Orlando Magic aterrizó en la mejor liga del mundo desde la temporada 1989-90. En sus primeros tres torneos, la franquicia estuvo buscando jugadores jóvenes que representaran el futuro del equipo. Le llevó un tiempo de paciencia, hasta encontrar en el Draft a Shaquille O’Neal. A lo largo de ese tiempo, el conjunto de Florida no conoció lo que significa la clasificación a Playoffs.
Sin embargo, la historia empezó a cambiar en la campaña 1992-93, la cuarta de la franquicia en la NBA. Es que seleccionó en el primer puesto del Draft de 1992, al interno de 2m16 de altura y 174 kg de peso. El oriundo de Newark, New Jersey, se formó en la Universidad de Luisiana State University.
Desde su arribo, Shaquille O’Neal se ganó el cariño del público de Orlando. El centro demostró todo su talento excepcional en la primera campaña en la mejor liga del mundo. Su promedio fue de 23,4 puntos (56.2% de efectividad en tiros de campo), 13,9 rebotes, 1,9 asistencias y 3,5 tapas por partido. Por eso, recibió el premio al Mejor Rookie del Año y se transformó en el primer jugador desde Michael Jordan en 1985 en participar del Juego de las Estrellas. A su vez, se convirtió en el primero de todos los tiempos ser elegido como el Mejor Jugador de la Semana en su primeros siete días en la NBA.
Pero el momento más espectacular del centro en su temporada de novato ocurrió el 23 de abril de 1993. Esa noche, el Magic visitó a New Jersey Nets, por el anteúltimo encuentro de la fase regular. Su performance no fue tan notoria como las anteriores (apenas diez tantos, cinco rebotes y cinco bloqueos). No obstante, realizó una acción específica que quedará en el recuerdo de la competencia.
Shaquille O’Neal hizo una volcada y se colgó tan fuerte que tiró todo el tablero hacia el parquet. Este hecho no tenía precedentes en la historia de la mejor liga del mundo. Sí se había visto muchas veces que el acrílico se rompiera tras un mate. Pero nunca que el tablero completo cayera hacia abajo. A partir de ahí, The Diesel mostró todas sus características que lo consolidaron como uno de las máximas leyendas de la competición: carisma, fortaleza física, talento y agresividad.
“Estaba enojado con mi papá por golpearme en la cara ese día. Porque sabía que si me mojaba fuerte, obtenía tu atención. Especialmente si sos grande y fuerte, y te atravieso y te tiro. Ahora tengo su atención. Ahora va a ser más fácil para mí el resto de mi carrera, así que solo quería realmente llamar su atención, y sé que lo iban a mostrar en ESPN, y ningún otro gran tipo lo estaba haciendo eso. Como si tuviera que enorgullecerme de ser diferente. Otra cosa que estaba tratando de hacer es obtener estos patrocinios comerciales. No fueron los grandes los que lo hicieron”, explicó Shaq, con el carisma y el humor que siempre lo caracterizó.
Ese partido terminó resultado a favor de Orlando Magic, por 119 a 116. Nick Anderson fue el máximo anotador del conjunto de Florida con 50 unidades, y encima desde la segunda unidad. De todos modos, las miradas se enfocaron en Shaquille O’Neal, quien realizó algo nunca antes visto. Y encima en New Jersey, su ciudad natal. Hasta hoy en día, esa jugada se reproduce miles de veces en cualquier tipo de plataforma.
Desde ahí, el interno comenzó a edificar una carrera memorable. Estuvo cuatro campañas en la franquicia ubicada cerca de World Disney Resort, y la llevó a las primeras Finales de su historia (1995). Luego, se mudó a Los Ángeles Lakers para formar una de las dinastías más emblemáticas de todos los tiempos, junto con Kobe Bryant. De esta forma, salió tricampeón de la NBA desde 2000 hasta 2002. Y más tarde, levantó un trofeo Larry O’Brien más con Miami Heat en 2006, conformando dupla con Dwyane Wade. Justamente el equipo vecino de Orlando Magic.