Metió un tiro libre y llegó a los siete tantos en el encuentro, a falta de 25 para el cierre del primer encuentro. Sonó la bocina desde la mesa de control para que se efectuara el cambio. Pero mientras se retiraba del parquet, empezó a producirse un hecho que nunca se lo hubiese imaginado. Sobre todo porque estaba jugando en condición de visitante, y con el público en contra.
Con esa conversión, Michael Jordan alcanzó la prestigiosa marca de los 15.000 puntos en su carrera. Y para que la historia fuera más especial, lo consiguió en el estadio del equipo que vio al jugador que más rápido llegó a ese hito inolvidable. Wilt Chamberlain se había convertido en el primero en lograr el desafío de la manera más corta posible, ya que requirió solamente de 358 partidos y vistiendo todos la casaca de Philadelphia 76ers.
El número 23 de Chicago Bulls se transformó en el segundo en cosechar el récord en menos compromisos: 460. Entonces, un Spectrum colmado debido a los 18.168 espectadores se tomó un tiempo para ovacionar a la figura del conjunto de Illinois.
Mientras MJ se retiraba al banco, la voz del estadio anunció la conquista del formado en la Universidad de Carolina del Norte. Entonces, los hinchas del elenco de Pensilvania hicieron que sus manos quedaran coloradas tras el incalculable valor que tenía ese gesto de respeto y agradecimiento por hacer del básquet un deporte aún más lindo de lo que ya era.
“Me dio tranquilidad. Es una gran sensación recibir ese tipo de ovación en Philadelphia. Tener ese tipo de respeto de visitante realmente significa algo muy especial para mí”, expresó Michael Jordan sobre los ensordecedores aplausos de los fanáticos de los Sixers.
POR UN OBJETIVO DE MAYOR TRASCENDENCIA
El escolta del equipo dirigido aquel entonces por Phil Jackson finalizó con 40 puntos (16-27 en tiros de campo), cuatro rebotes, nueve asistencias y una tapa en 41 minutos. Es más, convirtió 22 unidades en los 24 minutos finales con el fin de darle una importante victoria a Chicago en la gira por la División Atlántico. El triunfo por 107 a 99 les extendía el récord a 23 triunfos y 10 derrotas, además de mantenerlos enfocados en la lucha por el primer título de su historia.
“Tratamos de hacerle más doble marca en la segunda parte. Pero fue capaz de salir de ahí y acertar sus lanzamientos. Ese fue el castigo que pagamos”, comentó después del partido el entrenador de Philadelphia en ese momento, Jim Lynam.
Y a su vez, ese triunfo agrandaba la motivación de los Bulls en su camino. No era nada fácil superar a una de las franquicias con más historia en la NBA, y en su propio estadio. Con jugadores de gran calidad como Armen Gilliam, Hersey Hawkins y Charles Barkley, quien más adelante se cruzaría con los de Illinois en las Finales de 1993 (vistiendo la camiseta de Phoenix Suns).
Tampoco se puede dejar de mencionar de ese plantel a Manute Bol. El pivote de 2m31 que impresionaba a toda la liga por su altura y autor de la falta técnica que derivó en el tiro libre que ayudara a Michael Jordan a conseguir los 15.000 puntos en su carrera.
EL TRAYECTO HACIA LA GLORIA
De todos modos, la estrella de la franquicia de Illinois dejó en claro cuál era la meta principal: “Lo único que me importó fue que ganamos el juego. He logrado otros hitos acá en el pasado, pero siempre perdimos”.
Michael Jordan tenía ya desde ese momento la mentalidad de ganar encuentros para que los Bulls se afianzaran como principales candidatos al título. Venían de perder las dos anteriores Finales de Conferencia, y en ambas ocasiones frente a los Bad Boys de Detroit Pistons.
Luego de tanta disputa, Chicago se cobró venganza en las Finales del Este de esa misma temporada. Es que barrió al conjunto de Michigan, con el fin de bajarlos del trono tras dos campeonatos consecutivos en 1989 y 1990. Los dirigidos por Phil Jackson aprovecharon ese momento ideal para gritar dale campeón por primera vez en la mejor liga del mundo, después de vencer en las Finales a Los Ángeles Lakers por 4 a 1.


De esta manera, Michael Jordan coronó una campaña monstruosa. En la cual se convirtió en el segundo jugador de todos los tiempos en pasar más rápido los 15.000 puntos en su carrera. Y redondeó ese objetivo levantando cinco meses después su primer trofeo Larry O’Brien. Así, su huella ya quedaba en el cielo en el medio de un camino que tuvo otros cinco festejos más.