UN HOMBRE DE CONCEPTOS Y MODALES
Chuck Daly nació el 30 de julio de 1930 en Kane, Pensilvania. Si bien practicó básquetbol a nivel escolar, siempre tuvo en claro que su sueño era ser entrenador profesional. Por eso fue un estudioso del juego durante toda su vida e hizo la licenciatura de educación física en el Bloomsburg University of Pensylvania. Tras graduarse y pasar dos años en el servicio militar, puso en marcha su carrera como entrenador.
Su primer trabajo fue en el Punxsutawney Area High School de Pensilvania. A lo largo de ocho temporadas consiguió una marca de 111-70, que no fue lo más llamativo de su paso. Daly formó jugadores que tenían la capacidad de juego y llegar al básquetbol universitario de la NCAA. Siempre con un perfil respetuoso, con una conducta intachable. Priorizó formar el talento individual, pero nunca dejó de anteponer la unidad colectiva para conseguir resultados. Su método despertó el interés de Vic Bubas, coach de la Universidad de Duke, que le ofreció trabajar como su asistente en 1963.
Daly absorbió conceptos e ideas del programa exitoso de Bubas. El par logró que la Universidad aparezca en el Final Four tanto en 1964 como 1966. Trabajó junto a jugadores que llegarían a la ABA y NBA como Jeff Mullins (St. Louis Hawks); y Robert Verga (St. Louis Hawks).
Su buena labor despertó el interés de Boston College, que lo llamó para reemplazar a Bob Cousy tras su ascenso a la máxima liga. Tras combinar un 26-24 en los dos años, recibió una oferta de la Universidad de Pensilvania. Allí logró cuatro títulos de conferencia (1972-75) antes de cerrar el lapso con un 125-38.
SU LLEGADA A LA NBA
Tras 22 años de trabajo, con una conexión fuerte con Pensilvania y ante el bajo rendimiento de los 76ers, fue contratado por la franquicia de Philadelphia. Fue el asistente principal de Billy Cunningham entre 1978 y 1981.
El par desarrolló el sistema que pondría fin a la sequía de los Sixers en 1983, pese a que Daly no estuvo presente en la conquista. Tras la aparición en las finales de 1980, ya había interés por parte de varias franquicias para hacerse con sus servicios. A eso se le sumó una temporada 1980-81 extraordinaria en la que el equipo ganó 62 de los 82 partidos de fase regular. No pudo avanzar a la definición porque se topó con uno de los mejores Celtics de la historia.
Esta buena 1980-81 convenció a los Cleveland Cavaliers, que lo contrataron con un vínculo de un año en el ocaso de la campaña siguiente. La franquicia de Ohio contó con cuatro entrenadores durante la temporada y Daly fue el tercero de ellos. Registró un 9-32 con un plantel mal armado y una gerencia de Ted Stepien que fue criticada por sus pésimos manejos. Ron Brewer, jugador del plantel, le dijo a Associated Press: «Chuck no tenía mucho material para trabajar como quería. Respetó a los jugadores y a los entrenadores, pero el equipo no le respondió». Allí conoció a Bill Laimbeer, pivote con el que luego trabajó en Detroit.
Volvió a Philadelphia para trabajar en la transmisión televisiva de los 76ers, pero duró un año. Su conocimiento del juego ya tenía el interés de Jack McCloskey, gerente general de los Pistons. Lo conocía por coincidir en la Universidad de Pensilvania. Se inclinó por contratarlo y Daly asumió el compromiso de intentar devolver al equipo a Playoffs, algo que no lograba desde 1977.
EL ARRIBO DE CHUCK DALY A DETROIT
El flamante coach recibió a un equipo que jugaba en el Pontiac Silverdome de Pontiac, Michigan, a unos 16 kilómetros de Detroit. La franquicia se había mudado a ese estadio en 1967 por los disturbios en la ciudad industrial. El pueblo se había levantado en contra del racismo sistemático por parte de la policía, obligando al equipo a mudarse lejos de su territorio.
En cuanto al plantel, Chuck Daly recibió a dos jugadores muy queridos por el público Piston. Por un lado, Isiah Thomas ya llevaba dos años en la liga. El base había demostrado capacidad de leyenda; siendo seleccionado a dos Juegos de las Estrellas y electo como integrante del quinteto ideal de novatos en 1981-82. El otro aclamado era, justamente, Bill Laimbeer. Un pivote agresivo que conectaba con Thomas a la perfección. El tándem tenía una determinación para competir e ir hasta las últimas consecuencias que representaba al público de Detroit a la perfección en ese contexto.
El tándem, sumado a un gran anotador como Vinnie Johnson, aceptó de inmediato la idea de Chuck Daly. El entrenador mantuvo la agresividad de épocas anteriores, pero le dio una mayor fluidez a la ofensiva de Detroit. Thomas tuvo una de las mejores temporadas de su carrera: 21,3 puntos, 11,1 asistencias, 4,0 rebotes y 2,5 rebotes. Números válidos para ser seleccionado al quinteto ideal de la NBA, como también para ser parte de su tercer juego de las estrellas.
El equipo logró un 49-33 que les permitió acceder a los Playoffs con el cuarto puesto del este. Tuvo una serie muy atractiva contra los New York Knicks de Hubbie Brown; pero el elenco de la Gran Manzana se las ingenió para avanzar a la siguiente instancia con un 3-2. A pesar de la temprana eliminación, el gran nivel de los Pistons atrajo a los fanáticos a acompañar al equipo. También, envió a un mensaje a la liga: nada iba a ser fácil cuando vayan a Detroit.
EL CAMINO A SER CONTENDIENTES
Los Pistons estaban en el camino correcto a volverse uno de los mejores equipos de la liga. Sin embargo, sabían que el objetivo les faltaba bastante. Para ser campeones debían sortear a Lakers y Celtics en la era más competitiva de Magic Johnson y Larry Bird, respectivamente.
Este escenario quedó claro en la temporada 1984-85. El equipo rindió en un nivel similar (46-36) a la fase regular anterior para acceder nuevamente a la postemporada. Dominó a los Nets (3-0) para ganar su primera serie de postemporada en nueve años. Pero chocó con la realidad cuando se midió con los Celtics (2-4). Ganó dos de los tres encuentros en casa, pero no hizo ni cosquillas en Boston.
Así, las siguientes temporadas fueron en pos de mejorar el equipo y darles la identidad de juego. Primero llegaron Joe Dumars (18° pick del Draft 1985) y Rick Mahorn (vía traspaso desde Washington Bullets). El primero llegó con la intención de sumar goleo, aunque no se destacó en el rubro como rookie. El segundo complementó el trabajo defensivo de Laimbeer. Un 46-36 seguido a la eliminación en primera ronda a manos de los Atlanta Hawks (1-3) marcó que no alcanzaba.
El tándem de Daly y McCloskey continuó trabajando en el armado del equipo. La primera decisión fue fuerte: firmar a Adrian Dantley. El alero venía de ser el máximo anotador de la liga en dos de sus cinco temporadas con el Utah Jazz. Su presencia le dio goleo al equipo y alivió la presión sobre el todavía joven Dumars. A su vez, a través del Draft 1986, sumó a dos piezas claves: John Salley (11°) y Dennis Rodman (37°). El tándem de internos sirvió para rotar con Laimbeer y Mahorn.
EL NACIMIENTO DE LOS BAD BOYS DE CHUCK DALY
El entrenador sentó las bases de un equipo con fuerte presencia defensiva y terminó la temporada 86-87 como el quinto mejor conjunto en el rubro. Una marca de 52-30 seguida de 3-0 a Bullets y 4-1 a Hawks permitió la primera presencia en finales de conferencia desde 1962. Ahí, el equipo se reencontró con los Celtics de K.C. Jones.
La serie inició en el Boston Garden y el local estuvo siempre un paso por delante de su rival. Detroit mantuvo juegos parejos, pero nunca terminó de dar el paso para poder ganar los juegos en los momentos claves. El equipo de Daly se retiró de la ciudad de Massachussets no sólo con un 0-2, sino con la necesidad de ajustar para poder competir.
El tercer juego arrancó a un nivel físico jamás antes visto en la NBA. Detroit buscó sacar mentalmente a su rival del partido y lo logró de la mano de su gigante. Laimbeer chocó constantemente con Larry Bird, un rey del ‘trash-talk’ que ese 23 de mayo de 1987 perdió los estribos. El gigante de los Pistons le cometió una dura falta al alero en el tercer cuarto y este reaccionó a base de puñetazos. Tras el tumulto y su separación, Bird le arrojó la pelota a Laimbeer en la cara desde lejos. Ambos fueron expulsados, pero esto benefició a un local que se impuso por 122-104.
El cruce de Laimbeer y Bird prosiguió en el cuarto juego. El alero estaba más enfocado en la pelea con el pivote que en rendir para conseguir un triunfo clave para Boston. Adrian Dantley fue el que más aprovechó el escenario: 32 puntos, seis asistencias y cuatro rebotes para el 145-119. Serie igualada contra unos Celtics desenfocados.
Si bien el equipo llegó a territorio verde con todo a su favor, los sueños se hicieron añicos en el quinto juego. Isiah Thomas fue héroe y villano en una de las secuencias más recordadas de la liga. El base concretó un doble con 27 segundos en el reloj para poner el 107-106 con 17 segundos en el reloj. Boston intentó responder con un ataque rápido de Bird, pero este encontró a Rodman que lo tapó y el saque de costado quedó a favor de Detroit. Thomas sólo debía concretar el pase para sentenciar el juego, pero Bird tuvo su dulce venganza. Un robo y asistencia a Dennis Johnson para el 108-107. Un golpe que selló cualquier chance de clasificación a la siguiente instancia, a pesar que la serie fue a siete juegos.
On This Date: 32 years ago, Larry Bird stole Isiah Thomas’ late-game inbound pass, giving the Celtics the edge in the Eastern Conference Finals. pic.twitter.com/uIu7R9kMvb
— 30 for 30 (@30for30) May 26, 2019
Tras la eliminación, a Rodman le preguntaron su opinión sobre Bird. «Es el mejor jugador que hay en el planeta», respondió. Luego le preguntaron a Thomas sobre los dichos de Rodman y desató la polémica: «Tiene un talento excepcional, pero si fuese negro sólo sería un buen jugador más».
El dicho enfureció a toda Estados Unidos, acusándolo de ser culpable de reavivar un problema racial que nunca tuvo solución. El escándalo escaló a tal nivel que Bird y Thomas dieron una conferencia de prensa para intentar poner paños fríos a la situación. El de los Celtics dio a entender que fue un comentario desafortunado. Pero el base de los Pistons no pidió disculpas. Intentó salir de la situación añadiendo que eran chistes comunes en la conferencia de prensa y que esa no era su intención. Embarró el escenario.
AMADOS Y ODIADOS
La sensación de éxito ante los Celtics le dio una identidad al equipo de Chuck Daly. Pasó a replicar su sistema en cada juego, despertando una situación de amor y odio en la NBA. El fanático de Detroit se sintió representado por lo aguerrido y la posibilidad de poder ser campeón. El resto de la liga odió sus mañas, su agresión sin límite y su juego al borde -y hasta fuera- de lo reglamentario. El medio Los Ángeles Times los definió como: «Los matones de la NBA».
El perfil de los Pistons era comparado con el de los Oakland Raiders (NFL) de los 70s. «Teníamos dos opciones: aceptábamos este nuevo perfil con todo el odio que lo rodea, o desarmábamos este equipo. Así que le dijimos ‘Hola’ a los Bad Boys», sostuvo Isiah Thomas en el 30×30 realizado por ESPN.
No obstante, como de la anarquía al caos hay un paso, es necesario que haya un punto que devuelva el equilibrio. Ese punto fue Daly con su método de conducción: «Ser entrenador es ser como un piloto de avión. Va a haber mucha turbulencia, pero tu trabajo es aterrizar el avión sano y a salvo». Él era el piloto de un equipo que aceptó la postura defensiva; abrazó la turbulencia de la crítica general y marcó el camino hacia la tierra deseada.
Los Pistons llegarían a las tan deseadas finales en 1988 tras tener su revancha ante los Celtics. Un 4-2 les permitió poder verse las caras con Los Ángeles Lakers de Magic Johnson, que por aquel entonces era un gran amigo de Thomas.
Los de Michigan ganaron un juego clave en el quinto partido, pero tuvieron la mayor turbulencia en la siguiente presentación. A falta de un triunfo para sellar su primer título, Thomas padeció una severa torcedura de tobillo derecho. El base salió del juego, pero sorpresivamente para todos en Los Ángeles regresó para tener una de las mejores noches de su carrera. 43 puntos, ocho asistencias, seis robos, tres rebotes y una tapa, además del doble que estampó el 102-101 a pocos segundos del cierre.
Cuando los planetas parecían estar alineados para ser campeones, la fortuna les volvió a jugar una mala pasada. Laimbeer tuvo la responsabilidad de defender a Kareem Abdul-Jabbar en la última acción del encuentro. Un ligero toque de su cadera con la del pivote angelino llevó al árbitro Ed Rush a pitar. La estrella no perdonó desde la línea y los Lakers ganaron un encuentro que, sumado a la lesión de Thomas, terminaría dándoles el anillo dos noches más tarde.
PROBLEMAS INTERNOS
A pesar de la derrota, los Pistons ingresaron a la temporada 1988-89 como candidatos al título. Sin embargo, el camino hacia los Playoffs tuvieron una de las mayores turbulencias de los Bad Boys.
El creciente nivel defensivo de Rodman, sumado al goleo de Dumars, cambió la perspectiva de Chuck Daly. El entrenador dejó fuera de los cierres de juegos a Dantley, que no tardó en demostrar su descontento. Ya sea hablando con compañeros sobre las decisiones de Daly o discutiendo con el mismo coach, la química era diferente.
La situación terminó de explotar el 22 de enero de 1989, en una visita a los Boston Celtics. Dantley (7) tuvo un flojo partido y Daly lo sacó del juego. Cuando el jugador salía de la cancha inició sus reclamos hacia el entrenador y este le respondió. Esto desorbitó a un equipo que sintió el problema interno en la derrota por 112-99. Post partido tuvieron una reunión a solas en las que se gritaron por más de media hora. Un cambio era necesario.
Los rumores de traspaso no tardaron en aparecer y Dantley cargó contra el otro líder del equipo. Dijo que el problema era Thomas, que Chuck Daly sólo respondía a él. El mismo ex jugador sostiene en el 30×30 de ESPN que ese debía ser su equipo y no el del base.
Como si fuese poco, la solución también generó turbulencia. El equipo traspasó a Dantley a los Dallas Mavericks para sumar al cuestionado Mark Aguirre. El alero era oriundo de Chicago y había crecido junto a Thomas. Además, había sido la primera selección del Draft 1981, un puesto antes que la leyenda de Detroit.
Tanto el plantel como la prensa tuvo una primera reacción negativa, pero el tiempo le dio la razón a Daly. Detroit ganó 30 de los últimos 36 juegos de la fase regular con el alero en el equipo. La bocanada de aire fresco fue el impulso necesario para llegar a una marca de 63-19, el mejor récord de la liga en esa campaña. Turbulencia superada con creces.
JORDAN RULES
Los Pistons sabían que tenían sólo un escollo en su camino al título: Michael Jordan. Celtics y Lakers estaban en baja respecto de otros años, pero tenían que saber sortear al mejor jugador de todos los tiempos para conseguir el anillo. Barrieron a los de Boston (3-0) en la primera ronda y a los Milwaukee Bucks (4-0) en semifinales de conferencia para llegar al choque.
Debían encontrar una manera de pararlo, sobre todo después de lo sucedido en el tercer juego de la serie. Jordan había anotado 46 puntos incluyendo el tiro ganador para estampar el 2-1 en Chicago. Una derrota que dejó a los líderes de los Pistons con insomnio y la búsqueda para frenar a la estrella del elenco de Doug Collins.
Daly dio con la tecla y lo explicó en una posterior conferencia de prensa:
- Cuando Jordan tenía la pelota en el eje, había que guiarlo hacia la izquierda (su mano inhábil) y luego atraparlo con una doble marca;
- Cuando la bola estaba en el ala izquierda, lanzar un atrape desde el centro para mantenerlo en la izquierda usando su mano inhábil;
- Si estaba con el balón en el ala derecha, enviarlo hacia el centro para luego atraparlo;
- Si recibía la pelota en el poste bajo, enviar a Rodman, Mahorn, Salley, Laimbeer o Aguirre a doblar la marca;
- (NdeR: esto no lo señaló) Si saltaba… había que bajarlo al piso.
La estrategia dio sus resultados. Jordan sólo superó los 30 puntos en el sexto juego de la serie cuando anotó 32 tantos y dio 11 asistencias. Doug Collins nunca pudo responder a la táctica de Daly y los Pistons se embarcaron a la revancha tan deseada frente a los Lakers.
EL PRIMER TÍTULO
Los angelinos ingresaron al cruce como campeones del oeste, pero en el ocaso de la carrera de Abdul-Jabbar (41 años). Además, contaban con un Magic Johnson comprometido físicamente que luego se perdió el cuarto encuentro. Así, no tenían las herramientas suficientes para hacer frente a unos Bad Boys rejuvenecidos y con hambre de gloria.
La serie sencillamente no tuvo equivalencias. Detroit ganó los primeros dos ante su gente y tuvo a un gran Dumars (33) que lideró la carga en el tercer juego. Sin Johnson, el equipo californiano fue testigo de la conquista Piston en el Forum. El primer título de la franquicia.
Las decisiones de Chuck Daly dieron sus frutos en la definición. Todos esperaban que Isiah Thomas sea el MVP de las finales, pero el galardón acabó siendo merecidamente para Joe Dumars. El escolta promedió 27,0 puntos, 6,5 asistencias y 0,5 robos para terminar de demostrar que la partida de Dantley era más que necesaria.
EL BICAMPEONATO
Los Pistons apuntaron a crear una dinastía después de esa primera conquista y volvieron a tener los resultados que esperaban en la 1989-90. Tuvieron una de las ofensivas menos productivas (19° de 29) en la fase regular, pero con un ritmo lento y una defensa feroz (1° en la NBA), marcaron el paso hacia la postemporada. El 59-23 para ser primeros del este vino acompañado de convocatorias al All-Star Game para Thomas, Rodman y Dumars. Isiah fue seleccionado para el tercer quinteto ideal de la liga, mientras que Dennis y Joe acabaron entre los cinco mejores defensivos de la campaña. El ‘Gusano’ además hizo méritos para ser elegido como el mejor defensor del año.
Los Playoffs arrancaron de forma casi idéntica. Barrieron a los Pacers (3-0) en la primera ronda y luego se metieron en la definición regional al sortear a los New York Knicks (4-1). Nuevamente chocaron con los Chicago Bulls, aunque esta vez debían medirse con el triángulo ofensivo de Phil Jackson.
El nuevo estilo de juego del equipo de Illinois trajo serias complicaciones ya que todo no giró en torno a Jordan y al balón en sus manos. Esta vez hubo que encontrar otro método para frenar al ’23’ y el equipo lo sintió. Tuvo que ir a una serie de siete juegos en la que todos los triunfos fueron de los locales. Tras tantos choques y golpes, Scottie Pippen llegó al partido con migraña y jugó adolorido durante toda la noche. El alero terminó con dos puntos y un 1/10 de campo. El peso recayó sobre Jordan (31 puntos, nueve asistencias y ocho rebotes) y el equipo no perdonó ante su gente: 93-74 para volver a la definición.
El rival en la definición fue Portland Trail Blazers, que no tenía la experiencia ni el talento para hacerle frente al equipo de ‘Motor City’. Ganó el primer juego, pero no pudo volver a festejar en el resto de la serie. Joe Dumars (33) encabezó el 121-106 del tercer punto del cruce sin saber que su padre había muerto en la mañana de ese 10 de junio de 1990. Chuck Daly le ofreció volver a casa para reencontrarse con su familia, anteponiendo al individuo sobre el jugador. Dumars dialogó con los suyos, pero prefirió quedarse con el equipo. «Esta también es mi familia y sé que mi papá estaría orgulloso», le respondió al entrenador tras el debate. La unidad se mantuvo fuerte para terminar de lograr su cometido con un 4-1.
LA REVANCHA DE LOS BULLS
La temporada 1990-91 tenía claros favoritos y los dos estaban en el este. El primero de ellos era Detroit, que había ganado los últimos dos años. El otro era Chicago Bulls, que con Phil Jackson y varios movimientos en el plantel podían tener más herramientas ofensivas para sortear a su rival.
El rendimiento de los Pistons bajó durante la fase regular. Sólo Rodman, Laimbeer y Johnson jugaron los 82 partidos. Thomas padeció una lesión de muñeca que le permitió disputar tan sólo 48 encuentros. A la par, cinco de los nueve jugadores de la rotación habitual de Chuck Daly estaban por encima de los 33 años.
Así, el equipo enfrentó problemas para terminar la fase regular con un 50-32. Superó a Atlanta Hawks (3-2) y Boston Celtics (4-2) con mayores complicaciones de lo esperado. Pero, terminó cayendo ante un Chicago que iba a arrancar la racha de seis títulos en ocho años. Un 4-0 liderado por Michael Jordan y Scottie Pippen que puso fin al sueño del triplete.
La campaña siguiente fue el desarme del equipo. Vinnie Johnson se retiró para iniciar el éxodo de las partidas de la época dorada. Chuck Daly dirigió un último año al plantel y sintió el desgaste del fin de ciclo. La fase regular terminó con un 48-34 antes de la eliminación a manos de los Atlanta Hawks en la primera ronda. Tras nueve años y consciente del siguiente paso en su carrera, era hora de finalizar la historia en Michigan.
Terminó su paso por la franquicia con dos títulos, tres apariciones en finales, 467 triunfos de fase regular y seis premios al mejor entrenador del mes. El 25 de enero de 1997 retiraron la camiseta número 2 en honor a la cantidad de títulos que ganó. No obstante, con el permiso de Clayney Daly (hija del entrenador), el 30 de julio del 2021 la descolgaron para dársela a Cade Cunningham.
EL DREAM TEAM… SIN ISIAH
El progreso del básquetbol en Europa y el oro de la Unión Soviética en Seúl 1988 cambió la mirada de la NBA sobre los Juegos Olímpicos. El equipo debía dejar de enviar a jugadores universitarios y poder contar con los NBA. Para eso necesitaba que FIBA y el COI hagan un levantamiento sobre la restricción de no permitir a los deportistas profesionales. Ante el cambio de escenario en el deporte mundial y los grises a lo largo de los anteriores certámenes multideportivos, las partes permitieron la presencia de profesionales.
Así, Estados Unidos encontró el ticket dorado hacia un equipo sin precedentes. Michael Jordan, Magic Johnson y Larry Bird podrían estar un mismo equipo. El entrenador podría ser el mejor de aquel momento y todavía Phil Jackson no tenía los pergaminos para discutir a Chuck Daly. El Dream Team era posible.
Sin embargo, cuando Daly tuvo que formar al equipo se encontró con una de las realidades que motive su salida de los Pistons. Jordan encabezó el movimiento en contra de Isiah Thomas en el equipo. No quería saber nada de aquel jugador que lideró las batallas de años anteriores ante un elenco que jugaba fuera de lo reglamentario. Le costó aceptar a Daly, pero no tendría a Thomas. Magic Johnson era el único que estaba del lado del base.
El entrenador tuvo que tomar una decisión y se basó en sus principios para dirigir. Optó por el equipo sobre los individuos e hizo caso. Thomas, que tenía las condiciones suficientes para ese plantel, no estuvo presente. El mismo quedó conformado por Magic Johnson; Michael Jordan; Larry Bird; Karl Malone; David Robinson; John Stockton; Clyde Drexler; Chris Mullin, Charles Barkley; Christian Laettner y Patrick Ewing.
El camino del equipo hacia los Juegos arrancó en el FIBA Américas 1992 en Portland, Estados Unidos. El dueño de casa dio una muestra de su ilimitado talento con seis triunfos en idéntica cantidad de presentaciones. Su triunfo más complicado fue un sencillo 119-81 a Puerto Rico en semifinales.
LA ÚNICA DERROTA DEL MEJOR EQUIPO DE LA HISTORIA
El Dream Team parecía invencible y el ego estaba por las nubes después del paso demoledor por el Preolímpico de Portland. Ahí fue cuando Chuck Daly apeló a un recurso poco pensado para bajarle un mensaje al equipo.
Durante el período de preparación organizó un partido contra el seleccionado de jóvenes que integraban el U19 de Estados Unidos. Ese equipo de jovencitos estuvo encabezado por futuras leyendas de la NBA como Chris Webber, Grant Hill, Penny Hardaway, Allan Houston y Jamal Mashburn. De acuerdo a fuentes oficiales, el equipo perdió por más de 20 puntos. Aunque por aquel entonces el encuentro fue a puertas cerradas para evitar un escándalo por parte de la prensa.
The game the DREAM TEAM “LOST” #DreamTeam25 🇺🇸🏀 pic.twitter.com/aXhMCdonjP
— NBA (@NBA) August 8, 2017
Sin embargo, el entrenador Mike Krzyzewski habló sobre el encuentro y dijo: «Chuck Daly tiró el partido». El coach apeló a rotaciones poco usuales y limitó los minutos de los mejores jugadores del elenco, entre ellos Michael Jordan. A pesar de esto, no deja de sorprender que jugadores sin experiencia profesional supere a los mejores jugadores de la historia.
El mensaje de Daly fue hacerles comprender que no alcanzaba con el talento. No existen equipos invencibles. El equipo debía mantenerse enfocado y trabajar como una unidad, sin menospreciar a ningún rival.
A seis días del inicio de los Juegos Olímpicos, Daly organizó un partido de entrenamiento. Separó a los jugadores del este (encabezados por Michael Jordan) y los del oeste (liderados por Magic Johnson). «Fue el mejor partido que vi en mi vida», señaló el 23 de los Bulls tras el mismo.
EL ÉXITO DE BARCELONA 1992
Estados Unidos llegó a Barcelona con el objetivo de dominar la competencia y no hubo discusión al respecto. El equipo promedió un margen de victoria de 43,8 puntos, el segundo más alto después de Estados Unidos en 1956 (53,5). Además, triunfó con un mínimo de 103 puntos anotados en cada uno de los ocho juegos.
El encuentro más parejo de ellos se dio en la final ante Croacia. El elenco europeo tuvo buenos papeles por parte de Drazen Petrovic (24 puntos) y Toni Kukoc, pero estuvo lejos de vencer a Estados Unidos. Un 117-85 sepultó la consagración norteamericana.
A pesar que las miradas estaban centradas en Jordan, Johnson y Bird, Barkley fue el más destacado del equipo. Fue el líder en anotación (16,3 puntos), rebotes (6,7) y robos (2,0) por partido.
EL FINAL DE SU CARRERA
De regreso en Estados Unidos, Chuck Daly asumió el rol de entrenador de los New Jersey Nets. Contaba con un plantel marcado por las presencias de Petrovic, Maurice Cheeks, Bernard King y Rick Mahorn. A su vez, trabajó como mentor para su asistente principal, Rick Carlisle, quien luego tendría pasos exitosos por Indiana Pacers y Dallas Mavericks.
Fiel a su estilo, basó a su equipo en el trabajo defensivo y logró que el elenco ingrese a Playoffs con un 43-39. Tuvo la chance de lograr más que eso, pero los Cleveland Cavaliers (3-2) le quitaron la ilusión. Eso pondría en marcha un verano nórdico que quedó marcado por la trágica muerte de Drazen Petrovic en un accidente automovilístico.
Daly volvió a dirigir a los Nets en la campaña siguiente, pero el escenario fue diferente. La partida del croata marcó un antes y un después en la vida de la franquicia, sintiéndose obligada a tener que reacomodarse. Esto generó la llegada de varios jóvenes con los cuales el entrenador nunca terminó de congeniar. Si bien logró mejorar la marca de la 92-93 (45-37), puso fin a su paso tras el 1-3 a manos de los New York Knicks.
Si bien declaró que no volvería a dirigir en la NBA por cansancio, retornó en 1997 para hacerse cargo del Orlando Magic. La primera temporada no logró la clasificación a los Playoffs, aunque sí lo hizo en la segunda tras el lockout de 1998. Un 33-17 le permitió acceder a la postemporada, pero tras un 3-1 ante Philadelphia 76ers decidió retirarse para dedicarse a las transmisiones televisivas.
Daly falleció el 9 de mayo del 2009 a los 78 años. Un cáncer de páncreas, el cual se le había diagnosticado tres meses antes de la fecha, puso final a su vida. «No puedo explicar lo que me aportó a mi carrera y mi vida. Es una pérdida irreparable para el básquet y la NBA», dijo Isiah Thomas al enterarse de la noticia.