Los Lakers tuvieron una de sus mejores temporadas en la 1986-87. Fueron campeones por décima vez en su historia y por quinta oportunidad en Los Ángeles. Vencieron 4-2 en las finales a los Boston Celtics, sus históricos rivales. Pusieron un broche de oro a una campaña en la que firmaron un 65-17 en la fase regular y ganaron 12 de sus 13 juegos de Playoffs en su camino a la definición. Barrieron a los Denver Nuggets (3-0) en la primera ronda y a los Seattle Supersonics (4-0) en las finales del oeste.
El otro contrincante en el camino al título fue Golden State. Un equipo al que venció en tres juegos consecutivos, pero que le propinó su única caída antes de la serie ante Boston. Aquel 129-121 fue (y es) poco recordado por el equipo que fue seleccionado como uno de los diez mejores de la historia.
No obstante, aquel festejo significó muchísimo para Golden State. No sólo fue una pequeña señal de esperanza, sino también una victoria que evitó la barrida ante un histórico rival. El pequeño orgullo de una franquicia de Oakland que evitó ser eliminada en su casa gracias a un 129-121. Un triunfo motivado y justificado por un jugador: Sleepy Floyd.
Eric Augustus Floyd, mayormente conocido como Sleepy Floyd, jugó para los Warriors entre 1982 y 1988. Un base todo terreno de los mejores que hubo en la década de los 80′, pese a ser All-Star en tan sólo una ocasión. Promedió 17,7 puntos, 6,7 asistencias, 3,3 rebotes y 1,6 robos entre sus 347 apariciones con la franquicia.
Floyd tuvo varias grandes noches, pero casi ninguna como aquella del 10 de mayo de 1987. De hecho, fue su mejor producción anotadora en la NBA.
EL PARTIDO
Sleepy Floyd comprendió que había mucho más que un triunfo en juego. Ser eliminado con una barrida en los Playoffs es una mancha para cualquier franquicia de la NBA. Ganar no sólo significaba achicar la brecha y mantenerse con vida, sino también evadir un duro golpe para toda la organización.
Pasó del rol de base creador a ser un base tirador. Anotó 29 puntos en el segundo cuarto y 39 en la primera mitad, ambas cifras récord para los Playoffs. A su vez, sumó 51 tantos para redondear una gran noche en la que encestó 18 de los 28 tiros de campo que tomó; 2/3 en triples y 13/14 a la hora de los tiros libres.
Como si la producción de Sleepy Floyd hubiese sido poca, añadió 10 asistencias para ser el segundo jugador de la historia de la postemporada con 50+ puntos y 10+ asistencias. Se sumó a una lista que inauguró Jerry West con sus 53 tantos y 10 asistencias en el primer juego de las finales de 1969. Luego hubo juegos de estas características por parte de Russell Westbrook (que registró el único 50-10-10 en Playoffs) y Damian Lillard.
El medio local The San Francisco Chronicle expresó tras la victoria que nunca se vio algo similar por parte de un jugador en la historia de la franquicia. Si bien Wilt Chamberlain había tenido momentos gloriosos incluyendo títulos, «nadie había rendido así en un escenario similar».
El base fue orgulloso a Los Ángeles e intentó replicar aquella histórica performance. Terminó con un buen partido de 18 tantos y 11 asistencias, pero Lakers venció por 116-108. Desde ahí prosiguió en su camino al título, aunque ya sin el invicto por culpa de Sleppy Floyd.