El escolta Joe Dumars, acérrimo defensor de los míticos Detroit Pistons, ha sido un extraordinario jugador, pero también un amante de su equipo como ninguno.
El 1 de abril de 1999, Dumars, conocido por su invaluable ética de trabajo, su capacidad anotadora y su profesionalismo extremo, demostró lo que significa realmente la fidelidad: se convirtió en el primer y único Piston en alcanzar los 1.000 partidos jugados con la franquicia. Fue el décimo en conseguirlo en toda la historia de la NBA.
En aquella noche, ya en la era post Michael Jordan y con una temporada acortada debido al lockout patronal, Detroit aplastó a Chicago Bulls 105-77, con 19 unidades convertidas por Dumars.
“Lo que significó para el juego, no solo para esta ciudad sino para la Liga entera, con su caballerosidad deportiva, su clase y su carácter, no aparece muy a menudo”, dijo Chauncey Billups sobre Dumars luego de que el histórico escolta fuese inducido al Hall of Fame en 2006. “Las cosas que hizo fuera de la cancha lo colocan en otro pedestal. Merece todo lo bueno”.
Precisamente, el premio a la ciudadanía que concede la NBA pasó a llamarse el ‘Trofeo Joe Dumars’, como un premio a sus valores y ética de trabajo.
En aquel partido, oficiado por Bennie Adams, Ron Garretson y Ken Mauer, y con 17.583 personas presentes en el estadio, Grant Hill colaboró también con 18 puntos y 11 asistencias para el triunfo de Detroit. En la derrota, Dickey Simpkins y Mike Bryant, con 14 puntos cada uno, fueron los mejores de un equipo de Chicago en plena reconstrucción.
Su último juego fue en la derrota de los Pistons ante los Hawks, correspondiente al quinto juego de Primera Ronda de Playoffs de 1999. Dumars jugó 1.018 partidos con Detroit y figura en la lista histórica de presencias de la franquicia por encima de Isiah Thomas (979) y Bill Laimbeer (937).
Joe se retiró en 1999, pero regresó luego a la franquicia como vicepresidente en primera instancia y luego como presidente de operaciones. Le concedió el deseo a Grant Hill, pese a ser una de las grandes estrellas de la franquicia, de transferirlo a Orlando Magic, en un cambio de jugadores que trajo nada más ni nada menos que a Ben Wallace a Auburn Hills.
En su gestión, se gestó el equipo campeón de 2004, conformado por Billups, Tayshaun Prince, Richard Hamilton, Ben y Rasheed Wallace, que vencería a unos Lakers de lujo conformados por Gary Payton, Kobe Bryant, Karl Malone y Shaquille O’Neal, entre otros notables, para alcanzar el tercer campeonato para los Pistons.