En el Draft de 2003, Miami Heat seleccionó en el tercer puesto de la primera ronda a Dwyane Wade. El escolta, formado en la Universidad de Marquette, demostró en su temporada de novato que tenía el potencial para obtener varios hitos en el conjunto de Florida. En el inicio del ciclo de Stan Van Gundy como DT, el joven de 22 años lideró al equipo hacia un récord de 42 triunfos y 40 derrotas y llegó a disputar las Semifinales del Este en los Playoffs.
Para la campaña siguiente, el General Manager Pat Riley realizó el primer gran movimiento tras concretar un intercambio con Los Angeles Lakers. En ese traspaso, la franquicia se hizo con los derechos de Shaquille O’Neal, quien fue galardonado tres veces como MVP de las Finales en las conquistas del conjunto californiano desde 2000 a 2002. A partir de ahí, comenzó a ensamblarse una dupla de elite, aunque el elenco haya caído en las Finales de la región.
En el verano estadounidense de 2005, Pat Riley volvió a realizar negociaciones exitosas para que el plantel tuviera un salto de calidad. Es que participó de un traspaso a cinco bandas, en el cual incorporó a Jason Williams, James Posey y Antoine Walker. También, aprovechó que Gary Payton fue cortado de Atlanta Hawks para firmarle un contrato por el mínimo de veterano.
Además, Shaquille O’Neal extendió su contrato por una suma de 100 millones de dólares en cinco campañas. De esta forma, el conjunto de Florida se aseguró la presencia de su tandem a largo plazo y compuso un equipo completo de cara a la lucha por el primer título de la historia.
El inicio de la fase regular fue turbulento porque Stan Van Gundy dejó de ser el entrenador tras 21 compromisos. Miami había ganado apenas once encuentros, lo que lo alejaba de los primeros puestos del Este. En su lugar, Pat Riley volvió a tomar las riendas como coach principal. Su regreso al puesto significaba la vuelta de un DT con una trayectoria sensacional en la mejor liga del mundo.
Desde ese momento, el Heat encontró la constancia en el juego y terminó recuperando terreno en la competición. Por eso, terminó en el segundo puesto de la Conferencia con un récord de 52 encuentros ganados y 30 perdidos. Solamente quedó por detrás de Detroit Pistons, el rival que lo eliminó en las Finales de la región de 2005.
LA REVANCHA EN LA POSTEMPORADA
Miami Heat tuvo un gran inicio de los Playoffs porque superó en la primera ronda a Chicago Bulls por 4 a 2. Y luego, se impuso en las Semifinales del Este sobre New Jersey Nets por 4 a 1. Esto le dio la oportunidad de redimirse ante Detroit Pistons, en las Finales de Conferencia. Era la chance de quitarse la espina que significó la derrota en el séptimo juego de la serie de la temporada anterior.
El elenco de Pat Riley necesitó de seis enfrentamientos para superar al último campeón de la región. Los de Florida sufrieron las primeras dos derrotas en el Palacio de Auburn Hills, pero respondieron ganando los cuatro duelos siguientes.
Y Dwyane Wade fue clave en el sexto enfrentamiento con 14 tantos y 10 pases gol, con el fin de que el conjunto se tomara revancha ante los de Michigan con un 4 a 2 en la serie. También, Shaquille O’Neal se destacó con 28 unidades, 16 tableros y cinco bloqueos. De esta forma, la franquicia se clasificó por primera vez en su historia a las Finales de la NBA.
Enfrente estaba Dallas Mavericks, que venía de dejar en el camino a Memphis Grizzlies (4-0), San Antonio Spurs (4-3) y Phoenix Suns (4-2). Con la motivación de haber ganado el derby ante el campeón defensor, el conjunto texano llegó con muchas ilusiones de cara a lo que fue también su primera aparición en las Finales.
EL PRIMER FESTEJO
El 8 de junio arrancó la serie decisiva, en el American Airlines Center. Dallas Mavericks empezó mejor porque ganó el primer partido por 90 a 80. Jason Terry fue la figura del dueño de casa con 32 puntos (4-7 en triples), cuatro rebotes, una asistencia y tres robos. Asimismo, Dirk Nowitzki contribuyó con 16 unidades (2-4 detrás del arco), diez tableros, cuatro pases gol y tres recuperos.
Tres días después, los dirigidos por Rick Carlisle volvieron a capitalizar el hecho de haber empezado las Finales de local. Es que se impusieron por 99 a 85, de la mano de Nowitzki (26 tantos, 16 rebotes, cuatro pases gol y dos tapas). No obstante, Miami Heat repitió la fórmula que había logrado en la instancia anterior.
Los tres enfrentamientos siguientes se disputaron en el American Airlines Arena. El elenco de Pat Riley ganó el primer juego de la serie el 13 de junio, con un ajustado 98 a 96. Dwyane Wade fue la gran figura con 42 puntos, 13 tableros, dos asistencias y dos recuperos. Asimismo, Shaquille O’Neal aportó 16 unidades, 11 tableros, cinco pases gol y dos bloqueos.
Los de Florida igualaron la serie el 15 de junio, en casa. Wade (36, seis y tres) y O’Neal (17, 13 y tres) volvieron a ser determinantes para el triunfo por 98 a 74 y el empate 2-2. El escolta se lució nuevamente en el duelo del 18 de junio, anotando 43 tantos para que Miami ganara por 101 a 100 y pasara al frente por 3 a 2.
Las Finales retornaron a Dallas para el sexto juego, que se llevó a cabo el 20 de junio. El Heat viajó nuevamente a Texas con el fin de evitar el séptimo partido. Y lo consiguieron con un triunfo trabajado por 95 a 92. Así, cumplieron con la meta de levantar el trofeo Larry O’Brien por primera vez en su historia.
Dwyane Wade terminó recibiendo el premio al MVP de las Finales tras haber promediado 34,7 puntos por aparición. Esta marca fue la tercera mejor de todos los tiempos en dicha instancia, y tan solo llevaba tres años de carrera. Lo cual significó una antesala a una dinastía que se hizo realidad en Miami Heat para 2010. Pero fue The Flash quien se encargó de poner la semilla que sembrara la cosecha en la franquicia de Florida. Y tampoco hay que olvidarse del talento en el juego interior y la experiencia de Shaquille O’Neal. Ni la audacia del entrenador y GM Pat Riley.