Wilt Chamberlain tuvo una carrera única, plagada de récords. A medida que pasó el tiempo, muchos de estos hitos se volvieron legendarios por que parecen inalcanzables. Una trayectoria digna de un mito urbano, aunque este fue comprobado por millones de personas que fueron testigos de su producción.
Uno de sus momentos difíciles de dimensionar fue el año del rookie Wilt Chamberlain. El pivote llegó a la NBA luego de pasar tres temporadas en la Universidad de Kansas como de un año junto a los Harlem Globetrotters. Si bien esta decisión no impactó de manera positiva en varios scouts de la NBA, Philadelphia Warriors ejerció su pick territorial. El interior jugó los primeros seis años de su carrera junto a la franquicia (1959-1965) y posiblemente hubiese pasado toda su carrera allí de no ser por su mudanza a San Francisco en 1962.
Pese a tener sus críticos, Chamberlain tuvo una temporada soñada para cualquier debutante de la liga. Lejos de necesitar tiempo de adaptación, se volvió literalmente el mejor jugador de la liga en un santiamén. Fue el primero de los dos novatos en ganar tanto el premio al ROY (Rookie of the Year) como MVP (Most Valuable Player -o jugador más valioso en español-). Tan sólo Wes Unseld (1968-69) pudo repetir semejante arranque.
EL DEBUT DEL ROOKIE WILT CHAMBERLAIN
Un año antes del arribo de Chamberlain, Philadelphia Warriors tuvo el tercer peor récord de la NBA. En una liga compuesta por ocho equipos, la franquicia tuvo la tercera peor marca. Un 32-40 que lo dejó último en la conferencia del este. A su vez, tenía un diferencial de -2,29 puntos por encuentro, el segundo peor registro de la competencia. Así, estaba lejos de ser una fuerza dominante o de tener un plantel con suficiente talento para pelear por un campeonato.
Este escenario justifica porqué Chamberlain promedió 46,4 minutos por encuentro, al menos según lo que indica el sitio Basketball Reference. El pivote sólo salía de la cancha para tomar agua y un poco de aire antes de volver al ruedo. Promedió 45,8 minutos por encuentro a lo largo de su carrera. Incluso llegó a tener un registro de 48,5 en la 1961-62 porque no salió del parqué incluso en aquellos encuentros con prórroga.
Esta forma de disputar los encuentros lo tuvo desde su debut en la noche del 24 de octubre de 1959. Un agolpado Madison Square Garden de Nueva York fue testigo de la primera huella de Chamberlain en el duelo entre Knicks y Warriors. Para sorpresa de los presentes, aquel flojo equipo que no clasificó a la postemporada anterior venció por 118-109. Un triunfo justificado por el debutante que, lejos de necesitar un tiempo para acostumbrarse a la competencia profesional, registró 43 puntos (17/27 de campo y 9/15 en tiros libres) y 28 rebotes.
En sólo su primera aparición, estableció el récord de goleo, tiros de campo anotados, tiros de campo intentados, y rebotes de cualquier debutante en la NBA.
RÉCORDS Y MVP
Aquel primer partido estableció cómo sería su temporada y el resto de su carrera. Disputó cada uno de los 72 partidos de la fase regular y de ellos sólo uno fue ‘malo’. El 10 de febrero de 1960, en una nueva visita a los Knicks, Chamberlain jugó apenas nueve minutos antes de retirarse del partido por un golpe en la boca. Recibió un codazo en la lucha por un rebote, golpe que le hizo perder varios dientes, además de dejarle la boca hinchada. La producción fue de cinco puntos, dos rebotes y una asistencia en nueve minutos.
Por fuera del accidentado cotejo en la Gran Manzana, Chamberlain registró al menos 20 puntos en cada uno de los 71 juegos restantes. A su vez, encestó un piso de 30+ en 60 de ellos; 40+ en 32 oportunidades; 50+ en cinco ocasiones; y acertó 58, el récord de un rookie en un partido, en dos veces. Lo hizo en la siguiente visita ante los Knicks (21 de febrero), replicando lo que había registrado ante Detroit Pistons en la noche del 25 de enero.
Como si todo esto fuese poco, tuvo un mínimo de 15 rebotes en cada una de esas 71 apariciones, por lo que tuvo 71 dobles-dobles en 72 partidos. También registró el juego con mayor cantidad de rebotes (45) por un debutante; las cuatro máximas por un rookie con un juego de 43 recobros y dos de 42; y 18 de los 23 mejores registros de la NBA. Nunca se había visto algo igual, ni tampoco se volvió a ver algo cercano a aquel nivel.
Ante semejante demostración de talento, fue el 12° rookie de la historia de la NBA en ingresar al All-Star Game. Philadelphia fue la sede del evento y el público local deliraba ante el escenario de tener a su mayor representante en la élite de la liga. Respondió a su gente con una producción que le dio el MVP: 23 puntos (9/20 de campo; 5/7 en tiros libres) y 25 rebotes en 30 minutos. Chamberlain fue el segundo de los tres debutantes en ser el mejor jugador del evento, sólo por detrás de Elgin Baylor (1959). Luego se sumó Oscar Robertson (1961) a la lista.
La fase regular 1959-60 terminó con Philadelphia Warriors en el segundo puesto del este (49-26) como la segunda mejor marca de la competencia. Sólo Boston Celtics (59-16), que eventualmente fue campeón, tuvo un mejor desempeño. La suma de Chamberlain a Paul Arizin como Guy Rodgers potenció al equipo del estado de Pensilvania.
Si bien el debate por el MVP estaba entre Bill Russell, líder del mejor equipo de la etapa, y el rookie Wilt Chamberlain, los votantes se inclinaron por este último. El de los Warriors lideró la competencia en puntos totales (2707), puntos por partido (37,6), rebotes totales (1941), rebotes por partido (27,0), tiros de campo (2311), minutos disputados (3338) y minutos por encuentro (46,4). Esta muestra de nivel hizo que reciba 270 de los posibles 395 puntos de la elección para ganar el premio al MVP. Por consecuencia, también integró el mejor quinteto de la NBA.
EL DESENLACE
A la hora de los Playoffs, Philadelphia Warriors sintió el desgaste de una temporada con tantos minutos para sus mejores jugadores. El equipo venció 2-1 a Syracuse Nationals en las semifinales del este para tener su esperado duelo con los Boston Celtics. Su tercer juego del cruce ante el conjunto que luego fue Philadelphia 76ers vio lo mejor de un novato en postemporada. Chamberlain comandó el pasaje a la siguiente instancia con 53 tantos, la mayor cantidad cosechada por un rookie. No obstante, necesitó de 42 tiros de campo (encestó 24) y 16 tiros libres (sólo anotó 5) para lograrlo.
La serie ante Celtics mostró a un líder mejor posicionado, aunque Philadelphia logró darle sobresaltos. Chamberlain anotó 42 puntos en el primer duelo, aunque este fue para el rival por 111-105. Tras ganar el siguiente asalto y perder los siguientes dos, el pivote mantuvo a su equipo con vida con un excepcional aparición en el quinto duelo. Terminó con 50 puntos y 35 rebotes además de frenar a Bill Russell (22) para el 128-107. Sin embargo, Boston se cobró revancha en el siguiente para sellar su pasaje a las finales con un ajustadísimo 119-117.
Aquel fue el inicio de una excepcional carrera para una de las máximas leyendas que presenta la NBA. Un año en el que el rookie Wilt Chamberlain hizo algo que nadie pudo estar siquiera cerca de replicar.