Sobre gustos no hay nada escrito, pero Jason Williams fue un jugador que le gustó a todos. El base que conquistó a la NBA a partir de su creatividad para dar asistencias y manejar la pelota. Un jugador que estuvo lejos de ser una gran estrella de la liga; pero que se ganó al público por su facilidad para producir de manera lujosa. El hombre divertido para ver jugar en la década de los 2000s, a pesar que su debut se dio en 1998.
Jason Williams nació el 18 de noviembre de 1975 en Belle, un pueblo muy pequeño localizado en el estado de West Virginia. Tan chico que el censo del 2010 arrojó que tenía con 1260 personas. Curiosamente, a pesar de su tamaño, no fue el único nativo que llegó a un deporte profesional. También lo hizo Randy Moss, uno de los mejores jugadores de todos los tiempos de la NFL.
Tanto Williams como Moss jugaron al básquetbol y al fútbol americano en DuPont High School. El par tenía roles idénticos en ambos deportes. Jason era base en el básquetbol y quarterback en el fútbol americano; Randy jugaba de alero y wide receiver. Así, cada uno supo perfeccionar su manera de jugar en otro deporte además del que acabó eligiendo.
LA PELEA QUE NADIE ESPERABA
Un pueblito como Belle está lejos de ser considerado como un candidato a tener éxito en el deporte. Sin embargo, el tándem de Jason Williams y Randy Moss logró jugar una final estadual. En 1994, el último año del base en el básquetbol secundario, DuPont logró acceder a la definición aunque cayó por 79-73 ante Martinsburg.
Cada uno ya tenía definido su camino, por lo que sabían que iban a separarse después de tantas vivencias en la infancia. Williams se graduó como el único jugador de Dupont en alcanzar los 1000 puntos y 500 asistencias. Además, hizo el trabajo para ser seleccionado como el mejor jugador del estado de West Virginia en 1994. Su camino iba a seguir en la Universidad de Marshall.
EL JUGADOR DE BILLY DONOVAN
Jason Williams coincidió con el entrenador Billy Donovan en la Universidad de Marshall, mucho antes que este último dirija al OKC Thunder y Chicago Bulls en la NBA. El base rápidamente conectó con la filosofía del entrenador, quien además le dio herramientas para que su juego crezca. Tal es así que aceptó hacer un redshirt (ser reclutado pero no jugar) en su primer año.
Cuando el momento llegó, demostró que tenía talento necesario para al menos ser un jugador de rol en la NBA. Promedió 12,4 puntos y 6,4 asistencias en 28 apariciones, todas como titular. Hizo honores para ser seleccionado al segundo mejor quinteto de la Southern Conference.
Sin embargo, ese fue el único año en que jugó para Marshall. Billy Donovan se destacó tanto que recibió una oferta para tomar el cargo en la poderosa Universidad de Florida. Tras aceptar, le ofreció al base mudarse con él, lo que aceptó. Esto le sirvió para seguir desarrollándose con el entrenador, pero, por una regla de la NCAA, se perdió la siguiente campaña.
Así, ingresó a su cuarto año universitario con tan sólo uno de competencia real. La 1997-98 llegó con lo mejor de Williams dentro de la cancha. Promedió 17,1 puntos, 6,2 asistencias y 2,5 robos, mostrándose así como el mejor jugador del equipo. Además, tuvo un partido en el que registró 17 asistencias ante Duquesne, estableciendo así el récord del instituto en un partido. No obstante, fue suspendido en febrero por el resto de la campaña por el uso repetitivo de cannabis. Esto puso final a su etapa universitaria.
Williams se reunió con Donovan y le comentó su decisión: «Le agradecí la oportunidad de poder jugar para la Universidad de Florida. Pero tomé la decisión que no quiero ser más un estudiante-atleta. Volveré a West Virginia y buscaré otras oportunidades». Se proclamó elegible para el Draft de la NBA de 1998 y fue seleccionado con el séptimo puesto por los Sacramento Kings.
SU LLEGADA A SACRAMENTO KINGS
Jason Williams rápidamente se volvió uno de los jugadores favoritos. Era un base de tinte streetballer que llegó a la liga para demostrar que podía mantener su talento ante los mejores talentos del planeta. Su gracia se sumó a la de un equipo que ya tenía a talentos como Chris Webber, Vlade Divac y Peja Stojakovic.
Tuvo un primer año auspicioso: 12,1 puntos, 6,0 asistencias, 3,1 rebotes y 1,9 robos en 38,1 minutos por encuentro. El número 55 de los Kings hizo honores para integrar el quinteto ideal de novatos y terminó segundo en la votación al mejor debutante del año, aunque muy por detrás de Vince Carter. Deslumbraba tanto que la periodista Stephanie Sheperd lo bautizó ‘White Chocolate’ (Chocolate Blanco). El equipo terminó con una marca de 27-23 en una 1998-99 marcada por el Lockout, marca que le permitió acceder a Playoffs. Utah lo tachó en la primera ronda con un 3-2.
Lo mejor del año rookie de Jason Williams pic.twitter.com/c0rpmXDsQf
— Pasion Basket (@PasionBasketNBA) March 19, 2019
El segundo año fue muy similar al anterior. El equipo alcanzó un récord de 44-38 que le permitió meterse en la postemporada; pero fue eliminado en la primera ronda por Los Ángeles Lakers (3-2). Jason Williams registró 12,7 puntos y 7,3 asistencias por noche, aunque tuvo leves descensos en los rebotes (2,8) y robos (1,4). Números que le valieron ser seleccionado para el Rookie Challenge.
Uno de los momentos más icónicos de Williams llegó en aquel fin de semana de febrero del 2000. Una pase hecho con el codo por detrás de su espalda para conectar con Raef Lafrentz. Algo que muchos luego intentaron hacer, pero que nadie pudo concretar a la velocidad en la que lo logró. Dejó a todos fervorosos por una acción nunca antes vista.
HÉROE Y VILLANO
Mientras brillaba y hacia divertir a sus fanáticos dentro de la cancha, hacía estallar a los dirigentes fuera de ella. No era un jugador sacrificado a la hora de entrenar. Eso se traducía en la falta de mejora significativa que podía alcanzar respecto de su potencial, razón por la que lo eligió Sacramento. Estuvo lejos de volverse un mejor tirador (mantuvo una media de 39,8% de efectividad de campo en toda su carrera); y tampoco era un jugador que penetraba para sacar faltas.
Como si todo fuese poco, las suspensiones volvieron antes de iniciar la 2000-01. El jugador se perdió los primeros cinco partidos por violar el programa anti-drogas, aunque la liga nunca hizo pública qué consumió. Más tarde, el 28 de febrero del 2001, tuvo un intercambio muy fuerte con el productor de música Michael Ching en un partido contra Golden State Warriors en Oakland. El base respondió con insultos discriminatorios hacia la comunidad asiática, diciendo: «¿Recuerdan lo que sucedió en Vietnam? Los voy a matar a todos». David Stern, comisionado de la liga por aquel entonces, lo multó con 15 mil dólares.
Sacramento lo empezó a mirar de reojo y su rendimiento no ayudó. Bajó su producción a 9,4 puntos y 5,4 asistencias, aunque esta vez disputó 28,1 minutos en la fase regular. En contrapartida, el elenco de Rick Adelman empezó a perfilarse como candidato y tuvo una muy buena 2000-01 en la que terminó con un 55-27. Avanzó a semifinales de conferencia con un 3-1 sobre Phoenix Suns. Luego cayó por 4-0 ante Los Ángeles Lakers.
UN LÍDER EN MEMPHIS


Antes del mejor año de los Kings (2001-02), Sacramento envió a Jason Williams a Memphis Grizzlies. El elenco californio también debió deshacerse de Nick Anderson; a cambio recibió a Mike Bibby y Brent Price.
El cambio le dio protagonismo en un elenco que disputó su primera temporada en Memphis tras su mudanza desde Vancouver. Registró su mejor campaña estadística con 14,8 puntos, 8,0 asistencias, 3,0 rebotes y 1,7 robos en 34,4 minutos. Todo esto al lado de un equipo plagado de jóvenes como los debutantes Pau Gasol y Shane Battier. El elenco de Sidney Lowe sintió esa falta de experiencia, registrando un 23-59 para ser el peor del oeste.
La situación mejoró levemente en la campaña siguiente, en coincidencia con el arribo de Jerry West como gerente general. El tándem de Williams y Gasol conectó a la perfección, mientras que Battier fue un acompañante defensivo de lujo. Lowe fue despedido tras perder los primeros ocho encuentros. El histórico Hubie Brown salió del retiro para hacerse cargo del equipo. La franquicia ganó 28 de los últimos 74 partidos de la campaña.
West no sacó un conejo de la galera en la offseason 2003, pero potenció al equipo con veteranos para que se vuelva competitivo. Fichó a James Posey, mientras que traspasó a varios jóvenes que no rindieron por Bo Outlaw. También envió a Wesley Person y su pick de primera ronda del 2004 por Bonzi Wells. El equipo sumó la profundidad necesaria para tener su mejor campaña hasta aquel entonces, un 50-32 que les permitió ingresar a Playoffs. Williams promedió 10,9 puntos y 6,2 asistencias, mientras que el equipo fue eliminado por Spurs (4-0) en la primera ronda.
Memphis quería mantenerse en alza, pero empezó a sentir las turbulencias que había entre Hubie Brown y Jason Williams. El entrenador de 72 años dejó la franquicia con un 5-7 en el inicio de la 2004-05. La mirada se posó sobre el base, que estaba rindiendo en un nivel menor al deseado. Mike Fratello terminó encaminando al equipo a un 45-37, mientras que el perimetral finalizó la campaña con medias de 10,1 puntos y 5,6 asistencias. Su tiempo se agotó tras el 0-4 a manos de Phoenix Suns en el inicio de la postemporada.
CAMPEÓN EN MIAMI


El Heat se hizo con los servicios de Jason Williams en la tarde del 2 de agosto del 2005. Pat Riley apostó por él a pesar de su merma de nivel en la campaña anterior. Lo obtuvo mediante un movimiento a cinco bandas que le permitió sumar a James Posey además del perimetral. La dupla actuaría como complemento en el quinteto inicial que tenía como fijas a Dwyane Wade, Shaquille O’Neal y Udonis Haslem. No obstante, el gerente general sabía de sus desatenciones. Por eso, también sumó a un veterano, pero siempre productivo, Gary Payton para que actúe como su complemento.
Williams actuó como titular en la temporada 2005-06, con un rol importante en la obtención del primer título de la franquicia. Fue uno de los jugadores más destacados por detrás de Wade y Shaq. Medias de 12,3 puntos, 4.9 asistencias, 2,4 rebotes y 0,9 robos en 31,8 minutos. Una vez dentro de los Playoffs, alternó minutos con Payton para que ambos actúen como complementos del escolta. Una fórmula que salió a la perfección. ¿Su mejor partido? 21 puntos en el sexto encuentro de las finales de conferencia ante los Detroit Pistons para estampar el 4-2 que permitió el pasaje a la definición. Luego, el elenco se las ingenió para superar a Dallas Mavericks (4-2) y levantar el trofeo.
Sin embargo, su caída inició en la campaña siguiente. Tras una producción con un poquito de menor rendimiento (10,9 puntos y 5,3 asistencias), bajó considerablemente en la postemporada. 5,8 tantos y 3,5 pases-gol en los cuatro juegos que necesitaron los Chicago Bulls para barrer a Miami en la primera ronda. Nuevamente estaba en el ojo de la tormenta.
El ocaso llegó con la 2007-08, la cual fue de reconstrucción para el Heat tras la partida de O’Neal. El equipo apenas ganó 15 partidos y tuvo un rendimiento que puso en discusión la continuidad de Wade. Chris Quinn le ganó la pulseada como titular sobre el final de la campaña. No obstante, tuvo algunas buenas apariciones con 34 puntos y cinco triples ante el Magic en un partido de marzo; y 21 puntos y 10 asistencias ante los Bucks en abril. Producciones de vintage para tener una última ovación antes de irse de Florida.
RETIRO, REGRESO Y FINAL


Las lesiones de rodillas venían atentando contra la carrera de Jason Williams. El base anunció su retiro en julio del 2008, aunque volvió al ruedo en la 2009-10, esta vez como integrante del Orlando Magic. Stan Van Gundy lo vio como buena opción para rotar con Jameer Nelson tras perder las finales de la campaña pasada a manos de los Lakers. Promedió 6,0 puntos y 3,6 asistencias en casi 20 minutos por noche. Su rol decreció para la postemporada, pero disputó 13 minutos y tuvo un sólido aporte defensivo. El Magic llegó a finales de conferencia, pero no pudo con Boston Celtics, que luego se proclamó campeón.
Una artroscopia de la rodilla derecha en agosto y la llegada de Gilbert Arenas se combinaron para agilizar su salida en la 2010-11. Todo llegó a su fin en enero, cuando no tenia lugar en el equipo de Van Gundy.
Williams decidió que era momento de retirarse, pero lo quiso hacer donde mejor jugó: Memphis Grizzlies. El equipo le dio la posibilidad de disputar 11 partidos, casi siempre con menos de 10 minutos por noche. Su último partido, sin saberlo, fue el 7 de marzo del 2011, cuando disputó seis minutos en una victoria en casa sobre el Oklahoma City Thunder.
Así se despidió uno de los jugadores atractivos que tuvo la NBA. Un base que despierta sentimientos encontrados entre el público, pero que maravilló con su talento. Referente por su creatividad y poco aceptado por su manera de ser. Jason Williams, un chocolate blanco que le gustó a todos más allá de los gustos.