La estrella de los Lakers, LeBron James, tuvo que retirarse del juego ante los Clippers el miércoles pasado luego de sentir un tirón en la zona de la ingle izquierda que encendió las alarmas en la franquicia angelina. Cabe recordar que James ya sufrió una dolencia similar durante su primera temporada en Los Angeles, que lo obligó a perderse 23 partidos (17 de ellos forma consecutiva) durante el final de la 2018-19.
Para fortuna del Rey y sus compañeros, la resonancia magnética que le hicieron después del partido no mostró desgarros ni otras lesiones significativas en la zona afectada. Por ello, el entrenador del equipo, Darvid Ham, indicó a la prensa que evaluarán la evolución del jugador día a día, aunque lo descartó del encuentro que afrontarán esta noche ante los Sacramento Kings.
Será una baja sensible para los Lakers, que comenzaron la temporada de forma adversa tras perder nueve de sus 11 compromisos. El lado positivo es que el calendario les brinda un necesario respiro que puede ayudar al legendario alero de casi 38 años a recuperarse por completo.
Luego de Sacramento, los de púrpura y oro se medirán con Brooklyn el domingo, y tras ello, no jugarán hasta el viernes a la noche frente a Detroit. El cuatro veces campeón de la NBA podría descansar ocho días y perderse sólo dos partidos, en caso de volver contra Pistons.