El martes se vivió un hito histórico en la NBA cuando LeBron James superó a Kareem Abdul-Jabbar como el máximo anotador de todos los tiempos. Este evento generó una enorme expectativa, con entradas que costaron hasta 30.200 dólares, hubo 225 millones de visualizaciones en redes sociales y tres millones de espectadores siguieron el hecho récord por televisión en directo en Estados Unidos.
Se trató del encuentro de temporada regular más visto en la cadena de cable TNT en casi cinco años y la cifra de 225 millones de visualizaciones en redes sociales es la más alta jamás registrada para un partido de la fase regular en la NBA.
Además, el impacto del récord de LeBron también se pudo ver en la economía, con boletos para el partido entre los Lakers y el Thunder que costaron hasta 30.200 dólares en la plataforma de reventa StubHub. Sin embargo, dos horas antes del comienzo del partido, se podían comprar tickets por solo 290 dólares.
El martes 7 de febrero de 2023, LeBron James hizo historia al convertirse en el máximo anotador de la historia.
Por eso, en BA-Ball te invita a recordar los mejores 23 partidos de su carrera.
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— Ba.Ball (@ba_ballOK) February 8, 2023
En pocas palabras, el récord de LeBron James ha sido un acontecimiento histórico en la NBA que ha sido impactante tanto dentro como fuera de la cancha.
Con muchos intereses en los negocios, LeBron fue, según Forbes, el segundo deportista con mayores ingresos en todo el mundo el año pasado, con 121 millones de dólares. Leo Messi es el primero con 130.
Hoy, el genio de Akron es el tercer jugador mejor pago de la liga con 44 millones de dólares. Solo está por detrás de Stephen Curry con 48 y Russell Westbrook con 47. El verano pasado renovó contrato con los Lakers por dos años y 97.1 millones, cifra de lujo para sus 38 años de edad.
James ha sido, además, un activista importante en la defensa de los derechos de los afroamericanos y un deportista comprometido para realizar acciones sociales y caritativas de peso fuera. Exitoso por donde se lo mire, ya dijo que piensa jugar al menos dos años más.
Y aspira, el día de mañana, a ser dueño de una franquicia en Las Vegas.
¿Imposible? En absoluto. Queda claro que, para el Rey, los límites fueron construidos para derribarse.