Luego del primer tricampeonato, Michael Jordan tomó la decisión de anunciar su primer retiro como jugador. El asesinato a su padre James R. Jordan Sr, un mes después del título conquistado en 1993, significó un golpe muy duro que al escolta le costó mucho asimilar. Por otro lado, circularon rumores que su alejamiento tenía que ver con su adicción a las apuestas y sus deudas acumuladas en los juegos al azar.
Sin embargo, el mejor jugador de todos los tiempos se tomó un descanso de la NBA, con el fin de cumplir una promesa que le había hecho a su padre cuando era niño. Estuvo un año y medio probando su suerte en el béisbol. De hecho, llegó a jugar en las Ligas Menores con los Birmingham Barons. De todos modos, una huelga en la Major League Baseball en 1995 lo llevó a alejarse del deporte para evitar ser un jugador reemplazante en esa época difícil para el deporte.
En tanto, Chicago Bulls no atravesaba un buen momento en la temporada regular 1994-95. Es que se encontraba al borde de la eliminación de los Playoffs en el amanecer de 1995. Mostraba una versión muy diferente a la de la campaña 1993-94, en la cual compitió al máximo nivel sin su emblema y llegó hasta las Semifinales del Este. Encima, comenzaron los conflictos internos entre Scottie Pippen y el General Manager Jerry Krause.
Por ende, el 18 de marzo de 1995 anunció una decisión que provocó la inmediata alegría en todos los seguidores del básquet. “Estuve escribiendo algunas palabras para el comunicado. Pero él no creía que eso capturara lo que quería decir. Así que le dije que lo escribiera él”, explicó su representante David Falk, en el histórico documental The Last Dance.
“I’m back (estoy de vuelta)”, publicó Michael Jordan en el fax que se envió a todos los medios de comunicación en Estados Unidos, con el objetivo de que hicieran un fuerte eco de la noticia. El impacto que generó fue tan grande que los ratings televisivos de la mejor liga del mundo aumentaron exponencialmente.
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— NBA on ESPN (@ESPNNBA) May 11, 2020
Empezando por el partido en el que regresó MJ, esta vez con la camiseta número 45. El 19 de marzo, Chicago Bulls visitó a Indiana Pacers, y ese juego se transformó en la vuelta de Su Majestad a la NBA. Si bien tuvo dificultades para entrar en ritmo (7-28 en tiros de campo), terminó el duelo con 19 puntos, seis rebotes, seis asistencias y tres robos. No obstante, el conjunto de Indianápolis se adjudicó la victoria por 103 a 96.
LA RECUPERACIÓN DE SU TRONO
El retorno de Michael Jordan fue fundamental para que la franquicia de Illinois se clasificara a los Playoffs. Con un promedio de 26,9 unidades, 6,9 tableros, 5,3 pases gol y 1,8 robos en 17 apariciones, guió a Chicago hacia un récord de 47 triunfos y 35 derrotas.
En la postemporada, los Bulls superaron la primera ronda tras imponerse sobre Charlotte Hornets por 3 a 1. Sin embargo, cayeron en las Semifinales de Conferencia ante Orlando Magic por 4 a 2. Más allá de sus esfuerzos, el escolta se vio necesitado de una pretemporada fuerte en el afán de recuperar el nivel que tuvo para alcanzar los primeros tres campeonatos de manera consecutiva (1991, 1992 y 1993).
“Después de la temporada, había usualmente un período en el que Mike se tomaba un tiempo. La noche en la que perdieron con Orlando, le dije: “Bueno Michael, me voy a ir de acá. Decime cuándo nos volvemos a encontrar”. Y él me respondió: “Te veré mañana”. Tenía una obligación consigo mismo, los fans, sus compañeros, la organización, su familia, todos. Es que, si te vas a sentar y tomarte tres horas de tu vida para verme en televisión, entonces tengo una obligación para darte lo mejor de mí. Todo el tiempo”, contó su personal trainer, Tim Glover, en The Last Dance.
Con la número 23 en su camiseta de vuelta, Michael Jordan volvió a demostrar porqué fue el mejor jugador de todos los tiempos. Es que cosechó un nuevo tricampeonato en 1996, 1997 y 1998. Y todo esto fue posible gracias a su histórica frase, publicada en un fax el 18 de marzo de 1995.