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Perfiles NBA: Michael Jordan, ejemplo único de grandeza

La estatua a metros del United Center es como la Capilla Sixtina. Su Alteza hizo todo lo necesario para ser el mejor de todos los tiempos.

Michael Jordan Chicago

“Ganar tiene un precio. Y el liderazgo también lo tiene. Así que le exigí a mis compañeros cuando no querían ser exigidos. Y obtuve ese derecho porque ellos me siguieron, no soportaron todas las cosas que yo soporté. Una vez que te uniste al equipo, viviste con un cierto nivel en el que yo jugaba y no iba a aceptar nada menos. Eso significó que tuve que molestarte un poco, luego hice eso. Si les preguntas a mis compañeros de equipo, ellos te dirán: “Una cosa que Michael Jordan nunca me pidió fue hacer algo que él no hiciera””.

El documental de ESPN y Netflix, The Last Dance, resultó ser un exitoso al mostrar el camino del número 23 de Chicago Bulls. Su ética de trabajo, carácter, perseverancia, profesionalismo, talento y fortaleza para atravesar cada obstáculo que se le presentó en su carrera.

Michael Jeffrey Jordan nació el 17 de febrero de 1963 en Brooklyn, New York. Su pasión por el básquet y los desafíos aparecieron en su vida desde sus inicios. Cuando estaba en secundaria, el Emsley A. Laney High School no lo había incluido al plantel en su primer intento. La tristeza por el rechazo no lo detuvo, sino que lo utilizó como combustible para revertir la situación. En el siguiente desafío se tomó revancha y se ganó un lugar. Es que lo demostró también en la cancha, desplegando un amplio libro de habilidades que enloquecía a los rivales, compañeros y espectadores.

Gracias a sus virtudes y sacrificio, dio el siguiente paso al sumarse a la Universidad de Carolina del Norte. Compartió equipo con James Worthy, emblema de Los Ángeles Lakers. En su primer año ya llamó la atención de todos los seguidores del básquet, siendo elegido el Mejor Freshmen del torneo. Y la final del Torneo de la NCAA 1982, metió el tiro decisivo para consagrarse campeón tras superar a Georgetown. En el equipo contrario se encontraba Patrick Ewing, quien más adelante sería elegido en el primer puesto del Draft por New York.

Michael Jordan North Carolina
La número 23 le flameaba en el pecho desde su paso por North Carolina. (FOTOGRAFÍA: Gentileza Illinois News Today).

Michael Jordan siguió dos temporadas más en North Carolina para finalizar la carrera de Geografía. Al mismo tiempo, continuaba desarrollando su talento con el fin de encontrar la perfección. Los hitos empezaron a llover en la antesala a la NBA, debido que fue galardonado con diferentes premios: Naismith College Player of The Year, Jugador del Año de la ACC, John R. Wooden Trophy, Oscar Robertson Trophy, Adolph Rupp Trophy y NABC Player of the Year.

UNA RÁFAGA ICÓNICA EN LA CIUDAD DEL VIENTO

Chicago Bulls eligió en el tercer puesto del Draft 1984 al formado en la Universidad de Carolina del Norte. Houston Rockets terminó amoldando su historia al seleccionar a Hakeem Olajuwon, quien los llevó a dos títulos durante el primer retiro de Michael Jordan. Pero Portland Trail Blazers se arrepentirá toda la vida de haber preferido a Sam Bowie, un interno que padeció las lesiones a lo largo de su carrera.

Jordan generó un impacto inmediato, tal como lo hizo en el básquet secundario y universitario. El paso al profesionalismo no significó un período de adaptación. El escolta dejó en claro desde su debut que estaba preparado para construir la mejor trayectoria de todos los tiempos. En la 1984-85 recibió el premio al Mejor Novato del Año y estuvo incluido dentro del Segundo Mejor Quinteto Inicial. Además, hizo clasificar al conjunto de Illinois hacia sus primeros Playoffs desde 1981, pese a quedar eliminado en primera ronda por Milwaukee.

A partir de la segunda campaña comenzó a escribir su leyenda. En el tercer partido de la fase regular sufrió una fractura en un hueso del pie izquierdo que lo dejó afuera por 64 encuentros. Michael se esforzó hasta el límite en el afán de regresar a la acción en el último tramo de la competición. Con minutos restringidos, pudo cumplir su objetivo y realizó actuaciones impresionantes para que Chicago volviera a avanzar a la postemporada. Algo impensado en un principio por la situación física de su principal figura.

El rival en primera ronda fue Boston Celtics, uno de los dos equipos que dominó la liga en la década de 1980. Y a Michael Jordan no le importó nada, siendo sophomore. Anotó 63 puntos en un encuentro, más allá de la derrota de los Bulls en doble tiempo suplementario. Su planilla final estableció un récord histórico en los Playoffs, frente a la franquicia que reinaba en el Este. “Dios se disfrazó esta noche de Michael Jordan”, afirmó después del juego Larry Bird, el ancho de espada de ese conjunto de Massachusetts que terminó adjudicándose la serie.

LA PRINCIPAL AMENAZA EN SU TRAYECTO A LA GLORIA

En la campaña 1987-88, Doug Collins estaba ejerciendo la función de entrenador en jefe en Chicago Bulls. Scottie Pippen empezaba a afianzarse como la segunda estrella de equipo. Y Michael Jordan cosechó su primera conquista al MVP de la competencia, a la vez de haber sido seleccionado como el Mejor Defensor del Año. También, los de Illinois ganaron su primera serie de Playoffs en la era de Su Alteza tras vencer a Cleveland Cavaliers por 4-1.

Sin embargo, ocurrió la evolución de la franquicia que se transformó en el derby de los de la Ciudad del Viento, Detroit Pistons. Isiah Thomas, Dennis Rodman, Joe Dumars, Rick Mahorn, Bill Lambeer, entre otros, eliminaron a los Bulls en segunda ronda con un estilo de juego considerado polémico para el público. A pesar de la solidez defensiva, los golpes adredes y la provocación hicieron que se los empezara a denominar los Bad Boys.

El elenco de Chuck Daily capitalizó el hecho de que la era Boston Celtics-Los Ángeles Lakers estaba transitando su últimos tiempos. Y su vez, dejó en evidencia que Michael Jordan y compañía debían multiplicar sus esfuerzos, movimientos, fortaleza física, determinación y agresividad. Por eso, Detroit tuvo su momento exitoso de la mano de los Chicos Malos.

En 1989 llegó el primer festejo del conjunto de Michigan, después de barrer a los Lakers de Magic Johnson por 4-0. Las Finales del Este fueron el epicentro del segundo capítulo con Chicago y la historia se volvió a repetir. Con las “Jordan Rules”, que consistían en hacer doble o triple marca al número 23 cada vez que tocaba la pelota, los Pistons se quedaron con el título de Conferencia imponiéndose en seis partidos.

Michael no pudo coronar su primer aparición en las Finales de la región, luego de dejar en el camino a Cleveland y New York Knicks. De hecho, en la serie ante los Cavs llevó a cabo una de las jugadas más memorables de su carrera al sellar la clasificación con un doble agónico sobre Craig Ehlo, en condición de visitante. “Les dije que le den la pelota y se salgan del puto camino”. Eso explicó entre risas el coach Doug Collins en conferencia de prensa, acerca de qué dibujó en su pizarra para el último instante del encuentro en la ciudad de Ohio.

Un año después, Collins fue sucedido en el banco por Phil Jackson, quien venía siendo su asistente en Chicago. El General Manager Jerry Krause tomó esa decisión con el objetivo de cambiar el estilo de juego de los Bulls. Por ende, Detroit aprovechó la temporada de adaptación para batir una vez más a los Bulls en las Finales del Este. En esta ocasión fue en el séptimo y decisivo enfrentamiento, y más tarde consumó el bicampeonato tras superar a Portland Trail Blazers.

LA NÉMESIS Y EL VIAJE A LAS ESTRELLAS

El cuarto cruce consecutivo entre Chicago Bulls y Detroit Pistons se produjo en la 1990-91. Michael Jordan venía de ganar su segundo trofeo al MVP del año y Scottie Pippen se terminó de consolidar como pilar ofensivo y defensivo. Asimismo, la filosofía del entrenador Phil Jackson empezó a tomar fluidez para llegar por primera vez en la historia de la franquicia a las 61 victorias en fase regular. El conjunto de Illinois llegó mucho más preparado con la meta de vengarse del rival que siempre le puso un freno en su camino.

Luego de tres derrotas, la sequía se quebró con una barrida contundente por 4 a 0. De esta manera, los de Illinois le pusieron un punto final a las aspiraciones de los Bad Boys de un tricampeonato. Así, avanzaron a sus primeras Finales de la NBA para enfrentarse con los Lakers. Y desde ahí, arrancó el 100% de efectividad de la franquicia en la instancia decisiva. 4-1 para un Chicago que se adjudicaba su primera estrella. Jordan levantó su primer trofeo Larry O’Brien bajo un mar de lágrimas, tras una serie en la que regaló la famosa bandeja en la que cambia la pelota de la mano derecha a la izquierda.

“Vino por la derecha con la lengua afuera, Todos saltamos pensando que lo teníamos. Y cambió en el aire a su mano izquierda. Ahí dijimos: “Es momento de pasar la antorcha”. Le avisé: “Es tu turno ahora, es tu tiempo”. Así habló sobre aquella serie Magic Johnson. Después, ambos compartirían el oro con la selección de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992.

A partir de ahí, no hubo nadie quien los parara. Su Alteza, con la ayuda de Scottie Pippen, John Paxson, Horace Grant, entre otros, comenzó a darle forma a la dinastía que marcó la década de 1990. Luego de tantas pruebas durísimas, Michael Jordan empezó a derribar muros con la mentalidad competitiva y original que edificó a lo largo de su vida.

En las Finales de 1992, los Bulls batieron a los Portland Trail Blazers por 4-2. Desde el primer partido, MJ disfrutó del duelo con Clyde Drexler porque concluyó ese primer tiempo con 35 puntos. Ahí surgió el famoso gesto que más adelante se utiliza recurrentemente como emoticón de WhatsApp. El oriundo de Brooklyn se burló de cualquier tipo de comparación con “The Glide”, levantando su segundo trofeo ante la franquicia que lo dejó pasar en el Draft de 1984.

El primer tricampeonato se dio en 1993, cumpliendo con los pronósticos que se hicieron del choque con los Phoenix Suns de Charles Barkley. El referente del conjunto de Arizona cortó la racha de dos elecciones consecutivas de Jordan, quedándose con el trofeo al MVP. “Eso es todo lo que necesitaba, y lo tomé como algo personal”, recordó Michael en el documental The Last Dance. Otra nueva revancha completada al vencer a los oponentes del Oeste en seis encuentros.

DESCANSO E INCURSIÓN EN OTRO DEPORTE

La NBA se paralizó el 6 de octubre de 1993. Michael Jordan tomó el micrófono y anunció lo que sería su primer retiro. En la conferencia de prensa comunicó su dolor interminable del asesinato de su padre, James Jordan, el 23 de julio del mismo año. En honor a él, por la relación tan cercana que mantuvieron, Su Alteza colgó las zapatillas para tomar el bate y el guante.

A principios de 1994 firmó un contrato con Chicago White Sox, cuyo dueño es el mismo de los Bulls (Jerry Reindsorf). Luego de realizar unas pruebas para el primer equipo, terminó incorporándose a los Birmingham Barons de las Ligas Menores. Hasta marzo de 1995, cumplió con la promesa que le hizo a su papá de jugar al béisbol. El día 18 de ese mes sacó un comunicado simple y directo: “I’m back” (estoy de vuelta).

UNA SEGUNDA ETAPA PERFECTA

Su pasión por el deporte se renovó, y volvió a funcionar su capacidad de liderazgo y superación constante a sí mismo. Las metas se fijaron nuevamente, con un plantel que mantuvo una base del primer tricampeonato (Phil Jackson y Scottie Pippen). Hubo algunas bajas (Horace Grant, John Paxson, Bill Cartwright), pero también aparecieron refuerzos claves (Steve Kerr, Toni Kukoc, Dennis Rodman, ex integrante de los Bad Boys de Detroit).

Michael Jordan estaba listo para dominar la NBA una vez más. Al principio le costó porque Chicago fue eliminado por Orlando Magic en las Finales del Este de 1995. El escolta había regresado en el transcurso del último tramo de la fase regular, usando la número 45 en honor a su paso reciente por los Birmingham Barons. La derrota ante el conjunto de Florida motivó a Su Alteza a entrenarse diariamente durante la pretemporada. Y en pleno rodaje de la inolvidable película junto con los Looney Toones, “Space Jam”.

La número 23 volvió a aparecer con una tipografía enorme en su espalda en la 1995-96. Los de Illinois se mostraron preparados para soplar fuerte como nunca. Es que establecieron la marca de 72 triunfos en fase regular que enmarcó la hegemonía en ese rubro hasta que Golden State Warriors lo rompió en la 2015-16 con 73 festejos. Pero a diferencia del equipo de Stephen Curry y Klay Thompson, los de la Ciudad del Viento coronaron esa memorable campaña con el cuarto título de su historia.

En el Día del Padre, superaron en el sexto partido a Seattle Supersonics para destrabar las emciones de Michael Jordan en el retorno a la mejor liga del mundo tras el fallecimiento de su padre. “No lo puedo describir con palabras. Sé que está mirando. Para mi esposa, hijos, hermanos y hermanos. Esto es para Papi. Estoy muy feliz por esto”, expresó llorando.

Las dos temporadas siguientes estuvieron englobadas por un crece que se repitió en las Finales. Utah Jazz quería evitar un nuevo tricampeonato de los Bulls, con John Stockton y Karl Malone a la cabeza. A su vez, el entrenador Jerry Sloan era un conocido por la ciudad de Chicago (dirigió al plantel en los años previos al arribo de MJ).

Pero el mejor jugador de todos los tiempos esterilizó los esfuerzos y se convirtió en la kriptonita de los de Salt Lake City. En 1997 schockeó a Utah en el quinto encuentro con un viaje bizagra para el elenco de Phil Jackson. Michael Jordan disputó aquel compromiso bajo los efectos de una infección estomacal. De todos modos, se encontró de a poco con su mejor versión hasta desencadenar los 38 puntos que incluyó un triple decisivo a falta de 25 segundos para el cierre. Fue victoria de Chicago por 90 a 88, que lo redondeó con el campeonato en casa al partido siguiente. Su Alteza relució su liderazgo al asistir a Steve Kerr para que metiera el bombazo que sentenció la serie.

Y en 1998, hubo un reencuentro que no dio lugar a venganza. Michael Jordan quiso concretar algo que Dennis Rodman lo explicó muy bien en The Last Dance. “Lo único que hice fue colocarme en un costado. El iba a tomar es tiro, no la iba a pasar. Ni a John Paxson, ni a Steve Kerr. Ese era su turno”, exclamó.

En el sexto juego de las Finales ante los Jazz, fuera de casa, Air inventó The Last Shot. Luego de un robo clave a Karl Malone, condujo la pelota hacia campo contrario, consumió tiempo y atacó a Byron Russell con paciencia para descolocarlo y encestar el doble para un marco que quedara en un museo de arte. A la altura de la Capilla Sixtina y la Mona Lisa, convirtió para festejar el segundo tricampeonato que lo transformó en invencible.

DOS RETIROS Y UNA EXPERIENCIA MÁS

La temporada 1998-99 fue muy particular porque se produjo el Lockout que más días duró. El torneo comenzó recién a principios de febrero. Y por su parte, Chicago ingresó en una época muy difícil. “The Last Dance” era la carpeta que le presentó el entrenador Phil Jackson a sus dirigidos en la antesala al sexto anillo.

Luego, el mismo coach dejó su cargo y la gran mayoría de ese plantel buscó nuevos horizontes. En tanto, Michael Jordan comunicó su segundo retiro que otra vez fue temporal. En enero de 2000 compró una parte de las acciones de Washington Wizards con el fin de encabezar una reconstrucción del equipo. Entre las jóvenes promesas se encontraban Juwan Howard (más tarde campeón con el Miami Heat en 2006) y Richard Hamilton (campeón con los Detroit Pistons en 2004).

El 25 de septiembre de 2001 realizó un nuevo intento en la mejor liga del mundo. MJ anunció que regresaría a la competición para vestir la camiseta de Washington. Sus andanzas en la Capital abarcó dos temporadas. El hecho más destacable fue el partido del 4 de enero de 2002, en condición de local. Con 29 unidades, superó la marca indeleble de los 30.000 tantos en la NBA. Y el rival no fue nada más ni nada menos que los Bulls, donde desarrolló casi toda su carrera legendaria.

Su retiro definitivo se produjo el 16 de abril de 2003. En Philadelphia terminó de gastar todos sus cartuchos como jugador para quedar inmortalizado en la memoria de los fanáticos del deporte. De esta manera, concluyó el camino perfecto en el afán de catapultar su trayectoria hacia el apodo de GOAT (Greatest of All Time, el mejor de todos los tiempos).

Para eso, dejó su cuadro pintoresco y lujoso con sus seis títulos (1991 al 1993, 1996 al 1998), seis premios al MVP de las Finales, cinco selecciones al Jugador Más Valioso del Año (1988, 1991, 1992, 1996 y 1998), 14 apariciones en el All Star Game (1985 al 1993, 1996 al 1998, 2002, 2003) y diez veces máximo anotador de la temporada (1987 al 1993, 1996 al 1998).

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