El TD Garden explotó. No por un triple. No por un alley-oop. Sino por sangre. La de Kristaps Porzingis, que en el tercer cuarto del Juego 2 ante Orlando Magic recibió un codazo brutal de Goga Bitadze, terminó con un tajo en la frente y cinco puntos de sutura. Y volvió. Porque así se juega en Boston.
El letón, que terminó con 20 puntos y 10 rebotes, miró sus manos empapadas en rojo y sonrió. Ya lo había vivido antes -en un partido a principios de abril-, y sabía que el público lo iba a acompañar. “Me encantan mis momentos WWE”, dijo después. “Ya sabía que si había sangre, el público iba a prenderse”.
Con una venda en la frente, Porzingis volvió desde el vestuario, lanzó sus tiros libres y saludó al estadio mientras la gente coreaba: “K-P! K-P! K-P!” Fue más que un gesto: fue un mensaje de guerra.
El guerrero perfecto para los playoffs
“Ama la UFC, así que fue perfecto para él”, dijo Payton Pritchard. El entrenador Joe Mazzulla fue más allá: “Me gusta verlo sangrar en la cancha. Es importante. Vuelve y hace su trabajo”.
La acción resumió el espíritu de una serie física, que ya en el Juego 1 había dejado fuera a Jayson Tatum por una lesión en la muñeca tras un golpe de Caldwell-Pope. Esta vez, fue el turno de Al Horford, que tuvo un cruce tenso con el propio KCP y debió ser contenido por Mazzulla y Jrue Holiday.
Porzingis fue claro: “No vamos a dejar que nadie nos pase por encima. Si vienen a provocarnos, vamos a responder. Es emocional, pero no vamos a quedarnos quietos”.
Más que sangre: entrega
Tras el partido, Porzingis apareció ante la prensa con las cinco suturas y la frente cubierta, pero con una sonrisa amplia. “Tengo piernas, tengo brazos. Me siento bien. ¿Cómo no voy a volver? Me encanta esto, me encanta esta ciudad. Disfruto cada segundo en la cancha”.
Y remató con perspectiva: “Tuve muchos altibajos en mi carrera. Lesiones, frustraciones. Ahora que estoy acá, quiero disfrutarlo. Y Boston es el mejor lugar para hacerlo”.
Mazzulla lo resumió mejor que nadie: “Tiene una capacidad especial para tomarse todo en serio y al mismo tiempo disfrutar. Controla su entorno, maneja al público, y mantiene la calma. Eso nos eleva como equipo”.
En una noche sin Tatum, Jaylen Brown tomó la batuta con 36 puntos, 10 rebotes y 5 asistencias. Pero el corazón de Boston sangró en la frente de su gigante letón.
Y ese corazón no piensa rendirse.