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Divac y Petrovic, la amistad quebrada por una guerra

Vlade Divac se peleó con Drazen Petrovic tras la obtención del Mundial de Argentina 1990. Un gesto contra Tomas Sakic lo cambió todo.

La relación entre Vlade Divac y Drazen Petrovic, los dos mejores jugadores de Europa en los 80' (FOTOGRAFÍA gentileza Diario La Nación).
La relación entre Vlade Divac y Drazen Petrovic, los dos mejores jugadores de Europa en los 80' (FOTOGRAFÍA gentileza Diario La Nación).

El Luna Park revienta de la alegría y todos corren a sacarse una foto tanto con Vlade Divac y Drazen Petrovic. El par había logrado una de las mayores conquistas del deporte balcánico al ser campeón del mundo. Argentina, y el parqué del mítico escenario porteño, eran testigos de los festejos en un idioma sumamente incomprensible para los locales. El equipo de Yugoslavia, aún dentro del conflicto interno separatista, supo mantenerse unido para alzarse con la corona.

El camino se había entorpecido con la derrota ante Puerto Rico en el final de la primera ronda. Pero una racha de cinco triunfos al hilo, incluyendo festejos icónicos ante Estados Unidos (99-91) y la URSS (92-75) en el Final Four, habían permitido el tercer campeonato mundial. Aquella camada pudo ser un dolor de cabeza en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, pero el conflicto hizo que la ONU la sancione por tres años. ¿Cómo hubiese sido un duelo entre dos de las mejores potencias de la historia del básquetbol?

LA RELACIÓN ENTRE VLADE DIVAC Y DRAZEN PETROVIC

Divac y Petrovic fueron dos de los grandes líderes del básquetbol yugoslavo a fines de los 80′. Vlade arrancó su carrera en Sloga en 1983, pero tuvo su punto más alto junto al Partizán desde 1986. Con aquel elenco europeo ganó la liga yugoslava de 1987 y empezó a perfilarse como uno de los grandes valores del básquetbol balcánico. Un gigante de 2,16 metros capaz de dominar en la pintura tanto en ataque como en defensa, con total control de los rebotes ofensivos como defensivos. El interior ideal para la época.

La carrera de Drazen inició antes. Con tan sólo 15 años hizo su debut profesional junto al Sibenka Sibenik, el elenco de su ciudad natal. En 1984, tras cinco años de carrera y realizar el servicio militar, se sumó al Cibona de Zagreb. Lideró los cuatro años de dominio total del conjunto croata, tanto en Yugoslavia como en Europa. Ganó una liga (1985), tres copas nacionales (1985, 1986 y 1988), dos Copas de Europa (1985 y 1986), una Recopa de Europa (1987) y la Supercopa de Europa (1987). Para el momento que se cruzó con el de los Lakers, ya tenía pactada su llegada al Real Madrid de España.

El par sabía del otro por su innumerable cantidad de cruces profesionales, pero recién se reunieron en el seleccionado yugoslavo en 1988. Dusan Ivkovic, el entrenador del seleccionado, quería que el par se potencie de cara a los Juegos Olímpicos de Seúl. Así, los hizo concentrar en la misma habitación durante el período de preparación. Drazen era un chico únicamente enfocado en el deporte, Vlade era mucho más abierto.

El plantel, que también contó con otros históricos como Toni Kukoc, Zelko Obradovic y Dino Radja entre otros, hizo un trabajo extraordinario en suelo asiático. 4-1 en fase de grupos para avanzar a la etapa decisiva, 95-73 a Canadá en cuartos y 91-70 a Australia en semifinales. El único capaz de frenarlo de cara a la obtención del oro fue la URSS, que de la mano de Raimondas Marciulionis (21 puntos y 6 rebotes), se impuso por 76-63.

Antes de separarse tras la obtención de la medalla de plata, hubo tiempo para un último partido. Yugoslavia se midió con los Boston Celtics en las semifinales del McDonald’s Open 1986. El combinado de Massachussets venía de ser campeón de la NBA. Si bien el combinado europeo cayó ante uno de los mejores equipos de la historia, cada uno de los jugadores europeos despertó interés en los norteamericanos. Danny Ainge señaló que Drazen se parecía a Pete Maravich por su manera lujosa de jugar.

 

LA CONQUISTA DE EUROPA EN 1989

El EuroBasket de 1989 era un momento clave para Yugoslavia. El equipo necesitaba estar entre los cinco primeros para clasificar al Mundial de Argentina. Drazen Petrovic venía de un gran año con el Real Madrid, mientras que Vlade Divac había sido elegido como el mejor jugador de Europa. Así, el último finalista olímpico era el gran candidato al título. Como si todo esto fuese poco, el torneo se disputó en Zagreb, la capital croata.

Ante lo que por aquel entonces era su gente, Yugoslavia desplegó uno de los máximos niveles basquetbolísticos. Dino Radja recuerda en el documental de ESPN «Once Brothers» que nunca había formado ni volvió a formar de un mejor equipo, ni que tampoco vio algo similar. El equipo aseguró su plaza en el Mundial con una primera fase perfecta: 103-68 a Grecia; 98-78 a Bulgaria; y 106-89 a Francia. Ninguno de los tres juegos fue parejo.

Tampoco tuvo problemas en la definición: 97-80 a Italia en semifinales y 98-77 a Grecia, verdugo de la URSS, en la final. Yugoslavia ganó todos los partidos por doble dígito, mientras que el más parejo había tenido una diferencia de 17 puntos. Drazen Petrovic, con una media de 30 puntos por juego, fue seleccionado como el MVP del torneo, mientras que tres de los cinco integrantes del quinteto ideal fueron locales.

 

LA CAÍDA DEL MURO Y LA LLEGADA A LA NBA

La crisis en el régimen comunista se profundizó en 1989. El 9 de noviembre se dio la caída del muro de Berlín. A su vez, Croacia empezó a buscar su independización de Yugoslavia. Esto resultó en una gran cantidad de conflictos entre las dos naciones. Reavivó los incesantes cruces marcados entre ambos modelos de otras décadas.

Casualidad o causalidad, la crisis coincidió con la llegada de los dos grandes referentes del elenco yugoslavo a la NBA. Portland Trail Blazers ejecutó los derechos de Drazen Petrovic, quien había sido seleccionado con el 60° puesto del Draft 1986. Por su parte, un día después de ganar el EuroBasket, Vlade Divac viajó a Nueva York para el Draft de 1989. Jerry West, gerente general de Los Ángeles Lakers por aquel entonces, usó el 26° pick para hacerse con el oriundo de Belgrado.

El gran problema de ambos es que ninguno sabía hablar inglés. Así, afín de sobrevivir al gran choque cultural que padecían, mantuvieron charlas telefónicas constantemente. Uno encontró refugio en el otro mientras lidiaba con las problemáticas de adaptarse al estilo de vida estadounidense como a la máxima liga de básquetbol.

Divac tuvo la dicha de firmar con uno de los mejores equipos de la liga. Se volvió una atracción en Los Ángeles como también tuvo un acompañante de lujo en Magic Johnson. El máximo ídolo del conjunto lagunero lo apadrinó para que pueda disfrutar de sus primeros pasos en la NBA. En él encontró la plataforma que le dio equilibrio. Aprovechó para ser un suplente de lujo: 8,5 puntos, 6,2 rebotes, 1,4 tapas y 1,0 robos. Un complemento ideal para Mychal Thompson, quien se hizo cargo del puesto de pivote titular tras el retiro de Kareem Abdul-Jabbar. El serbio hizo méritos para ser seleccionado al quinteto ideal de novatos. El combinado angelino llegó a semifinales de conferencia en su primera campaña sin el creador del skyhook. 

Para Petrovic, esa transición fue mucho más complicada. Rick Adelman tuvo muchos problemas para comunicarse con él y ayudarlo a comprender el esquema táctico del combinado de Óregon. Como si esto fuese poco, era el suplente de Clyde Drexler, por lo que no tenía un gran rol en el plantel. A pesar de algunos puntos altos como su noche de 24 puntos ante los Sacramento Kings en el ocaso de la fase regular, no terminaba de convencer al entrenador para tener un mayor rol. Portland acabó llegando a las finales de la NBA, donde cayó ante los Bad Boys de los Detroit Pistons. Petrovic disputó apenas 29 de los 240 minutos de la definición.

 

Llegó el verano nórdico tras la consagración de los Pistons y así la prueba del Mundial de Argentina 1990. Yugoslavia quería su revancha en el gran escenario tras la caída en la definición de los Juegos Olímpicos de Seúl como revalidar la credencial de la conquista europea de 1989. El elenco supo soportar los grandes problemas dentro del territorio para mantenerse unido y pensar en el básquetbol. En Once Brothers, todos afirman que no hablaban al respecto para evitar conflictos internos. Cada uno aceptó jugar bajo el ala yugoslava.

EL GESTO DE DIVAC

 

Un túnel guía al regreso a aquel momento que debió ser feliz y de unión. Yugoslavia estaba en lo más alto del mundo. Había revalidado su conquista de 1989 y tenido su deseada revancha ante la URSS tras la caída en la definición de Seúl 1988. El equipo se supo mantener conectado a pesar del gran conflicto político previo al certamen. No había mancha en semejante página dorada.

De repente, Tomas Sakic, de 41 años, invade el estadio entre la algarabía de tantos otros que van al encuentro con los jugadores para tener un recuerdo. A diferencia de los otros, quien luego le confesó al medio Página 12 que es argentino, porta una bandera de Croacia y un bolso de fotógrafo. El emblema de sus padres, el orgullo de poder ver a su país (o al menos una parte de ella) coronarse en lo más alto del básquetbol. Su intención era encontrarse con Petrovic, pero Divac lo detiene. En una reacción desafortunada, le quita la bandera y la tira al suelo.

En contra de lo que dijeron los medios por aquel entonces, Sakic afirmó: «Me arrancó la bandera y después la recuperé. No la pisoteó, ni la escupió (como se dijo). Que haya tironeado la bandera era una ofensa, claro, una actitud irrespetuosa, pero no la escupió. Ahí se produjo el quiebre de la amistad entre Divac y Petrovic».

Drazen vio el tumulto y no comprendió qué sucedía. Preguntó a sus compañeros, que desde lejos tampoco pudieron observar lo sucedido. Al enterarse, todo se acabó. Si bien había un veto a tener cerca cualquier insignia a la que represente a Yugoslavia, ¿por qué no podía flamear una de las banderas que integraba al territorio? ¿Por qué sería más conveniente que no haya ninguna en vez de permitir la aparición de todas para poder enviar un mensaje de unión? Un listado de preguntas que no tenía fin invadió su cabeza, mientras miraba atónito y enfurecido a quién consideraba su hermano.

Desde entonces, como la decisión de ONU impidió la participación de Croacia en los siguientes tres torneos internacionales, se enfocó en su trayectoria NBA. Un año conflictivo en Portland y dos en los que fue el rey de los New Jersey Nets. Tristemente, aquella jornada agridulce en suelo argentino fue su última en los torneos de selecciones. Falleció el 7 de junio de 1993 producto de un accidente automovilístico en Denkendorf, Alemania, cuando iba camino a disputar el EuroBasket. El primer campeonato en el que Croacia se presentó fuera de lo que englobaba Yugoslavia.

¿QUIÉN ERA TOMAS SAKIC?

La entrevista de Página 12 con Tomas Sakic data el 15 de diciembre del 2017. El rosarino de padres croatas se encontraba viviendo en Santa Teresita, ciudad balnearia perteneciente al Partido de la Costa en Buenos Aires. A 326 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires, el territorio reúne a aproximadamente 15 mil personas.

Ante este apellido tan peculiar en suelo argentino y una ciudad tan pequeña, la búsqueda de Google «Santa Teresita Sakic» arroja titulares cuanto menos llamativos. La mayoría apunta a la presencia de Dinko Sakic, ex jerarca nazi responsable del genocidio de 600 mil personas en los campos de concentración de la ciudad de Jasenovac. Wikipedia resalta que falleció en 2008 en Zagreb, capital croata, aunque el Diario Clarín

La problemática se ahonda el 1 de abril del 2010 ante la aparición de pintadas antisemitas en las calles de Santa Teresita. Un proyecto de la cámara de Diputados de la Nación exige una profunda investigación sobre lo sucedido. Entre sus fundamentos manifiesta dentro del punto C una presunta conexión con la presencia del ex jefe nazi y señala en relación al conocimiento de su presencia en la ciudad: «12 años pasaron desde ese episodio hasta el 2010, año en que el 1° de abril, día que coincide con el tercero en la festividad de Pesaj, esa misma ciudad costera, Santa Terecita, amaneciera con cruces esvásticas y pintadas antisemitas».

Siete años más tarde, Tomas debió responder a la pregunta de Página 12 sobre si Dinko Sakic tiene alguna conexión familiar con él. Respondió: «No voy a hablar de eso… No hace falta». Vlade Divac, en Once Brothers, recordó lo que le dijo sobre la bandera de Yugoslavia: «Tu bandera es una mierda». Una reacción que marcó el triste desenlace de una de las grandes hermandades del básquetbol.

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