El lanzamiento de una moneda decidió la carrera de Magic Johnson como también la vida de la NBA. Si el objeto hubiese caído del otro lado, Johnson no hubiese jugado en los Lakers y la dinastía de los 80’s no hubiese existido. Sobre todo porque posiblemente Boston Celtics hubiese tenido la oportunidad de reunir al base con Larry Bird. Cuesta imaginar un escenario en el que el tándem pierda unas finales de conferencia contra Pistons, Sixers o Bulls.
Magic Johnson llegó al Draft de 1979 como el único candidato a ser el número 1. Era toda una rareza: un base de 2,03 mts con un talento nunca antes visto. Era capaz de hacerlo todo, destacándose como un creador de juego; pero con armas para anotar, defender tanto en el perímetro como en la pintura y ganar rebotes. A diferencia del cliché de los reclutadores para convencer a jugadores prometedores, el nacido en Lansing, Michigan, tenía el paquete completo.
Esto lo reafirmó en su paso por la Universidad de Michigan State. Se mostró como un debutante prometedor en su primer año con medias de 17,0 puntos, 7,9 rebotes y 7,4 asistencias. El segundo año fue aún mejor: 17,1 puntos, 7,6 rebotes y 8,4 asistencias. En este último lideró a los suyos a un título con una victoria en la final sobre los Indiana State de Larry Bird en el partido más visto de la historia. Mejor jugador del Final Four de la NCAA y mejor jugador del básquetbol universitario en general. Johnson era irresistible para cualquier franquicia.
Al anunciarse para el Draft de 1979, su futuro quedó sellado a la suerte. La NBA definía al primero del proceso de selección con el lanzamiento de una moneda que representaba al peor de cada conferencia. Por un lado estaba Chicago Bulls, que terminó su paso por el este con un 31-51. En el otro, curiosamente, estaba Los Ángeles Lakers. El combinado angelino se había hecho con el pick de New Orleans Jazz en 1977, cuando la franquicia traspasó tres primeras rondas a cambio de Gail Goodrich. El Jazz terminó con un 26-56 que lo dejó último en su campaña anterior al traslado a Utah.
Ante escenario, Chicago tuvo el honor de elegir qué lado de la moneda quería. La franquicia impulsó una votación entre fanáticos que arrojó ‘cara’. La moneda salió ‘seca’ y Magic Johnson fue seleccionado por los Lakers. El resto es historia conocida: cinco títulos; tres MVP; tres MVP de finales; 12 Juegos de las Estrellas y básicamente el mejor jugador que tuvo la organización.
MAGIC JOHNSON NO HUBIESE JUGADO EN CHICAGO
Usualmente de estas historias se desprenden muchos ‘¿Qué hubiese pasado si…’. Magic Johnson le quitó la duda a Chicago unos años más tarde al señalar que si esto hubiese sucedido, hubiese vuelto a Michigan State para la 1979-80. El base quería formar un tándem con Kareem Abdul-Jabbar, por lo que no se uniría a Artis Gilmore en la ciudad del viento. La franquicia de Illinois hubiese tenido un año para convencerlo, pero esto difícilmente hubiese pasado.
Magic ganó su primer anillo de campeón como novato en 1980, por lo que esto no sucedería. Lo que sí pudo haber sucedido hubiese cambiado todo. Johnson sería el prospecto más atractivo para el Draft de 1980 y en este ocasión no podría dar marcha atrás. Si bien Golden State tuvo esa primera selección, el equipo la adquirió un día antes de los Boston Celtics; que habían obtenido el pick que originalmente era de Detroit en 1979. La franquicia de San Francisco envió a Robert Parish junto a la tercera selección por el primer lugar como el 13°. Boston no hubiese aceptado la oferta por los recursos de Magic y más allá de la necesidad de conseguir a Parish. El tándem Johnson-Bird hubiese sido posible.
¿Qué equipo podría haber frenado a los Celtics en los 80s? Difícil imaginar a un candidato por la posición de la franquicia de Massachussets. Aún sin Johnson se posicionó como el máximo rival de los Lakers, llegando a ocho de las diez finales de conferencia en la década, clasificó a cinco finales y ganó en tres de esas ocasiones. Con Johnson, los 76ers hubiesen sido campeones en 1980 en lugar de los Lakers, mientras que los Celtics hubiesen tenido chances legítimas de ser campeones constantemente en el resto de la década. ¿Nueve títulos seguidos, es decir, todas las finales de los 80s en las que jugaron Lakers y/o Celtics? Quizás.
La moneda forjó una década como dio el camino a los siguientes casi 50 años de la NBA. Un golpe de suerte que forjó a la dinastía angelina en los 80s, pero que a la larga trajo equilibrio en la liga. ¿Cuánto hubiese sido necesario para frenar a Bird y Johnson?