El 14 de agosto de 1959 nació en Lansing, Michigan, uno de los máximos próceres de Los Ángeles Lakers. Earvin “Magic” Johnson Jr tendrá para siempre su lugar en el debate sobre los tres mejores jugadores de todos los tiempos. Su conducción de las ofensivas y su capacidad para ser un hombre polifuncional lo transformaron en una leyenda de una de las dos franquicias más ganadoras de la historia de la NBA.
Desde su infancia y adolesencia, incorporó, pulió y perseveró en su trabajo arduo para hacer realidad sus sueños. “Practicaba todo el día. Iba a la tienda picando la pelota con la mano derecha y después volvía con la mano izquierda. Y también, me dormía con el balón”. Este recuerdo de Magic Johnson en una entrevista explicó su ejemplo de perseverancia y constancia, características que utlizó para afrontar cada momento de su vida. Tanto dentro como fuera de la cancha.
En Everett High School comenzó a plasmar su grandeza sobre su parquet. De hecho, un periodista lo bautizó con el apodo de “Magic” para dejar en claro que su vasta trayectoria arrancaba desde el colegio secundario. Esto se debió a que terminó un partido con triple-doble (36 puntos, 16 rebotes y 16 asistencias). Y eso que, al principio, su madre de ideología cristiana pensaba que ese apodo era blasfemo. Con un campeonato estatal, culminó de manera perfecta esa etapa para pasar a la Universidad.
Michigan State recibió el premio gratificante de contar en sus filas con un jugador de semejante nivel. En dos años desplegó toda su artillería de habilidades, mientras estudiaba la carrera de comunicación. Logró el título de conferencia (Big Conference) y llegó a cuartos de final del Torneo de la NCAA en la temporada 1977-78. Y a la campaña siguiente, empezó a gestarse la emblemática rivalidad que se fortificó más tarde en la mejor liga del mundo.
Magic Johnson y Larry Bird tuvieron su primer encuentro en la final del Torneo de la NCAA 1979. La audiencia sabía que ese clásico estaba rodando su parte introductoria, por lo tanto dijo presente para que se transforme en la final más vista de la historia del básquet universitario. El oriundo de Lansing dio el show que tanto se esperaba y Michigan State cosechó el ansiado campeonato ante Indiana State. Luego de la proeza, solo el cielo era el límite de Earvin.
LLEGADA QUE RESONÓ POR MUCHO TIEMPO
En el primer puesto del Draft 1979, Los Ángeles Lakers seleccionó a Magic Johnson para arrancar inmediatamente con una época gloriosa y legendaria. El equipo ya tenía a Kareem Abdul-Jabbar y esperaba conseguir a otra figura más para componer un plantel que potenciara aún más la marca de la franquicia.
El base de 2m06s no tuvo ningún problema en asumir ese rol que estaba buscando el conjunto californiano. Con su altura, se mostraba en condiciones de realizar a la vez funciones de un base, alero o pivote. Correr la cancha, armar la jugada, definir debajo del aro, fortaleza física. Ni bien fue elegido en el Draft, dejó en claro que iba a ser uno de esos jugadores únicos y míticos.
Su campaña como novato quedó en el recuerdo. Es que guió a los populares Lakers hacia su primer título en ocho años. En el sexto juego de las Finales 1980, tuvo el desafío de ocupar la posición de pivote debido a la ausencia de Kareem Abdul-Jabbar por un severo esguince de tobillo. Y como una estrella de la competición, asumió a la perfección su rol para llegar a una meta trascendental de su carrera.
Magic Johnson cerró su planilla con 42 unidades, 15 tableros, siete pases gol y tres robos para el triunfo sobre Philadelphia 76ers por 123 a 107 y la conquista de su primer anillo. A su vez, fue el primero de todos los tiempos en lograr el premio al MVP de las Finales en su temporada de novato y el cuarto en cosechar consecutivamente los campeonatos de la NCAA y NBA.
“Estoy simplemente aturdido. Ni siquiera puedo hablar. Me sentí bien por eso, fue irreal. Fue simplemente un gran trabajo de equipo. Me esfuerzo bajo presión”, manifestó Magic Johnson sobre su épica performance.
“El problema para los Sixers esta noche fue Magic. Nuestro hombre mágico, nuestro Houdini. ¿Quién hubiera pensado que podríamos ganar en Philadelphia sin Kareem y con Magic como centro? Todos pensaban que el entrenador era un demente, de esos que leen demasiados libros. Pero el cambio no fue tan extraño como parecía. Sabíamos que Magic les presentaría problemas, y lo hizo”.
Quien dijo eso fue el coach de los Lakers en aquella hazaña, Paul Westhead. El DT sería despedido por el dueño de la franquicia en ese momento, Jerry Buss, a raíz de su altercado con Magic Johnson y los altibajos en el rendimiento colectivo durante los años siguientes. En su lugar, ejercería el cargo quien fue su entrenador asistente, Pat Riley. Un coach que ayudaría a seguir agrandando el gigantesco camino de Earvin.
MAGIC JOHNSON-LARRY BIRD, EL DERBY QUE FIJÓ UN ANTES Y UN DESPUÉS
En 1982 se produjo el segundo campeonato de Magic Johnson en su trayectoria NBA. Luego de haber sido eliminado por Houston Rockets en la primera ronda de 1981, el elenco angelino tuvo la posibilidad de tomarse revancha un año después. Y la figura de los Lakers fue el gran responsable de una nueva conquista, por lo tanto recibió su segundo premio al Jugador Más Valioso de las Finales. Su equipo le ganó por segunda vez a Philadelphia 76ers. Los de Pensilvania se vengaron en 1983 tras imponerse en seis partidos.
Pero en 1984 empezó una seguidilla que marcó una época en el transcurso de la competición estadounidense. Para ese momento, la organización norteamericana sufría pérdidas económicas por la peligrosa baja de raitings televisivos y de los ingresos por las ventas de entradas.
Los Ángeles Lakers y Boston Celtics encontraron una solución al problema, afianzando la rivalidad mutua como la mejor de la historia. No solo se trató de dos equipos que se volvían a encontrar en las Finales después de mucho tiempo. Sino también de choques de diferentes aspectos.
La evolución del Showtime en el conjunto de Pat Riley, un estilo de juego que se caracterizaba por los lujos en los ataques rápidos. Y en el que Magic Johnson deleitaba con sus pases deliciosos, ya sea con o sin mirar. Por otro lado, la ofensiva estacionada de los de Massachusetts y el arte del pase extra. La gente de raza negra haciéndose fanáticos de los Lakers por Earvin, Kareem, James Worthy, entre otros. Los de raza blanca hinchando por los Celtics, teniendo como ídolos a Larry Bird, Kevin McHale, Danny Ainge.
El primer capítulo se produjo en 1984, y tuvo como ganador a Boston en el séptimo y definitivo partido. En aquella serie, el nacido en Michigan adquirió muchos aprendizajes de los errores cometidos en momentos claves del segundo, cuarto y séptimo juego.
Los fans del equipo del Este lo empezaron a llamar “Tragic” por sus decisiones equivocadas en la acción. Sin embargo, apareció la oportunidad de la venganza en 1985. Ese dolor del año anterior se transformó en un combustible sin límites a la hora de buscar la redención. Y ese escenario llegó en el momento indicado: en las Finales frente a los Celtics y en el sexto encuentro en el Garden (algo que ninguna otra franquicia consiguió hasta el momento). Johnson volvió a relucir su magia en las situaciones determinantes y logró que su equipo le ganara su primera final a Boston tras ocho ocasiones de frustraciones.
“Nunca olvidaré de volver a L.A. y hablar sobre eso con Jerry West (General Manager en ese momento). Fue ahí cuando me di cuenta de que desapareció la miseria y lo que significaba eso para la franquicia”, se descargó Magic, luego de un año exhausto porque lo apodaban “Tragic”.
“Esto borró la más odiosa frase del lenguaje inglés. Nunca más se podrá decir que “los Lakers jamás vencieron a los Celtics”, exclamó el propietario Jerry Buss.
Hubo un desempate en el frente a frente en 1987. Ambos planteles se habían impuesto una vez cada uno. Pero faltaba el bueno, luego de la ida y la revancha. Y esas Finales se narraron en seis enfrentamientos. El desenlace tuvo lugar en el Forum de Los Ángeles, pero la película se quedó con la toma del último minuto del juego 4. En un cierre apasionante y electrizante, Magic Johnson le agregó más dramatismo a la historia con un gancho ganador. Una vez más demostró su capacidad para hacer jugadas de un pivote, y esta vez en una situación bizagra.
32 years ago today, Magic Johnson’s junior skyhook in GM4 vs the Celtics.
Do you think more players should use this move?
(Via @NBATV, @JonesOnTheNBA)
— Ballislife.com (@Ballislife) June 9, 2019
“Esperábamos perder con un gancho. Pero no esperábamos que lo hiciera Magic”, dijo Larry Bird en conferencia de prensa post-partido. Hizo referencia a Kareem Abdul-Jabbar, quien patentó ese movimiento a lo largo de su carrera. Pero en esa jugada crucial, otro copió su sello.
“Magic es un gran jugador de baloncesto. El mejor que yo vi”, afirmó Bird. Si bien la rivalidad no cesaba dentro de la cancha, afuera había un panorama totalmente distinto. Es que las publicidades hechas en conjunto para la marca Converse les permitió entablar una amistad que perduró con el tiempo.
DE UN DURÍSIMO FINAL A UN EJEMPLO DE SUPERACIÓN
La última consagración de Magic Johnson se produjo en 1988, cuando los Lakers superaron en el séptimo partido a los Detroit Pistons de Isiah Thomas. Los Bad Boys se cobraron venganza en las Finales de 1989, barriendo la serie por 4 a 0. En 1991 se dio la última aparición del referente de los angelinos en la máxima instancia, pero Chicago Bulls comenzó a dominar la NBA de la mano de Michael Jordan.
Antes de iniciar la campaña 1991-92, una noticia inesperada y shockeante puso un fin a su exitosa carrera como jugador. El 9 de noviembre de 1991, en una conferencia de prensa, Magic Johnson salió a aclarar que había dado positivo de HIV (SIDA) y que automáticamente anunciaba su retiro. Significó un momento triste y doloroso, no solo para Earvin, sino también para el mundo del básquet.
No obstante, el base jugó una vez más el partido de su vida. Su fortaleza, determinación, carácter y perseverancia volvieron a ser fundamentales para combatir ante una enfermedad que afectó a numerosos seres humanos en el mundo. “Lucharé contra esta enfermedad mortal. Planeo seguir adelante, viviendo por mucho tiempo, cargándolos a ustedes como siempre hice”, afirmó en la famosa conferencia de prensa de 1991. Y cumplió con el objetivo de seguir viviendo. Marche otro trofeo Larry O’Brien por su incansable batalla.
Y siguió redoblando la apuesta. Es que los fans lo terminaron votando para que jugara el All Star Game de 1992. Ante la disconformidad de jugadores y espectadores, Magic Johnson optó por jugar un encuentro para disfrutar una vez más del deporte que tanto lo apasiona. Cuando pisó el parquet, parecía que nunca se hubiese retirado. El MVP del Juego de las Estrellas de Orlando volvió a dibujar su sonrisa con sus acciones durane los 48 minutos. Y cerró su planilla con 25 puntos, cinco rebotes y nueve asistencias para la victoria del Oeste sobre el Este por 154-114.
Este emblemático rendimiento le ayudó a ganarse un lugar en el roster del Dream Team que inició las aventuras de las estrellas NBA en los Juegos Olímpicos. Junto con Michael Jordan, Larry Bird, Scottie Pippen, entre otros, Earvin se dio el gusto de ganar la medalla de oro en Barcelona 1992 y dejar la bandera de Estados Unidos en lo más alto.
Más tarde, experimentó con el rol de entrenador de los Lakers en el último tramo de la temporada 1993-94. Después, alcanzó el anhelo de volver a vestir la camiseta de la franquicia en donde construyó su leyenda. En la 1995-96, le brindó los últimos cartuchos de su magia a los fanáticos del conjunto púrpura y oro, y también los de la liga. Así, comunicó un retiro de una forma más conforme y menos trágica. Algo que sufrió cinco años atrás.
Magic Johnson es ejemplo de grandeza, sacrificio, esfuerzo y perseverancia. Por eso englobó una carrera mítica jugando para un solo equipo, y logrando cinco anillos NBA (1982, 1985, 1987 y 1988), tres premios al MVP de las Finales (1980, 1982 y 1987), cuatro al MVP del torneo (1987, 1989 y 1990) y 12 apariciones en el All Star (1980, 1982 a 1992, MVP en 1990 y 1992). Además, lideró cuatro veces la temporada en asistencias (1983, 1984, 1986 y 1987) y dos en robos (1981 y 1982).