Dentro del mundillo de la NBA, el apellido de Kerr rápidamente se asocia a Steve Kerr con justa razón. Campeón como jugador junto a los Chicago Bulls de Michael Jordan y los San Antonio Spurs de Tim Duncan y David Robinson. Luego entrenador de una de las mayores dinastías del Siglo XXI, los Golden State Warriors.
Sin embargo, hubo otro Kerr que hizo historia en la NBA, mucho antes del ícono de los 90′. Johnny Kerr, mayormente conocido como Red Kerr por su llamativa caballera pelirroja, fue su nombre. Jugó 12 años en la NBA entre 1954 y 1966, los primeros once de ellos para Syracuse Nationals, equipo que en 1963 se mudó a Philadelphia para forjar a los 76ers. El restante en Baltimore Bullets.
Fue campeón en 1955 con un papel fundamental aún siendo rookie. Un pivote de 2,06 metros llamativo por su agilidad pese a su altura y sus 104 kilos. Como si fuese poco, en una época totalmente diferente a la actual, supo mantener una racha de 11 años sin perderse un partido. 844 apariciones consecutivas, récord NBA que luego fue superado por Randy Smith en 1983.
UN INICIO PROMETEDOR
John Graham Kerr nació el 17 de julio de 1932 en Chicago, Illinois, donde desarrolló la primera parte de su vida. En su infancia ya llamaba la atención por la versatilidad que tenía a pesar de su estatura. Un dominio significativo en un cuerpo tan grande que no podía pasar desapercibido. Dueño de una gran ética de trabajo inculcada por su severa familia, rápidamente empezó a demostrar el potencial de estar para ‘algo más’ en el básquetbol.
Ese ‘algo’ se hizo todavía más visible en su primer año en la escuela secundaria de Tilden, también localizada en Chicago. Johnny Kerr fue la pieza que le faltaba al equipo para ser campeón de la liga pública de Chicago, siendo el mejor del equipo ya como alumno de primer año (o freshman en inglés). Eso no sólo sucedió en su ingreso en 1946, sino que también repitió en 1949 y 1950. La institución no volvió a lograr el campeonato desde entonces.
Tras dejar en claro su potencial, aceptó una beca de la Universidad de Illinois. Jugó allí entre 1951 y 1954. Fue el primero de la institución en registrar un total de 1000 puntos. Además, en la 1953-54 registró una media de 25,3 puntos por partido, segundo máximo registro en la historia de la universidad. Fue MVP de la División Big Ten e integrante del quinteto ideal del All-Big Ten. Ingresó al salón de la fama del instituto en 2018.
CAMPEÓN COMO ROOKIE
Johnny Kerr fue elegido por los Syracuse Nationals con el 6° puesto del Draft de la NBA de 1954. Un acierto para una franquicia que llegó a aquella noche tras caer en las finales ante los Minneápolis Lakers por 4-3. En el camino no había dejado dudas de su nivel con una marca de 42-30 en la fase regular, seguido de victorias sobre Knicks y Celtics por 2-0 para meterse en la definición.
Cuando un novato llega a una franquicia, debe acomodarse para tener minutos en cancha. Sobre todo si comparte puesto con la estrella del equipo, Dolph Schayes. Sin embargo, este caso fue diferente y el líder aceptó bajar a la posición de ala-pivote. Una mejoría para el elenco de Al Cervi, que ganó altura como también mayor presencia defensiva.
Si bien Kerr no volvió a ser el anotador que era a nivel universitario, se destacó por su capacidad para encontrar espacios y anotar. Promedió 10,5 puntos y 6,6 rebotes en 21,2 minutos entre los 72 partidos de la fase regular. Vital para el 43-29 del equipo de Al Cervi, que acabó como líder del este.
Syracuse venció 3-1 a Boston en las finales divisionales con un gran papel de Kerr. Registró 27 puntos y 14 rebotes con un 11/17 de campo en su primer partido de Playoffs. Promedió 16,5 puntos y 9,8 rebotes en la serie para dejar en claro que era un jugador fundamental para el equipo.
El rival de la final fue Fort Wayne Pistons, que sorprendió a los Lakers en la ronda anterior. Una serie a siete juegos en la que Syracuse llegó a estar por detrás (3-2). Dolph Schayes fue el gran líder de la remontada con 28 puntos y 12 rebotes en el sexto encuentro, aunque Kerr sumó 20 en el mismo para hacer posible el 109-104.
El séptimo asalto acabó con ajustado 92-91 a favor de los Nationals para lograr el primer campeonato de su historia. Tanto Kerr como Schayes terminaron con dobles-dobles de 13 puntos y 12 rebotes. George King lideró la anotación con 15 unidades para lograr la tan ansiada consagración.
LA CARRERA DE JOHNNY KERR EN LA NBA
Sin volver a probar las mieles de un nuevo campeonato, Johnny Kerr se volvió en una de las grandes estrellas de la NBA de fines de los 50′ y principios de los 60′. Mantuvo un piso de un doble-doble por partido durante ocho años consecutivos entre 1957 y 1964. Fue All-Star tanto en 1956, como 1959 y 1963.
Llegó a estar en la discusión por el MVP de la 1962-63, aunque acabó sexto en la votación con 13 puntos. En aquella campaña, que el premio fue para Bill Russell con 341, registró 15,7 puntos, 13,0 rebotes y 2,7 asistencias con un 47,4% de campo y 75,3% en tiros libres. Su equipo fue segundo del este con un 48-32, pero cayó en las semifinales divisionales ante Cincinatti Royals (hoy Sacramento Kings) por 3-2.
Tras aquel gran año, la franquicia se mudó a Philadelphia 76ers. Allí lograría establecer la racha de 844 partidos consecutivos. Era sabido que había sufrido torceduras de tobillo, por lo que le preguntaron cómo hacía para poder jugar pese al dolor. A ello respondió que recolectaba nieve de la calle, la conservaba y se acostaba sobre la nieve con el tobillo al descubierto para hacer pasar el dolor.
Tuvo un gran desempeño en su primer año en Philadelphia. Promedió 16,8 puntos y 12,7 rebotes en 36,7 minutos. Sin embargo, la franquicia sintió la ausencia de Dolph Schayes, quien se retiró y ejerció el cargo de entrenador. Un 34-46 en la fase regular seguido de un nuevo revés a manos de los Royals empezó a marcar su final.
Para la siguiente campaña, perdió su lugar como titular ante la llegada de un histórico como Wilt Chamberlain. Red Kerr aceptó ser su suplente y ayudarlo con lo que podía, aunque esto significó perder su lugar en la rotación. Bajó de 36 a 22 minutos por encuentro, siendo uno de los suplentes con menos tiempo en cancha. Aún así fue importante en el 40-40, el triunfo a los Royals (3-1) y la caída ante Celtics (3-4) en la final regional.
Se unió a los Baltimore Bullets para la 1965-66, su último año en la NBA. Disputó 71 partidos para cerrar su trayectoria con 905 apariciones en fase regular. Cosechó un total de 12.480 puntos, 10.092 rebotes y 2004 asistencias.
EL PRIMER COACH DE LOS BULLS
Pensaba tomarse un año sabático tras su paso como jugador, pero recibió una oferta de los Chicago Bulls, la nueva franquicia de su ciudad natal. Tras los pasos de Chicago Packers (1961-62) y Zephyrs (1962-63) para luego convertirse en Washington Wizards; y Chicago Stags (1946-50), pensó que era la primera posibilidad de tener un equipo competitivo en la NBA.
Así, Johnny Kerr fue el primer entrenador de la historia de los Chicago Bulls. Contó con un equipo que tenía entre sus mejores cartas a Jerry Sloan, Bob Boozer y Guy Rodgers. Consciente de lo turbulenta que puede ser una temporada inicial para una franquicia de expansión, se enfocó en mantener de manera positiva a su plantel. La confianza fue siempre destacada por sus dirigidos.
Quizás por eso logró clasificar a los Playoffs en sus primeros dos años como coach pese a campañas con más derrotas que victorias. Un 33-48 en la 1966-67 seguida de una derrota a manos de Saint Louis Hawks (0-3); y un 29-53 en la 1967-68 previa a la caída frente a Los Ángeles Lakers (1-4). Valga la aclaración, cuando Chicago se unió a la NBA integró la conferencia del oeste.
TAMBIÉN FUE EL PRIMERO DE LOS SUNS
Tras dos años como coach de los Bulls, recibió una oferta de los Suns, que se sumaba a la NBA en 1968. De esta manera, Johnny Kerr también fue el primer entrenador de la historia de los Phoenix Suns. Allí trabajó junto a Jerry Colángelo padre, quien fue gerente general de los Suns y fundador de las Phoenix Mercury de la WNBA.
Allí dirigió a figuras de la talla de Dick Van Arsdale, Gail Goodrich y Paul Silas. No obstante, fue despedido tras un año y medio de trabajo en un momento turbulento. Decidió volver a Chicago para definitivamente asentarse en la ciudad que lo vio crecer.
LA VOZ DETRÁS DE LAS HAZAÑAS DE MICHAEL JORDAN
Dueño de una voz única y con un conocimiento del básquetbol sumamente enriquecedor, Chicago Bulls le ofreció la posibilidad de ser el analista de sus transmisiones oficiales. Trabajó entre 1975 y 2008. Así, fue testigo de la previa, el durante y el post de Michael Jordan en la franquicia. Una voz que se ganó el corazón de los fanáticos y que quedó estampada en cada una de sus jugadas impactantes.
El 10 de febrero del 2009 hubo una ceremonia en la que se presentó una estatua en la puerta del United Center para inmortalizar su aporte en la franquicia. La franquicia ya sabía que su lucha contra el cáncer de próstata que lo tenía a mal traer estaba acabando. 16 días después, el 26 de febrero del 2009, falleció a causa de la misma.