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27/08/2004

El histórico triunfo de Argentina sobre Estados Unidos en Atenas 2004

La única derrota de Estados Unidos con sus NBA en un partido de eliminación olímpica fue frente a Argentina en Atenas 2004. Un 89-81 histórico.

Nocioni y Ginóbili, los máximos anotadores del triunfo de Argentina sobre Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004.
Hasta los lituanos celebraron el triunfo argentino en Atenas 2004 (FOTOGRAFÍA gentileza TyC Sports).

La combinación de Argentina y Atenas 2004 marcó un antes y un después en el deporte estadounidense. Al igual que en el Mundial de Indianápolis 2002, el equipo de Magnano le amargó los planes. En este caso fue el único país en obtener una medalla olímpica de oro desde Barcelona 1992, la primera vez que el país norteamericano presentó a sus jugadores NBA.

La jornada icónica del básquetbol mundial fue el 27 de agosto del 2004. Argentina venció 89-81 a Estados Unidos para meterse en la definición del certamen olímpico. Si bien el equipo perdió tres juegos en aquel certamen, la peor derrota sucedió en aquella semifinal. La única caída en un juego de eliminación directa desde aquella presentación en la ciudad catalana. Un fracaso que obligó a USA Basketball a cambiar el enfoque de cara a estos torneos con un aporte clave de Mike Krzyzewski.

LAS GANAS DE REVANCHA

Ningún equipo volvió a dejar a Estados Unidos sin el oro olímpico desde Atenas 2004 (FOTOGRAFÍA gentileza Olympics).
Ningún equipo volvió a dejar a Estados Unidos sin el oro olímpico desde Atenas 2004 (FOTOGRAFÍA gentileza Olympics).

Argentina llegó al certamen multideportivo con la sangre en el ojo. La polémica derrota ante Yugoslavia en la definición de Indianápolis obligaba a ir en busca de revancha. El equipo de Rubén Magnano sumó más talento que en su presentación anterior. Carlos Delfino y Walter Herrmann fueron dos jugadores claves en el camino al título.

Casualmente su debut en el torneo fue ante Serbia, el país más fuerte de la unión yugoslava. El primer partido del certamen fue tan reñido como la definición anterior, pero con diferente ganador. Una ‘palomita’ legendaria de Manu Ginóbili estampó el 83-82 que permitió el desahogo.

 

Tras sacarse la espina, Argentina hizo los deberes para meterse en semifinales. Accedió a los cuartos de finales con una marca de 3-2 con triunfos sobre Nueva Zelanda (98-94) y China (82-57); y derrotas ante España (76-87) e Italia (75-76). Si bien su rendimiento en el cierre de la primera etapa generó dudas, esto cambió con el juego de cuartos de finales. Un memorable 69-64 sobre el local, Grecia, con remontada incluida de la mano de Herrmann y 18 puntos consecutivos de Delfino.

 

EL PEOR ARRANQUE DE LA HISTORIA

Al igual que en Indianápolis 2002, Estados Unidos tuvo muchísimos problemas para conformar su plantel olímpico. Larry Brown tan sólo pudo contar con dos estrellas del All-Star del 2004: Tim Duncan y Allen Iverson. Junto a ellos estuvo una mezcla de veteranos de rol (Lamar Odom y Stephen Marbury, entre otros); y jovencitos prometedores (LeBron James, Carmelo Anthony y Dwyane Wade).

La falta de química se sintió desde el primer día. Estados Unidos sufrió la derrota más abultada con sus NBA en el debut. Un 92-73 a manos de Puerto Rico que puso alto a los 12 años de invicto en los certámenes olímpicos. La caída empezó a vaticinar el pobrísimo torneo del equipo.

Se recuperó con triunfos sobre Grecia (77-71) y Australia (89-79), pero padeció una segunda caída ante Lituania (90-94). Al igual que Argentina, cerró la primera fase con una marca de 3-2 gracias a un 89-53 sobre Angola. España tuvo la chance de dejarlo sin podio en cuartos y esto era esperable por la diferencia en el rendimiento de ambos. Sin embargo, el equipo norteamericano trabajó para imponerse 102-94 y asegurar la lucha por las medallas.

EL PARTIDO

Argentina debía volver a encontrar una ofensiva que le permita dominar a Estados Unidos y se inclinó por la ofensiva flex. Un sistema ofensivo que combina bloqueos verticales y horizontales para generar libertades para los tiradores. El equipo norteamericano, acostumbrado a un juego basado en el talento individual, tardó en dilucidar cómo responder a este esquema impuesto por Rubén Magnano. Esto sirvió principalmente para liberar a Manu Ginóbili (29) y Andrés Nocioni (13) que combinaron 14 conversiones en 18 tiros de campo.

 

Otro aspecto significativo del dominio argentino fue el trabajo defensivo. Estados Unidos, a diferencia de Indianápolis 2002, no contaba con tiradores como Reggie Miller y Ray Allen. Su juego pasaba por el pick-and-roll como las variantes de ataque con la pelota en el poste bajo. Así, el objetivo de Magnano fue neutralizar a Tim Duncan, la mejor carta del equipo de Brown. La respuesta se dio con un trabajo fuerte de Fabricio Oberto sobre el interno de los Spurs. Además, ante la falta de triple del rival, el esquema albiceleste se podía dar el lujo de posicionarse cerca de la pintura en todo momento. El otro enfoque fue doblar a la leyenda del conjunto texano cuando recibía la pelota.

Tácticas que en 2022 podrán sonar sencillas, pero ejecutadas en un altísimo nivel para frenar a la máxima potencia. Estados Unidos apenas conectó tres triples en todo el encuentro; la misma cantidad que Sconochini y uno menos que Ginóbili. Lejos de responder a los 11 aciertos sudamericanos. En tanto, Duncan tan sólo pudo sumar 10 puntos.

La estrategia de Magnano funcionó a la perfección. Argentina llegó a mandar por 16 puntos y Estados Unidos nunca logró ponerse en partido. El equipo albiceleste dominó los últimos 15 minutos del partido para cerrar la conquista más importante frente al elenco norteamericano. La diferencia entre un equipo y otro fue mucho mayor al 89-81 definitivo, pero el elenco de Brown maquilló el resultado en el cierre. «Fue mágico ganarle otra vez. Ese sí fue un Dream Team de muchísimo más nivel que Indianápolis. Se le vuelve a ganar con muchísima contundencia. Divirtiéndonos en la cancha y paseándolos», reflexionó Andrés Nocioni en el programa Alma Naranja (2016).

MEDALLA DE ORO EN UN DÍA HISTÓRICO

Argentina volvió a probar las mieles de una victoria sabrosa, pero esta vez cambió su enfoque. La alegría fue muchísima, pero duró lo mismo que la transición de regreso al hotal. Faltaba un partido y en el camino estaba Italia, que ya había superado al equipo de Magnano en la fase de grupos. «Habíamos pasado lo más difícil. Sencillamente, no podíamos imaginarnos perder la final, con todo respeto», marcó años más tarde Luis Scola.

Un equipo más maduro y talentoso salió a disputar esa definición. Italia no tuvo chance alguna de amargar al combinado albiceleste en esa ocasión. Fue 84-69 liderado por el mismo Scola (25 puntos y 11 rebotes). Aquel 28 de agosto del 2004 pasó a la historia por las medallas de oro en básquet y fútbol, como también el bronce en vela. Esa fecha, en Atenas -la tierra del olimpismo-, para muchos es la más importante de la historia del deporte argentino.

La ‘Generación Dorada’, como se conoció a aquel equipo, tuvo tres Juegos Olímpicos más antes de su retirada. Bronce en Beijing 2006 con seis jugadores menos que en Atenas. Cuarto puesto en Londres 2012, ya sin Fabricio Oberto. Y un quinto lugar en Río 2016 con la venganza del elenco norteamericano en cuartos de finales. Aquel encuentro marcó el final de Ginóbili y Nocioni junto al combinado albiceleste. Scola llegó a liderar al combinado subcampeón del mundo en China 2019 antes de retirarse en 2021 tras los Juegos Olímpicos de Tokio.

UNA CAÍDA QUE CAMBIÓ TODO

Allen Iverson, uno de los protagonistas de Estados Unidos en la derrota histórica frente a Argentina (FOTOGRAFÍA gentileza Olympics).

Estados Unidos se despidió de Atenas 2004 con una promesa: jamás volvería a haber un equipo como Argentina en su camino. El mejor equipo del planeta no podía volverse a permitir semejante vergüenza en un Juego Olímpico, el torneo más importante para esa nación. Si bien tuvo tragos amargos en los Mundiales de Japón 2006 y China 2019, esa fecha cambió todo.

Jerry Colangelo inició el proceso al día siguiente de la derrota, sin esperar la medalla de bronce en suelo ateniense. El director deportivo del seleccionado nacional obligó a los jugadores a comprometerse. Debian ser parte del proceso de tres años que comprendían el Mundial y el Juego Olímpico para representar al país. Una directiva que muchas estrellas negaron aceptar y que otras tomaron con el objetivo de tener su ansiada revancha.

Pasaron 17 años para que Estados Unidos vuelva a registrar una derrota en el plano olímpico. Francia, en el debut de Tokio 2020 (en 2021 por la pandemia del COVID-19), fue el único en frenar a un equipo que fue por todo y se quedó con todo.

Beijing 2008 fue la primera gran muestra de talento. Kobe Bryant se sumó a los ya maduros James, Anthony y Wade, entre otros, para tener la revancha. Estados Unidos llegó sobrado a la final, el partido más parejo tuvo una diferencia final de 20 puntos. Justamente el último triunfo previo a la definición tuvo un tono de revancha, un 101-81 a Argentina para enviarla a jugar por el tercer puesto. España le presentó un durísimo obstáculo, pero no aguantó la presión. 118-107 para volver a ser campeón olímpico después de ocho años.

El equipo de Londres 2012 fue lo más cercano a aquel Dream Team de Barcelona 1992 (FOTOGRAFÍA gentileza Olympics).

Londres 2012 estuvo marcado por el Redeem Team (el equipo de la redención). Un esquema titular casi ideal: Chris Paul, Kobe Bryamt, LeBron James, Kevin Durant y Tyson Chandler. El banco con opciones como Westbrook, Harden, Anthony, Iguodala y Love. Un equipo extraordinario sobrado de recursos. Una merma de nivel en la definición hizo que España maquille al 107-100.

Su parada más floja fue en Río 2016, aunque tampoco registró derrotas. La base del equipo de los Warriors subcampeones sin Stephen Curry. A pesar de esto, la ciudad brasileña vio como el equipo del Coach K destrozaba a sus rivales. 99-69 a Serbia en la definición para dejar en claro quién era el mejor del mundo.

Así el viaje llega a Tokio 2020, que fue en 2021 por la pandemia. El torneo arrancó al día siguiente del cierre de la temporada de la NBA, lo que podría justificar el flojo nivel del equipo ante Francia. Tras la sorpresa, con mejora en cada juego, fue encontrando su mejor versión en la etapa definitoria. 95-81 a España, 97-78 a Australia y 87-82 sobre la misma Francia para sellar su cuarta conquista al hilo. La 16° corona en sus 19 presentaciones olímpicas.

Más allá de algunos golpes durante el viaje, Estados Unidos logró su cometido. Reacondicionó su estructura interna y obligó al compromiso de los jugadores. Nunca volvió a tener un Argentina, ni un Atenas 2004. Nunca sufrió en un juego de vida o eliminación. Jamás volvió a vivir algo tan humillante como lo que sucedió aquel 27 de agosto del 2004.

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