Me gusta que gane Luka Doncic. Disfruto, también, con la redención de Kyrie Irving. Sepan disculpar esta honestidad manifiesta. Permítanme esta licencia por única vez.
Acompañen quienes se suban a este barco.
Castiguen poco quienes se pongan enfrente.
Me gusta que gane Luka Doncic. Disfruto, también, con la redención de Kyrie Irving. Sepan disculpar esta honestidad manifiesta. Permítanme esta licencia por única vez.
Acompañen quienes se suban a este barco.
Castiguen poco quienes se pongan enfrente. pic.twitter.com/RYcRJSaeBJ
— Bruno Altieri (@altieribruno) May 31, 2024
Esto no es algo nuevo para mí: es el niño que combate con el adulto. Discuten mi pasado con mi presente. Y en el trayecto, de esa mezcla surgirá un futuro. La pregunta es: ¿Qué porvenir es el que verdaderamente deseamos?
¿Qué es para cada uno lo aspiracional?
Estamos tan huérfanos de héroes deportivos, tan escasos de emociones genuinas, que necesitamos aferrarnos a algo. Se debaten, entonces, la razón con la emoción. La aritmética con la poesía.
El pragmatismo del qué contra la búsqueda insistente del cómo.
“Hoy, en esta isla, ha ocurrido un milagro”, firma Adolfo Bioy Casares, el Irving de Jorge Luis Borges, en La Invención de Morel. Creo, sin equivocarme, que Luka Doncic es ese milagro para la NBA. Un jovencito nacido en Ljubliana que trajo consigo la fórmula del básquetbol total.
Junto a él, Irving. Un malabarista del juego. Un angel caído del cielo de Cleveland que encontró en Dallas lo que no pudo en Boston y Brooklyn.
Kyrie, el enemigo del mundo. El terraplanista, el antivacuna, regresa del infierno personal para ponerse a centímetros del cielo.
¿Qué historia puede ser mejor que esta? Juntos a la par. Irving, relojero de precisión quirúrgica, de mano fina, con Doncic, el mago que juega en modo telequinesis. La versión small de Nikola Jokic. Básquetbol de gota gorda: nada es más rápido que la mente.
La satisfacción de sorprendernos con un ángulo inexplorado. La sensación recurrente de haber estado viendo lo incorrecto todo el tiempo. Así funciona la magia. Distracción.
“La vida es eso que pasa mientras estamos ocupados haciendo otra cosa” – John Lennon
Doncic e Irving le dan vida al juego. Inteligencia real y emocional.
Atrévanse a navegar entre sueños.
Abran los brazos y dejen que la brisa del viento golpee la cara.
Sepan todos que se juega para ganar, pero no todas las victorias son iguales.
¿Píldora roja? ¿Píldora azul? Es tiempo de elegir.
Vestirse de colores o permanecer en escala de grises.
“Cuando aparece un gran genio en el mundo se le puede reconocer por esta señal: todos los necios se conjuran contra él” – Jonathan Swift
Dallas, vaya fortuna la de estos tiempos, no tiene un genio: tiene dos.
“Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros, otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende” – Eduardo Galeano
Nunca estuvo tan fácil disfrutar en plenitud de este deporte.
Somos todos testigos de la historia.