuando Dominique Wilkins llegó a Grecia lo recibieron como un rey. El medio The New York Times marcó que le dieron una casa de cuatro pisos, donde tuvo una mucama, dos autos e inclusive el club se comprometió a pagar los impuestos de su casa.

Nique sólo tenía que calzarse las zapatillas, ir a entrenar, competir y liderar al gran candidato a ganarlo todo en el viejo continente. Compartió club con grandísimos jugadores como Fragiskos Alvertis y el croata Stojko Vrankovic.

Si bien encajó rápidamente con sus compañeros, mantuvo una relación de amor y odio con el entrenador, Bozidar Maljkovic. Una larguísima como exitosa trayectoria justificaba los métodos del coach. El ex Hawks argumentó haber sido tratado como un perro en los entrenamientos. La exigencia era máxima por parte de un director que ya había probado las mieles de la conquista europea en tres ocasi0nes.

Como si fuese poco, el andar de Wilkins tuvo sus altos y bajos. Reiteradas ausencias a entrenamientos como partidos por constantes viajes a Estados Unidos habían tensado la relación entre el jugador y el club. La institución, que había aceptado pagar los gastos de su casa, le puso una multa de 50 mil dólares por esta reincidencia.

EL MEJOR EN LA CANCHA

Ese conflicto desaparecía cuando Dominique Wilkins salía a jugar para el Panathinaikos. Lideró la conquista de la Euroliga con un gran nivel en el Final Four. El club griego llegó a meterse entre los mejores cuatro con una marca de 9-5, válido para un tercer lugar en el Grupo B. Luego, sorteó por 2-1 a Benneton Treviso en cuartos.

Ya en París, la sede de la definición, comandó el 81-71 al CSKA Moscú en semifinales. Aquella oportunidad sacó a relucir lo mejor de Wilkins. 35 puntos, ocho rebotes y dos asistencias para garantizar el lugar en la final.

El 11 de abril de 1996 lideró el ajustado 67-66 sobre el Barcelona. Terminó con 16 puntos, 10 rebotes, una asistencia y un robo en 38 minutos. Semejante rendimiento en el período definitorio le dio el premio al MVP del Final Four. Además integró un quinteto ideal que incluyó a sus compañeros Alvertis y Vrankovic. El elenco lo completaron Arturas Karnisovas (Barcelona), actual GM de los Bulls, y Vasily Karasev (CSKA).

 

En el plano nacional, el alero también se dio el lujo de ganar la Copa de Grecia. El Panathinaikos venció 85-74 al Iralkis Aspis Pronola en la final y Dominique Wilkins también se alzó con el MVP. No obstante, su cuenta pendiente estuvo en la liga griega, donde el conjunto no pudo imponerse al Olympiacos en la definición. Esa caída lo privó de la triple corona.

 

SPURS, BOLOGNA Y MAGIC

Terminada la temporada 1995-96, Dominique Wilkins tenía un contrato de un año más con el Panathinaikos. Pero, cuando el alero recibió una oferta de los San Antonio Spurs hubo un acuerdo. La vuelta del ex Hawks a Estados Unidos era lo mejor para ambas partes. Si hubiese aceptado continuar en Grecia, hubiese sido compañero de Marcelo Nicola y Hugo Sconochini.

Wilkins jugó un año en San Antonio, donde promedió 18,2 puntos y 6,4 rebotes. Coincidió con la primera temporada de Gregg Popovich como entrenador, además de ser el último en vestir la camiseta número 21 antes de Tim Duncan. No obstante, el 20-62 de los Spurs le hizo considerar volver a Europa.

La 1997-98 la pasó junto al Fortitudo Bologna de Italia, con el cual compitió en la competencia nacional y la Euroliga. Llegó hasta los cuartos de finales, donde el Kinder Bologna le impidió el ingreso al Final Four. ¿Sú único festejo en tierras tanas? La obtención de la copa nacional, cortando la racha del histórico rival.

Se retiró en 1999 tras pasar su último año en el Orlando Magic. Tuvo apenas 27 apariciones antes de decir adiós a la práctica profesional del básquetbol.

En esta nota: Dominique Wilkins

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